«La causa victoriosa complació a los dioses, mas la vencida a Catón» (Lucano, Farsalia, I.128-9).
viernes, 27 de noviembre de 2015
Tres Leyes de Hierro de la Política Argentina
El politólogo Carlos Acuña ha publicado una nota muy interesante en Página 12 de hoy: La elección de Macri: Paradojas y escenarios futuros. Sin duda, el autor no deja de expresar su opinión personal acerca del resultado. Aunque celebra "el fortalecimiento democrático que conlleva cada reiteración de elecciones transparentes y pacíficas", sostiene que se trató de un "domingo de mierda".
Sin embargo, lo que más nos interesa en este blog, como no podía ser de otro modo, es la teoría política del autor antes que sus sentimientos. En efecto, en esta nota el autor sostiene que la victoria de Macri arroja "dos grandes paradojas". La primera paradoja consiste en que "el kirchnerismo logró su objetivo de colocar a Macri como su 'contra-opción', aunque al subir al ring lo hizo con pies de barro". La segunda paradoja consiste en que "Macri –inesperadamente victorioso en el ring en el que en gran medida lo colocó el kirchnerismo como principal contrincante– recupere la lógica de construcción política 'transversal'".
En realidad, el autor puede hablar de "paradojas" pero solamente en el sentido débil de que se trata de hechos que van contra la opinión común, ya que pocos creían que Macri tenían probabilidades de ganar y quizás pocos creían en que Macri apelara a la "transversalidad". En un sentido fuerte o filosófico, en cambio, se habla de "paradojas" solamente cuando la proposición en cuestión es absurda o contradictoria, como si creyéramos a la vez que (a) 2 + 2 = 4 y (b) 2 + 2 = 5, a la vez. En el sentido fuerte de la expresión, la victoria de Macri entonces no es paradójica, a menos que supusiéramos que el kirchnerismo no podía perder la elección, lo cual suena ligeramente soberbio. A lo sumo, la victoria fue contra la opinión común (aunque suponemos que no pocos kirchneristas deben haberse hecho la misma pregunta que se hizo Braga Menéndez acerca de si Cristina quería sinceramente ganar las elecciones: click). Otro tanto se aplica a la construcción de una política transversal, que tiene muy poco de absurdo cuando el partido predominante en nuestro país es el peronismo y a alguno se le ocurre desafiarlo electoralmente. Se trata del único camino razonable.
Asimismo, llama la atención que la nota haga referencia a que la de Macri es la "la primera victoria electoral de un partido conservador", lo cual supone que el peronismo que acompañara a Menem en sus dos períodos electorales, particularmente el segundo, no había sido conservador. Evidentemente, el autor no cree que el menemismo haya sido un fenómeno de carácter conservador. Nos despierta curiosidad cómo describe entonces el autor al peronismo. Quizás considera que se trata de un fenómeno precisamente paradójico en el sentido fuerte o filosófico ("el peronismo es de derecha y de izquierda a la vez"), y/o como un puchero a la española, para parafrasear a Aníbal Fernández.
Es curioso también que el autor crea que la debilidad kirchnerista en esta última elección se debió a "diversas razones, que van desde la complicación de condiciones internacionales, medios periodísticos con sistemática y destructiva manipulación pública, limitaciones institucionales al momento de seleccionar candidatos, hasta su propio accionar muchas veces rígido e intolerante; cada uno asignará diversa relevancia a gusto y piacere". Tales razones están al borde de ser tautológicas o contraproducentes para explicar la derrota, ya que se trata de razones que acompañan a cualquier candidatura y/o resultado electoral. Por otro lado, hablar de "complicación de condiciones internacionales" sugiere que cuando el kirchnerismo ganó las elecciones lo hizo por aquel famoso "viento de cola" internacional, tantas veces negado por el kirchnerismo. De hecho, también es revelador que el autor haga referencia a la "buona fortuna" maquiaveliana, pero solamente en relación a Macri, no al kirchnerismo.
Ahora bien, así como propone dos "paradojas", simétricamente el autor menciona dos leyes "de hierro de la política argentina": (1) "en elecciones libres gana el peronismo" (rota por Alfonsín en 1983, como bien nos recuerda el autor, pero además no hay que olvidar el papel de la dictadura militar inmediatamente anterior a dicha elección), y (2) "en Argentina está fuera de lo posible que fuerzas conservadoras puedan acceder al gobierno con legitimidad democrática propia", rota según el autor por la victoria de Macri, aunque no, curiosamente por las victorias de Menem mencionadas más arriba.
