martes, 27 de noviembre de 2012

Romanticismo político





El vicegobernador de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, volvió a manifestarse en duros términos en contra del proyecto presidencial del gobernador Scioli y calificó ese plan como un "capricho" en declaraciones a la radio La Red (fuente). Un primer argumento mencionado por Mariotto en defensa de su crítica a Scioli es que sus aspiraciones presidenciales perjudican "la acción y la construcción política e institucional". Algo sibilinamente, sin embargo, sostuvo además que "uno no se puede encapricharse con un lugar, y después querer forzar el destino a que si se cumple con ese capricho, el proyecto es bueno, y si no se cumple, el capricho es malo". Quizás, de este modo, mostró su desconfianza respecto de las explicaciones teleológicas de la historia, o lisa  y llanamente la fuente se equivoca al transcribir su declaración.

Sea como fuere, es el segundo argumento que Mariotto invocó en contra de las aspiraciones de Scioli el que más nos llama la atención, particularmente por sus proyecciones filosófico-políticas. En efecto, según Mariotto: "Con banda o sin banda, la que conduce y conducirá el movimiento es la presidenta Cristina Fernández de Kirchner". A primera vista se trata de una manera de hacer en claro que la interna kirchnerista en el camino hacia las elecciones presidenciales será decidida por Cristina. Y como parte de este argumento, creemos, el vicegobernador aseguró que sea quien fuere el que ocupe la Presidencia de la Nación desde diciembre de 2015, "el amor del pueblo lo tiene la Presidenta" (click).

Con lo cual se abren los interrogantes. ¿Cree Mariotto que "el amor del pueblo" es independiente de los resultados electorales? Mariotto podría responder que sí, ya que por más que el pueblo amara a Cristina, sin reforma de la constitución ese amor no puede ser expresado electoralmente. Pero no van a faltar los que sostengan que el amor del pueblo, en todo caso, debe seguir a la constitución vigente. Es más, no pocos van a sostener que el amor del pueblo o bien se expresa electoralmente (en cuyo caso el segundo argumento de Mariotto es absurdo), o bien es irrelevante. De todas formas, el romanticismo político de Mariotto va de la mano con la concepción declarativa neo-rousseauniana del kirchnerismo según la cual aunque el kirchnerismo obtuviera el 1% de los votos, seguiría siendo la expresión de la voluntad general, o, por qué no decirlo, de la voluntad popular (click). Pensándolo bien, es obvio que el amor todo lo vence, y que no depende de un resultado electoral.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Otro Ladrillo en el Muro




Nos han pedido que difundamos la información siguiente. Hagan sus reservas con anticipación, porque se agotan.


El Área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella invita al Panel  “La educación indisciplinada”, el viernes 30 de Noviembre a las 18 en Miñones 2177. Será  una oportunidad  para pensar la Educación entre disciplinas con el aporte de nociones y conceptos que  afectan el territorio de lo educativo, que incluye pero no se agota en lo escolar, y que provienen de lenguajes diversos: la filosofía, el derecho, el psicoanálisis, la antropología, la pedagogía. La actividad es de interés para egresados de carreras de grado del campo específico de la educación como de  campos colindantes, involucrados e implícitos (psicología, antropología, derecho, trabajo social, psicopedagogía, medicina, entre otros) y también para profesionales que se desempeñan en instituciones que sostienen ofertas educativas, culturales y programas sociales.

Expositores:

Norma BARBAGELATA: Rebeldías y obediencias, ¿Cuestiones edípicas?
Gabriela DIKER: ¿Pensar entre disciplinas?
María Laura MENDEZ: Cruces entre Antropología y Educación
Graciela FRIGERIO: Lo que necesita más de una lengua para pensarse
Andres ROSLER: Los límites de la educación

Breves CV de los expositores

Graciela FRIGERIO: Doctorat en Sciences de l´ Education. Université de Paris V. Sorbonne. Directora del Doctorado en Educación de la Universidad acional de Entre Ríos.

Andres ROSLER: Doctor en Derecho (Oxford). Profesor de Filosofía del Derecho en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Investigador del CONICET.

Norma BARBAGELATA: Licenciada en Filosofía, Universidad Nacional del Rosario. Licenciada en Psicología, Universidad Central de Barcelona.

Gabriela DIKER: Doctora en Educación, (Universidad del Valle, Colombia). Estancia post-doctoral en la Universidad de Valladolid, España (Fundación Carolina). Investigadora docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento

 María Laura MENDEZ: Lic. en Antropología UBA, Dra. en Educación UNER. Docente e investigadora de la Fac. de Psicología UBA hasta 2007. Docente e investigadora Fac. de Cs. de la Educación UNER.

Más información: http://www.utdt.edu/ver_evento_agenda.php?id_evento_agenda=1262&id_item_menu=5422.

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Hasta cuándo, Clarín, abusarás de nuestra paciencia?




