martes, 29 de mayo de 2012

La Angustia de los Días y las Turbulencias de un Tiempo que reclama nuevas Ideas




« Así como hay jergas que en su condición de idiolecto permiten las rápidas conversaciones políticas, pero producen cierres litúrgicos de la lengua, también hay discursos políticos que parecen ser de circunstancias y no lo son. No lo son estos discursos presidenciales, que traducen la angustia de los días y las turbulencias de un tiempo que reclama nuevas ideas. Cierto, vienen arropados por el cruce inmediato con los pellejos y residuos del agitado horizonte actual. Pero sus listones internos hablan explorando conceptos inesperados y reconocibles. Con ataduras intempestivas y vocabularios que surgen de imaginar nuevas explicaciones para el pasado, sin reiterarlo míticamente. Ante la infecunda inmediatez del habla política cuando se vuelve rutinaria (que es lo que nos llevaría a perder frescura y libertad en la opinión) debemos reencontrar en el discurso el tiempo de los grandes panoramas históricos, con sus largos ciclos y sus espesuras puntuales, dramáticas » (fuente).

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