Para culminar, nos atrevemos a ofrecer una tercera ley de hierro de la política argentina: (3) "cuántas cagadas se tiene que haber mandado un partido peronista para, luego de haber sacado el 54 % de los votos en la anterior elección presidencial, perder la Provincia de Buenos Aires y la Nación a la vez, contra una alianza básicamente improvisada, sin que medie una dictadura militar". La gran duda entonces si la victoria de Macri se debió a que hay muchos más pobres de los que el actual Gobierno quiere reconocer, o a que, como solía decir el Gobierno, en realidad la pobreza en este país es del 5 %, y el resto es de clase media o alta. Cuando tengamos los datos vamos a saber quién tenía razón, al menos respecto a la pobreza.
domingo, 15 de noviembre de 2015
No es lo mismo
La Causa de Catón, tal como lo muestra su nombre y su muy modesta trayectoria de un breve tiempo a esta parte, es un blog que defiende la causa republicana, esto es, la causa perdida. Sin embargo, en esta ocasión, en vísperas del primer debate presidencial de nuestra historia y a una semana de la segunda vuelta que definirá estas elecciones, nos complace enormemente anunciar públicamente que el candidato que apoyamos sin reservas no solamente representa acabadamente los ideales republicanos sino que tiene muchas probabilidades de triunfar.
Por si hiciera falta decirlo, ese candidato es Daniel Scioli. Nadie mejor que él representa decíamos el ideario republicano: el anti-personalismo y el combate contra la dependencia de las personas, la virtud cívica, la guerra contra la corrupción, la transparencia en la administración de los bienes públicos, el Imperio de la Ley, en fin, en una palabra, el principismo que no claudica aunque vengan degollando: siempre la misma posición.
Hace tiempo que queríamos hacer público nuestro apoyo, sobre todo debido a la insidiosa campaña llevada adelante por gente que se considera de izquierda, como por ejemplo el trotskismo, que trata de instalar maliciosamente en la opinión pública la idea según la cual Scioli y Macri, políticamente hablando, son básicamente lo mismo, y por lo tanto el voto en blanco es la mejor opción. Hablamos de “gente que se considera de izquierda” obviamente porque en nuestro país al menos la “ultra-izquierda”, como es de público conocimiento, es la posición de la Presidenta de la Nación.
Nuestra decisión de salir del clóset fue tomada esta misma mañana gracias a la nota que publicara Hernán Brienza, este modelo de intelectual comprometido, de integridad y desinteresado apego por las ideas. Nuestros lectores conocen nuestra debilidad por Brienza (dos botones de muestra: la Ley de Brienza y la Ontología de Brienza) y es por eso que, como se suele decir en inglés, vamos a sacar una hoja del libro de Brienza, por no decir que vamos a reproducir casi textualmente sus irrebatibles argumentos no tanto en contra de Macri, sino directamente a favor de Scioli.
Dicho sea de paso, nos permitimos inquirir acerca de por qué Brienza dice “Por qué no voto a Macri” (por qué no voto a Macri) en lugar de sostener a voz en cuello: “Por qué voto a Scioli”. Algún purista de la lógica podría sostener que del hecho que alguien no vote a Macri no se sigue necesariamente que deba votar a Scioli. Sin embargo, vamos a concederle esa premisa a Brienza y vamos a reformular sus argumentos a favor de Scioli.
1. “La primera razón es estrictamente afectiva”. “Todos los votos son de tipo afectivo, a no engañarse”. Los que votan a Scioli, entonces, “lo hacen o porque son como él o porque les gustaría ser como él”. Que nos perdone Horacio González, pero a nosotros “nos gusta lo que Scioli significa en términos sociales, culturales, económicos y políticos”. Además, los "funcionarios y seguidores" de Scioli nos representan personalmente.
2. A diferencia de lo que sucede con Macri y su familia, jamás un miembro de la familia Kirchner generó su riqueza "a costa del Estado argentino”, ni se benefició del régimen económico de la última dictadura militar.
3. La de Scioli en la Provincia de Buenos Aires ha sido la mejor gestión de la rica historia que tiene la Provincia (como bien dijera Hebe de Bonafini: "hizo mierda la provincia, pero hay que votarlo sí o sí"; no entendemos el "pero" en esta proposición, aunque estamos totalmente de acuerdo con ella). De hecho, precisamente debido a sus administraciones, el peronismo jamás ha sido derrotado en dicha Provincia en elecciones libres y democráticas y no lo será, al menos en la medida en que no tenga lugar un cataclismo como una dictadura militar.
4. A diferencia de lo que sucede con el macrismo, el kirchnerismo jamás estuvo infectado por economistas liberales ni por miembros de la así llamada “Alianza”, verdadero símbolo del fracaso a finales de los noventa, a los que no nadie quiere volver.
5. En cuanto al plan económico, quizás sea nuestra única duda. No tenemos idea de si Scioli va a llevar adelante un plan menemista, kirchnerista, o sciolista, quizás más sciolista que nunca como le gusta decir a nuestro candidato.
La cuestión es que Scioli no es lo mismo que Macri: "hay gente que trata de confundirnos pero tenemos corazón que no es igual, lo sentimos... es distinto".
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