Ayer habíamos leído en La Nación algo que nos había llamado la atención, y pensamos que era una exageración por no decir una mentira de ese diario. En efecto, según el diario de los Mitre "el senador del Frente para la Victoria, Marcelo Fuentes" había acusado al grupo Clarín de "cometer delito de sedición" debido a "las presentaciones judiciales contra la ley de medios". Sin embargo, según Tiempo Argentino La Nación tenía razón. De hecho, el senador kirchnerista e integrante del Consejo de la Magistratura Marcelo Fuentes calificó la conducta del Grupo Clarín como "sedición". En realidad, Alak lo avaló ya que en declaraciones televisivas, explicó que hay "sectores que se alzan contra la Constitución, que faculta al Congreso a sancionar leyes", y esos sectores obviamente tienen que ver con o son el grupo Clarín.

Es obvio que Clarín quiere demorar y si pudiera evitar que su monopolio sea alcanzado por la nueva ley. Sin embargo, no nos queda claro por qué de ahí se sigue que la interposición de una medida cautelar sea sediciosa, y mucho menos nos queda claro cómo un abogado (suponemos que Fuentes y Alak lo son) pueda pensar algo semejante. La cuestión entonces es: ¿cómo puede alguien cometer el delito de sedición mediante la interposición de un escrito judicial? La figura de la sedición está contenida en el art. 229 del Código Penal, y lo que más se aproxima a lo que estos dos funcionarios tienen en mente es "impedir, aunque sea temporalmente, el libro ejercicio de... [las] facultades legales [del gobierno nacional o de un gobierno provincial] o su formación o renovación en los términos y formas establecidas en la ley". Quizás podrían invocar asimismo el art. 230, el cual se refiere a "los que se alzaren públicamente para impedir la ejecución de las leyes nacionales o provinciales, cuando el hecho no constituya delito más severamente penado por este código". Vale aclarar que los sediciosos hoy tienen suerte. Mientras que en la era republicana en Roma, cuenta Cicerón, "Cato Graco, de padre, abuelo y antepasados ilustres, fue muerto a causa de ciertas sospechas de sedición" (Catilinaria I.4), y nos recuerda que el Senado podía ordenar por un decreto matar al instante a cualquier ciudadano (I.4), hoy nadie puede ser castigado sin condena y la pena es de uno a seis años o uno a cuatro años, respectivamente (arts. 229 y 230).

Ahora bien, una medida cautelar es tan sediciosa como lo puede ser el control judicial de constitucionalidad. Entendemos las serias dificultades contramayoritarias como se suele decir ahora de dicho control, por no decir el déficit político o representativo del mismo. Sin embargo, tanto la una como el otro son parte del derecho argentino y por lo tanto, por definición, mal pueden ser consideradas sediciosas. Suena a una broma anarquista decir que el derecho puede ser sedicioso. Y el kirchnerismo difícilmente quiera tener que ver con una broma anarquista.

Una explicación es que Fuentes y Alak hayan leído últimamente la EXCELENTE edición de Hydra de los Elementos Filosóficos de Hobbes (usualmente conocidos como De Cive) en la cual reza que del "odio y la envidia... nace[] la sedición" (p. 177), y dado que Clarín odia y quizás envidia al gobierno, por eso comete sedición. Otro tanto se aplica a la descripción que hace Hobbes de "la lengua del hombre" como "una especie de trompeta de... sedición" (p. 178). Clarín, de hecho, a su modo, es una especie de trompeta sediciosa [lindo nombre para un blog: "La Trompeta Sediciosa"], o al menos un instrumento de viento, pero de ahí tampoco se sigue que cometa sedición. Quizás sea más conveniente citar el pasaje en el que Hobbes narra que "los sediciosos... suelen disertar en contra del poder absoluto" (p. 192), y por lo tanto inferir que Clarín comete el delito de sedición por disertar en contra del poder absoluto. El problema en tal caso, obviamente, sería que hasta los miembros de la Corte Suprema incurrirían en dicha conducta criminal, ya que siguiendo a la Constitución suelen tomar decisiones que van en contra del poder absoluto.

Otro tanto sucedería si Alak y Fuentes apelaran al cap. XII que de hecho está dedicado enteramente a la sedición, ya que para dicho capítulo son sediciosas las siguientes opiniones (sin contar que para nuestro derecho penal una opinión en sí misma difícilmente pueda ser delictiva): "el juicio del bien y del mal pertenece a los individuos" (acá, nos parece, somos todos peronistas al respecto), "es un pecado obedecer al príncipe" (la desobediencia civil es reconocida por la Corte), "el tiranicidio es lícito" (los tiranicidas están libres ), "el poder soberano está sujeto a las leyes civiles" (v. supra), "el poder soberano puede [ni siquiera tiene que!] ser dividido" (sin comentarios), "la propiedad pertenece a los ciudadanos individuales" (quizás esto sea lo que más convenga al Gobierno).

