Para los cientificistas que nuncan faltan y que defienden el desencantamiento del mundo y la irrelevancia de los deseos en las explicaciones causales:
Una junta médica reunida ayer en el Vaticano reconoció el carácter milagroso de la curación de un niño, atribuida a la intercesión del cura José Gabriel Brochero, que está ahora a un paso de ser declarado beato.
Se trata del total restablecimiento de un niño que hace diez años sufrió un accidente grave en Córdoba, con paros cardiorrespiratorios serios y prolongados, y que mejoró sorpresivamente tras las oraciones "en favor de la vida" encomendadas al cura Brochero, uno de los 44 argentinos que están camino a la santidad.
"Siete médicos tenían que confirmar si el tema superaba a la ciencia. Es un paso muy importante", explicó a LA NACION, desde Roma, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, que desde hace cuatro años conduce la diócesis por donde transitó el padre Brochero e impulsor de la causa de beatificación.
El veredicto de la junta médica, constituida por la Congregación Pontificia para las Causas de los Santos, fue por unanimidad. Ahora deberá ser analizado, quizás en septiembre, por una comisión de teólogos y otra de obispos y cardenales. Se estima que antes de fin de año el Papa podría proclamar la beatificación.
Con su clásica imagen a lomo de mula y vestido con poncho, atravesando el valle de Traslasierra, Brochero es conocido como el "cura gaucho" y muchos en la Iglesia lo consideran modelo de sacerdote. Nacido en 1840 en Santa Rosa del Río Primero, durante más de 50 años cruzó las sierras de Córdoba para asistir enfermos, salvar vidas, contribuir al desarrollo de la región y llevar la palabra de Dios en medio de dificultades.
Promovió una casa de retiros, por la que pasaron más de 70.000 fieles, en la ciudad que hoy lleva su nombre: Villa Cura Brochero, pegada a Mina Clavero. Creó una escuela para niñas, construyó caminos e impulsó la extensión del ferrocarril, entre otras obras. Murió en 1914, enfermo de lepra, contraída luego de visitar a un enfermo y compartir unos mates, en plena misión pastoral.
A fines de 2008, tras analizar con expertos médicos locales la presunta curación milagrosa, el padre Julio Merediz, vicepostulador de la causa de beatificación de Brochero, pidió al arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, que constituyera un tribunal para estudiar el caso. Las normas canónicas indican que el proceso debe abrirse en el lugar donde ocurrió el presunto milagro.
Concluido el trabajo del tribunal, el 18 de abril de 2009 monseñor Olivera presentó la caja lacrada con el proceso desarrollado en Córdoba a la Congregación para las Causas de los Santos, que comenzó a analizar el caso con detenimiento y lo derivó a dos peritos médicos "ex oficio", que debían estudiarlo por separado y expedirse favorablemente para que estuviera en condiciones de ser examinado por la junta médica.
Así lo hicieron, y ayer, tras rigurosos trámites en la congregación pontificia, como la traducción de las pruebas testimoniales y documentales, el caso fue analizado por la junta, que integra el doctor Patrizio Polisca, presidente de la comisión de juntas médicas y médico del Papa.
La noticia fue recibida con alegría en Villa Cura Brochero y en localidades vecinas. En los días previos hubo vigilias de oración desde Cruz del Eje hasta Villa Dolores y en las parroquias de la diócesis se rezó ayer, a las 5, el "rosario de la aurora" para rezar por el patrono del pueblo.
La actividad de Brochero, en los tiempos posteriores a la organización nacional, quedó reflejada en los diarios de la época. Así lo detalla la investigadora Liliana de Denaro en su libro La faceta periodística del cura Brochero, publicado por el Centro de Estudios Brocherianos. Se dejan constancias de que se adelantó a las ideas de su tiempo y a los métodos pastorales y misioneros.
Se describen allí innumerables anécdotas, como las gestiones que hizo ante el presidente Juárez Celman para pedir el indulto del criminal Santos Guayama y darle oportunidad de regenerar su alma en la casa de ejercicios espirituales. Pero no pudo evitar que Guayama fuera fusilado.
En otra ocasión, cruzó con su mula el río Panaholma, que estaba crecido y amenazante, para dar auxilio espiritual a un enfermo grave. Le vendó los ojos a la mula y le dio para adelante. "Cualquier día voy a permitir que el diablo me lleve un alma", contó al explicar su actitud.
En la presentación del libro, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, lo definió en tres dimensiones: "Amó a su gente, se adelantó al Concilio y supo usar a los medios".
La Argentina cuenta ya con un santo -San Héctor Valdivielso Sáez- y siete beatos: Ceferino Namuncurá, Laura Vicuña, el enfermero salesiano Artémides Zatti y las religiosas María Ludovica de Angelis (creadora del Hospital de Niños de La Plata), María del Tránsito Cabanillas, Nazaria Ignacia March y María Crescencia Pérez, que será proclamada oficialmente el 17 de noviembre próximo. A ellos se suman más de 30 laicos, sacerdotes y religiosas que están en las instancias previas, como el recordado cardenal Eduardo Pironio, el padre Luis María Etcheverry Boneo y el empresario Enrique Shaw, entre otros..
En otra ocasión, cruzó con su mula el río Panaholma, que estaba crecido y amenazante, para dar auxilio espiritual a un enfermo grave. Le vendó los ojos a la mula y le dio para adelante. "Cualquier día voy a permitir que el diablo me lleve un alma", contó al explicar su actitud.
En la presentación del libro, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, lo definió en tres dimensiones: "Amó a su gente, se adelantó al Concilio y supo usar a los medios".
La Argentina cuenta ya con un santo -San Héctor Valdivielso Sáez- y siete beatos: Ceferino Namuncurá, Laura Vicuña, el enfermero salesiano Artémides Zatti y las religiosas María Ludovica de Angelis (creadora del Hospital de Niños de La Plata), María del Tránsito Cabanillas, Nazaria Ignacia March y María Crescencia Pérez, que será proclamada oficialmente el 17 de noviembre próximo. A ellos se suman más de 30 laicos, sacerdotes y religiosas que están en las instancias previas, como el recordado cardenal Eduardo Pironio, el padre Luis María Etcheverry Boneo y el empresario Enrique Shaw, entre otros..
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