Por lo demás, la descripción que Hobbes cita de Salustio sobre Catilina (de quien Cicerón estaba tan cansado como el Gobierno lo está de Clarín) podría usarla el Gobierno en contra de Clarín: "tenía suficiente elocuencia, pero poca sabiduría" (p. 252). Y Hobbes mismo advierte que "muchos de los que están bien dispuestos hacia el Estado cooperan por ignorancia en disponer los ánimos de los ciudadanos a favor de las sediciones, mientras insinúan a los adolescentes en las escuelas y a todo el pueblo desde las cátedras una doctrina conforme a las opiniones [sediciosas] mencionadas" (p. 253). La diferencia, por supuesto, es que Clarín no es sedicioso por ignorancia sino deliberadamente.

Una última, y quizás única, explicación consiste en que Alak y Fuentes entienden "alzarse" en términos muy amplios, lo cual permite de hecho que haya perros e incluso hombres adultos alzados, como se suele decir, aún más que muchos recién nacidos. Todas estas dificultades se resolverían fácilmente con una reforma del código penal que incluyera el delito de la sedición legal (con variedades quizás, cautelar, constitucional, etc.). Quizás nos debamos un debate al respecto, como diría la pluma forsteriana, un debate medular, decisivo, fundamental, nuclear, esencial, definitivo. Si vamos a reformar la constitución, quizás también sea el tiempo de un nuevo derecho penal.

martes, 20 de noviembre de 2012

La Formación de Conceptos en Ciencias sociales


Varias voces kirchneristas, incluyendo la de la Presidenta de la Nación tweet mediante, están haciendo referencia a un reciente informe del Banco Mundial para indicar la duplicación de la clase media en Argentina en el período 2003-2009. Como muestra, baste el muy reciente y siguiente botón. Hoy, Luis Bruschtein comienza su nota en contra del paro en Página 12 diciendo que "El Banco Mundial, cuyos técnicos no son muy amigables con la heterodoxia económica del Gobierno, acaba de difundir un estudio donde informa que en esta década, a pesar de la inflación y de cualquier otra penuria que se pueda alegar, la clase media se duplicó en Argentina" (click).

El kirchnerismo tiene razón, creemos, al señalar que el Banco Mundial, por así decir, no es el INDEC. Sin embargo, de ahí no se sigue que todo lo que dice el Banco Mundial sea palabra santa y mucho menos pueda ser usado en defensa del kirchnerismo. En realidad, las conclusiones que se extraen respecto del crecimiento de la clase media sobre la base del último informe del BM dependen de lo que el BM entiende por "clase media". Y aquí entramos en el pedregoso terreno de los conceptos en ciencias sociales. La boutade de Nietzsche sigue siendo relevante: sólo es definible aquello que no tiene historia, de ahí que exista una definición de triángulo pero no, por ejemplo, de Cristianismo. Sin embargo, a pesar de que no hay en sentido estricto definiciones en ciencias sociales, sí existen conceptos que pueden ser más o menos útiles. Ciertamente, estas caracterizaciones a menudo son verdaderas estipulaciones ya que no son descripciones neutrales sino que incluyen cierta valoración, tal como Max Weber lo indicara famosamente hace tiempo. Para determinar la utilidad del concepto hay que ver adónde nos conduce su uso, y el caso de la concepción de clase media empleada por el BM es un excelente ejemplo. Según el BM la clase media comienza, por así decir, con un ingreso de 10 dólares por día, y se extiende hasta los 50 dólares por día. En otras palabras, para el BM, a unos 5 pesos por dólar, alguien que gana 1500 pesos por mes es de clase media (creemos que la cuestión no cambia con un dólar a 6 pesos).

La inexorable y no menos increíble conclusión es que podemos inferir según un informe reciente de Revista XXIII que en Argentina existen cartoneros de clase media (recordemos que la actividad cartonera fue un producto de la política menemista, pero que ningún gobierno posterior ha logrado revertir). En efecto, según esta revista, "Los cartoneros formalizados tienen un incentivo laboral de 1.100 pesos a cambio de cumplir normas como no trabajar con chicos y dejar la zona de trabajo limpia. El sueldo del recuperador se conforma con ese incentivo sumado al material que vende, que semanalmente ronda los 400 pesos" (click). Además, alguien que recibiera cincuenta monedas de un peso por día en la calle delante de una Iglesia, supongamos de manera sostenida, entonces se convertiría en un miembro de la clase media según el estándar del BM, en cuyo caso en Argentina puede haber gente que vive de la limosna y es de clase media. Estamos a un paso de la extraordinaria contradicción: pordioseros de clase media. Todavía no salimos del asombro que alguien crea que hay gente de clase media que no tiene trabajo, no paga impuestos, vive de lo que el Estado puede ofrecerle. No vamos a referirnos al caso de los cuidacoches, ya que según este estándar Argentina podría llegar a tener cuidacoches ABC1 sobre todo los días de recitales en River o superclásicos.

Nótese que el problema de la caracterización del concepto de clase media es independiente de su valoración. Alguien puede ser comunista o capitalista, enemigo jurado de la clase media o su más ferviente admirador, pero ninguna de estas actitudes, puede afectar a la absurdidad de creer que la clase media comienza a los 50 pesos por día. No vamos a entrar en el detalle de qué puede hacer alguien con cincuenta pesos por día, porque eso sería ir en busca de una risa fácil.

Lo que no da risa es que haya gente que incluso ocupa cargos públicos de suma importancia pero que ha perdido, por lo menos, el sentido común. Algo habíamos mencionado sobre cómo el kirchnerismo, como las ideologías en general, funciona de manera coherentista y eso explica su permanencia (y no hay que olvidar la inexistencia de oposición a este respecto) a pesar de que sus fundamentos son endebles (click). Quizás una conclusión sea que no existen fundamentos. Sin embargo, el siguiente sketch de Monty Python ("Four Yorkshiremen"), como suele pasar, es mucho más serio sobre el uso de conceptos como el de clase social, y en contraposición al Banco Mundial, y a la alegría kirchnerista que despertó, aporta un mínimo de sentido común.



lunes, 19 de noviembre de 2012

Siempre se puede estar peor


En una época en la que el país se desangra por la fuga de divisas, y en la que el gobierno se ha fijado como política pública prioritaria evitar el atesoramiento de dólares, sin embargo a plena luz del día y a pesar de la prohibición imperante, hoy pudimos advertir mientras recorríamos las calles Florida y San Martín a la mañana (merced al constante pregón "cambio" que era vociferado no exagero cada veinte metros por lo menos, es decir unas cinco veces por cuadra) que uno puede comprar dólares para atesorar (o para cualquier cosa) en todo el microcentro, incluso delante del Banco Central. ¿Hay otros países en los que se goce de una libertad igual (por no decir más) que acá?

Para poner las cosas en perspectiva, recordábamos una entrada anterior del blog en la que Lon Fuller, en el capítulo final de The Morality of Law, "Una réplica a mis críticos", agregado en la segunda edición de 1969, a los efectos de probar lo que él denominaba la moralidad interna del derecho, cuenta que a comienzos de los años sesenta del siglo pasado, "el problema de los delitos económicos (incluyendo transacciones ilegales en monedas extranjeras) había claramente alcanzado tales proporciones en Rusia que las autoridades soviéticas decidieron que drásticas medidas en su contra eran necesarias. De manera acorde, en mayo y julio de 1961 se sancionaron leyes que sometían tales delitos a la pena de muerte. Estas leyes fueron entonces aplicadas retrospectivamente y hombres condenados fueron muertos por actos que, aunque no eran legales cuando los habían cometidos, no estaban sujetos entonces a la pena de muerte" (p. 202; en la nota, Fuller refiere a un artículo de un joven Harold Berman sobre el tema, creemos el mismo que luego escribiera el celebrado: Law and Revolution. The Formation of the Western Legal Tradition). Fuller cuenta que los abogados soviéticos en general estaban en contra de esta política, entre otras cosas porque ponía en cuestión la posibilidad misma de obedecer al derecho.

A veces nos quejamos sin saber la suerte que tenemos. Podemos comprar dólares a pesar de que está prohibido hacerlo, los podemos comprar en plena calle, en la misma cuadra del Banco Central, e incluso el gobierno, a pesar de que solemos achacarle lo contrario, muestra su predisposición al diálogo con quienes están en desacuerdo al negociar con los que violan sistemáticamente la prohibición de operar con divisas al venderlas en el mercado paralelo. Siempre se puede estar peor, tal como nos lo recuerda esta famosa escena de "El Joven Frankenstein" (1974) de Mel Brooks:

- Qué trabajo asqueroso
- Podría ser peor.
- ¿Cómo?
- Podría llover.


lunes, 12 de noviembre de 2012

El Kirchnerismo y el Tricentenario de Rousseau




En 2012 se conmemora el tricentenario del nacimiento de Rousseau, y quizás por eso en los últimos días dos reconocidos kirchneristas parecen evocar, a su modo, dos creencias políticas características de Rousseau, que corresponden a lo que podríamos caracterizar como la tesis soberana de la política.

En primer lugar, el psicoanalista y consejero cultural de la embajada argentina en España, Jorge Alemán, esta semana sostuvo en Página 12 que "El pueblo transforma a la historia, la masa hace que vuelva lo de siempre. Nunca se sabe de entrada cuándo actúa el pueblo y cuándo actúa la masa, sólo a posteriori, en sus efectos y consecuencias podemos concluir cuál fue el sujeto en cuestión. De esta forma, cuando se ganó aquel día por el 54 por ciento, y cuando designamos con razón nuestra experiencia como popular, siempre recuerdo que se trata de una causa que no es susceptible de contabilidad alguna y que tendría mi apoyo aunque tuviera el uno por ciento de los números" (click).

Alemán, sutil y elegantemente, parece referirse a un conocido pasaje del Contrato Social (IV.2), y lo hace doblemente. En dicho pasaje Rousseau se pregunta cómo reconocer la voluntad general, la voluntad del pueblo. La respuesta es que "cada uno dando su sufragio dice su opinión sobre ello, y del cálculo de los votos se saca la declaración de la voluntad general. Cuando entonces la opinión contraria a la mía prevalece, eso no prueba otra cosa que yo me había equivocado, y que lo que yo estimaba ser la voluntad general no lo era. Si mi opinión particular hubiera prevalecido yo habría hecho otra cosa de lo que hubiera querido, y es entonces que yo no habría sido libre". De ahí que, como bien dice Alemán, y he aquí la primera referencia, sólo "a posteriori" puede uno enterarse de cuál era la opinión popular, y de ahí la referencia al no menos famoso 54 % con el que los kirchneristas suelen empezar o terminar sus oraciones. Pero si Alemán tiene razón en señalar el papel de la mayoría en la determinación de la voluntad del pueblo, se contradice al sostener que la causa del pueblo es tal "que no es susceptible de contabilidad alguna" y que tendría su "apoyo aunque tuviera el uno por ciento de los números". Si no son los números los que mandan, entonces el 54 % es completamente circunstancial (y de hecho hasta Menem ganó un par de elecciones, la segunda sin engañar a nadie), y es sólo a priori, para seguir la terminología de Alemán, que se debe determinar dónde está la voluntad general. Ahí, la cuestión es quién tiene razón, no quién saca más votos.

La segunda referencia de Alemán es que su contradicción tiene un muy egregio antecedente, ya que a Rousseau le pasa algo parecido. Rousseau en el mismo párrafo, inmediatamente antes de suscribir a una concepción cuantitativa o constitutiva de la voluntad general, sostiene una concepción cualitativa o declarativa de la voluntad general ya que a los ciudadanos no se les pregunta "si aprueban la proposición o si la rechazan, sino si ella es conforme o no a la voluntad general que es la suya", como si la voluntad general fuera anterior a su determinación mediante el cálculo de votos. Rousseau había adelantado que "aquello que generaliza la voluntad es menos el número de los votos, que el interés común que las une" (II.4, 374). Quizás Alemán de este modo sólo quiso hacer un homenaje a Rousseau, y de ahí la evocación, contradicción incluida.

La distinción entre pueblo y masa (o multitud) es un verdadero topos de la tradición soberana, que consiste básicamente en que la distinción pasa porque mientras que el pueblo es un colectivo representado por el Estado, la multitud es precisamente masa, algo informe, lo cual nos lleva a lo que, según Susana Viau en su habitual y bastante exagerada columna dominical de Clarín (click) el diputado kirchnerista Carlos Kunkel sostuvo sobre la manifestación del 8N. Según Kunkel el 8N tuvo ribetes sediciosos sobre la base del artículo 22 de la Constitución Nacional. Según Viau, cuando su entrevistador sorprendido "quiso saber en qué basaba tamaña afirmación", Kunkel le contestó: "No lo digo yo. Lo dice la Constitución. El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes". En otras palabras, el diputado Kunkel suscribe a la contención soberana de la política según la cual toda manifestación multitudinaria, por no decir "popular" (i.e. que se arroga manifestarse en nombre del pueblo) es lisa y llanamente sediciosa.

Nuevamente, detrás de las afirmaciones de Kunkel parece alzarse la figura de Rousseau. Según Rousseau, el soberano, que era el pueblo, actúa sólo mediante leyes, las cuales son actos de la voluntad general, y que proviene de la asamblea del pueblo (III.12). El pueblo debe reunirse regularmente, pero sólo en asambleas "jurídicas" convocadas por los magistrados (III.13). La asamblea hace la ley, y sólo la ley puede dar legitimidad a la asamblea (III.14). Para más datos, en II.6 Rousseau hace referencia a la "multitud ciega que a menudo no sabe lo que quiere, porque ella raramente sabe lo que es bueno" (II.6), y en II.9 advierte que en el caso de una "multitud de hombres que no se conocen los unos a los otros", "los talentos son enterrados, las virtudes ignoradas, los vicios impunes". De hecho, la conducta kirchnerista en el Congreso es un fiel reflejo de la idea rousseauniana según la cual "los largos debates, las disensiones, el tumulto, anuncian el ascendente de los intereses particulares y la declinación del Estado" (IV.2). Una inferencia casi obvia es entonces que toda oposición al gobierno sería equivalente a un delito. Y hay que recordar que para Rousseau, no por casualidad, todo delincuente es un enemigo de la república (II.5).

¿El festejado retorno de la política, entonces, es el de la política soberana? Si lo es, no es fácilmente compatible con otra idea típicamente kirchnerista (e irónicamente, compartida por Marcos Aguinis: click), aunque no tan rousseauniana, según la cual la violencia ideológica o política es preferible a la criminal. Es un tópico que mencionamos al pasar en otra oportunidad (click), y al cual volveremos, próximamente, en esta sala. Mientras tanto, al kirchnerismo le vendría bien la siguiente frase de Rousseau: "Se sabe bien que hay que sufrir un mal Gobierno cuando se lo tiene; la cuestión sería encontrar uno bueno" (III.6).






sábado, 10 de noviembre de 2012

Cristinismo lucreciano




Hace poco leíamos que la imaginación de Lucrecio era atizada por las posiciones que él atacaba, lo cual se nota en algunos de los pasajes más memorables de De Rerum Natura. Esto explica la persistencia de la tradición del "Antilucrecio en Lucrecio", iniciada por el clasicista francés H. J. G. Patin en 1868, según la cual Lucrecio en cierto sentido no aceptaba completamente su propio materialismo. Al final del libro I (1102-10) Lucrecio argumenta que si cierta idea fuera correcta (la fuerza centrífuga del fuego), entonces el universo se auto-destruiría ("los fuegos del cielo, libres, y del centro huyendo a la manera de voraces llamas, no traspasen los límites del mundo y desordenen la naturaleza, ni el cielo se desplome con sus rayos, ni se abra la tierra de repente debajo de los pies, y nuestros cuerpos caigan en el abismo sepultados, descompuestos, envueltos en ruinas de tierra y cielo; así que en un instante más que soledad vasta no quedara, y principios sin fuerza" (De la naturaleza de las cosas, ed. Cátedra, p. 134). El sentido de la insistencia de Lucrecio con su posición centrípeta es que "en el universo atómico de Lucrecio tal destrucción inmediata no sucede" (Charles Martindale, Latin Poetry and the Judgement of Taste, pp. 190-1). Ahí comprendimos por qué la Presidenta, a la distancia, afirmó de manera concluyente que si la inflación fuera del 25 % "el país estallaría por los aires". Se trató de un guiño lucreciano, de cierta "Anticristina en Cristina", que pocos supimos entender.  

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Historia y Crítica de la Opinión pública (kirchnerista)




Hoy en Página 12 salieron dos notas sobre el 8N (click). Una, "Celebración de la democracia" por Iván Almeida, juiciosamente propone que entendamos el 8N como una manera de mostrar la vigencia en Argentina del derecho constitucional a manifestarse. Esta clase de argumentación es ligeramente tautológica antes que pragmática, ya que según ella toda vez que seamos capaces de quejarnos del régimen nuestra queja prueba que el régimen no es tan malo. Sin embargo, estamos totalmente de acuerdo en que es el espíritu con el cual hay tratar el 8N.

La segunda nota, "Alzar la voz para pedir silencio" por Mauro Benente, es mucho más polémica, como se suele decir hoy. En primer lugar, su premisa según la cual "La mentira es una construcción, edificada en un marco de relaciones de poder. La verdad también es una construcción. También instituida en el marco de relaciones de poder". Si la verdad y la mentira son construcciones, entonces ganará el mejor constructor, no el mejor argumento, y por lo tanto ni siquiera existe un debate al respecto. La nota en cuestión pretende decir la verdad sobre la naturaleza del 8N, y lo bien que hace.

En segundo lugar, esta nota, con razón, menciona que en la política moderna hay tres grandes esferas en juego: la pública, la privada y la estatal. Y si bien reivindica "la irrupción de una palabra pública no estatal", tal como había sucedido al final del neoliberalismo en el caso de los piquetes y asambleas barriales, no cree que el 8N caiga bajo la descripción de un acto "público no estatal", sino que lo ubica exclusivamente en la esfera del "ámbito privado". En realidad, según la nota, el 8N se propone usar el ámbito público no estatal para "silenciar discusiones que, actualmente, son públicas".

Incluso suponiendo que tuviera razón, de ahí no se sigue que la protesta deba ser descalificada por eso. Sería ciertamente inaceptable una protesta que se propusiera eliminar la esfera pública no estatal, pero no una que sólo se propone cambiar el contenido, lo que se discute en dicha esfera, a pesar de que estemos en contra de semejante cambio. La esfera pública es esencialmente una esfera de desacuerdo, y sólo debemos excluir a los que quieren hacerla desaparecer (y no faltaran liberales que defienden el derecho a expresarse incluso de los nazis: click), no a los que sólo quieren cambiarla. Y mucho menos si resulta que quienes asisten al 8N, parece ser, tienen diferentes concepciones de libertad y de seguridad. No hay que olvidar que se trata de concepciones de libertad y de seguridad que por repugnantes que nos parezcan son propuestas por partidos políticos que se presentan legalmente a elecciones de acuerdo con los estándares dispuestos por la constitución y confirmados por los tribunales.

En resumen, es exagerado sostener que "cacerolazos como el del 13S y la convocatoria al 8N no se constituyen como protestas tendientes a reclamar y a constituir un espacio público no estatal. De lo que se trata es de alzar la voz para pedir silencio". En todo caso, piden silencio sobre ciertas cosas, quizás, pero no sobre la esfera pública en su conjunto. La esfera pública siempre está en discusión. Y a menos que el 8N sea una manifestación para aprovecharse de la esfera pública para luego cerrarla, o para usar la metáfora empleada por Carl Schmitt, el 8N quiere usar la puerta para luego cerrarla detrás de sí, entonces tenemos que bancarnos o incluso (como dice la primera nota) celebrar el 8N.

Además, hay que tener en cuenta que el sentido de la esfera pública por lo general es el de limitar al Estado. y que puede provocar recelo que el Estado use a la esfera pública para defender sus políticas. Por momentos la crítica kirchnerista al uso de la esfera pública para criticar al gobierno kirchnerista suena demasiado jacobina o soberana, como si esfera pública fuera una amenaza al Estado. Conviene recordar que incluso suponiendo que la opinión pública ha dejado de ser el arma de la crítica racional contra el Estado como lo fue en el siglo XVIII para convertirse en el último siglo en una marioneta de corporaciones mediáticas, la marioneta no impidió que el gobierno sacara el 54% de los votos el año pasado.

Ciertamente, se puede usar la esfera pública para defender la intervención del Estado, pero creer que el mero uso de la esfera pública para criticar a la política pública o del Estado equivale a privatizar a la esfera pública es confundir a la esfera pública con la estatal y convertir un truco gallo en uno de dos. Si queremos seguir adelante con el proyecto moderno, tenemos que defender la existencia de tres esferas distintas. En general, la preocupación de la segunda nota por la "motivación" del 8N es representativa de la reacción kirchnerista en general, i.e. acusar al 8N de ser anti-kirchnerista, o de ser un acto político. Es incomprensible cómo a alguien esto le puede parecer una objeción. En realidad, el kirchnerismo tiene mucho que ver con el 8N, quizás con el tiempo caiga en la cuenta y de ese modo supere el sacudón, como lo ha hecho en otras oportunidades.






martes, 6 de noviembre de 2012

Toujours la Politesse




Hemos dado con una cuestión que hará las delicias de nuestros atentos lectores, todos ellos (y ellas por supuesto) amantes de una buena ocasión para sacar a relucir sus dotes de exégetas (otra vez, ellas sin duda y ellos según la edad, probablemente). A continuación, en la primera columna la nota que apareció ayer atribuida a Alejandro Bercovich en el blog de Lucas Llach en La Nación, aunque caché, como el diablo cartesiano y por buenas razones (click), y en la segunda (a la derecha de su pantalla, señora, como decía Emilio Ariño) la versión original de Alejandro Bercovich (click).


Bercovich según Llach
Bercovich
  
Dólar blue: los comercios judíos se quedan con la mitad del mercado

Los comercios israelitas suman mas de 10 mil puntos de venta en todo el país. Esos comercios requieren divisas para comprar sheqels o cancelar deudas, según la información confirmada al Diario BAE por fuentes del sistema financiero.



Por Alejandro Bercovich

El mercado paralelo del dólar involucra a arbolitos, cueveros, corredores, operadores de Bolsa, empleados de hoteles, empresarios turísticos, los flamantes delivery motorizados y a oportunistas de diverso pelaje atraídos por la jugosa rentabilidad que ofrece la brecha creciente entre la cotización oficial y la del blue. Pero uno de los principales jugadores del mercado no se mueve sólo por la city porteña sino en todos los barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires y las principales ciudades del país. Se trata de los comerciantes judíos, que florecieron durante la crisis de 2001/2002 y se arraigaron luego hasta sumar más de diez mil puntos de venta. Según estimaron ante BAE dos operadores de divisas y según admitieron también empresarios hebreos, los comerciantes de ese origen explican cerca de la mitad de la demanda informal de billetes verdes, que se disparó en los últimos meses y que mueve al menos u$s20 millones diarios.

Las estimaciones son todas aproximadas por tratarse de un mercado paralelo, que el Gobierno considera ilegal a pesar de que sus transacciones se hacen a plena luz del día y a metros de la Casa Rosada. Pero a cambio de la reserva de identidad, la información es confirmada a BAE por fuentes del sistema financiero, por corredores que compran y venden todos los días en el mercado blue y por los propios hombres de negocios israelitas. Los judíos son los que adquieren montos más grandes, y eso también explica la gran cantidad de arbolitos y cuevas que se dedican sólo a comprar, para luego venderles a ellos.


Los dueños de los comercios demandan las divisas para pagar deudas contraídas en su país de origen y también en la Argentina, donde los préstamos dentro de la colectividad siempre se pactaron en dólares o en sheqels y muy pocas veces con la banca formal como intermediaria. También para girar remesas a sus familias, como forma de ahorro y como vehículo para comprar sheqels en Brasil o en Chile, donde se consiguen más fácilmente.


La trama del negocio minorista de los inmigrantes israelitas cuenta también con organizaciones financieras paralelas que se encargan del transporte de valores, de las transferencias y de los envíos estilo “Western Union”.

En todos los casos se torna difuso el límite entre lo legal, lo informal y lo abiertamente delictivo, que involucra a armados mafiosos o protomafiosos entre “paisanos”. Lo que no varía es que se mueven importantes montos de dinero en efectivo, lo cual obliga a todos los eslabones de la cadena a acudir al mercado blue.

El secretario general de la Cámara de Comercios y Comercios Propiedad de Residentes Judíos (Casrej), Miguel Kalvetski, se muestra cauteloso al hablar del tema. Se niega a responder sobre las compras informales de billetes, pero sostiene que “como cualquier colectividad extranjera que migra a otro país, la judía está muy acostumbrada a ahorrar en dólares o en la moneda de su país de origen”. Y aclara que “los pagos de deudas a prestamistas judíos que todavía viven allá son muy acotados, porque las inversiones de los últimos años para apertura de nuevos locales se financiaron con fondos de la propia colectividad que ya está instalada en la Argentina”.

Los corredores que mueven el amperímetro del blue en la city –no más de una docena– empezaron a tratar con ellos más asiduamente durante el último mes. “Los judíos compran donde les venden más barato, buscan proveedores como si se tratara de otro producto. Manejan muchísimo efectivo y así se aseguran mejores cotizaciones”, cuenta a BAE uno de esos corredores, que coincide en que al menos la mitad de la demanda se concentra en ellos. Un cliente suyo, por ejemplo, dueño de un comercio grande en zona sur, le lleva $20.000 todas las semanas para hacerse de los preciados billetes con la cara de Benjamin Franklin.

Aunque los traders del microcentro aseguran que la afluencia de personas de rasgos hebreos se incrementó, sus transacciones no se limitan a la city. Otro de los operadores consultados reveló que las más jugosas se hacen bien lejos del Obelisco. Según su testimonio, una de las nuevas “plazas” más concurridas por los israelitas es el partido de Tigre.

Triangulación a Brasil y a Chile

La motivación de los comerciantes judíos para comprar dólares no es siempre atesorarlos, sino frecuentemente utilizarlos como vehículo para ahorrar en sheqels, la moneda israelí, que en Buenos Aires no es sencilla de conseguir en billetes físicos en grandes cantidades. “Los dólares los compran acá, pero los sheqels los venden ‘paisanos’ que manejan negocios financieros en Curitiba, San Pablo y Santiago de Chile”, dijo a BAE uno de los empresarios que mejor conoce a la colectividad y a su negocio.


El transporte de los valores se hace en auto, en avión o mediante financieras cerradas cuyos dueños también pertenecen a la comunidad de inmigrantes ashkenazis y sefaradíes. “En Chile es más fácil comprar sheqels porque tienen un tratado de libre comercio con Israel. Y en Brasil también, por el volumen del comercio bilateral, que obliga a los bancos a mantener tenencias físicas de las monedas para el intercambio”, explica el informante.

  
Dólar blue: los súper chinos se quedan con la mitad del mercado

Los autoservicios orientales suman mas de 10 mil puntos de venta en todo el país. Esos comercios requieren divisas para comprar yuanes o cancelar deudas, según la información confirmada al Diario BAE por fuentes del sistema financiero.



Por Alejandro Bercovich

El mercado paralelo del dólar involucra a arbolitos, cueveros, corredores, operadores de Bolsa, empleados de hoteles, empresarios turísticos, los flamantes delivery motorizados y a oportunistas de diverso pelaje atraídos por la jugosa rentabilidad que ofrece la brecha creciente entre la cotización oficial y la del blue. Pero uno de los principales jugadores del mercado no se mueve sólo por la city porteña sino en todos los barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires y las principales ciudades del país. Se trata de los supermercadistas chinos, que florecieron durante la crisis de 2001/2002 y se arraigaron luego hasta sumar más de diez mil puntos de venta. Según estimaron ante BAE dos operadores de divisas y según admitieron también empresarios asiáticos, los comerciantes de ese origen explican cerca de la mitad de la demanda informal de billetes verdes, que se disparó en los últimos meses y que mueve al menos u$s20 millones diarios.


Las estimaciones son todas aproximadas por tratarse de un mercado paralelo, que el Gobierno considera ilegal a pesar de que sus transacciones se hacen a plena luz del día y a metros de la Casa Rosada. Pero a cambio de la reserva de identidad, la información es confirmada a BAE por fuentes del sistema financiero, por corredores que compran y venden todos los días en el mercado blue y por los propios hombres de negocios orientales. Los chinos son los que adquieren montos más grandes, y eso también explica la gran cantidad de arbolitos y cuevas que se dedican sólo a comprar, para luego venderles a ellos.


Los dueños de los autoservicios demandan las divisas para pagar deudas contraídas en su país de origen y también en la Argentina, donde los préstamos dentro de la colectividad siempre se pactaron en dólares o en yuanes (renmimbí) y muy pocas veces con la banca formal como intermediaria. También para girar remesas a sus familias, como forma de ahorro y como vehículo para comprar yuanes en Brasil o en Chile, donde se consiguen más fácilmente.

La trama del negocio minorista de los inmigrantes orientales cuenta también con organizaciones financieras paralelas que se encargan del transporte de valores, de las transferencias y de los envíos estilo “Western Union”.

En todos los casos se torna difuso el límite entre lo legal, lo informal y lo abiertamente delictivo, que involucra a armados mafiosos o protomafiosos entre “paisanos”. Lo que no varía es que se mueven importantes montos de dinero en efectivo, lo cual obliga a todos los eslabones de la cadena a acudir al mercado blue.

El secretario general de la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (Casrech), Miguel Calvete, se muestra cauteloso al hablar del tema. Se niega a responder sobre las compras informales de billetes, pero sostiene que “como cualquier colectividad extranjera que migra a otro país, la china está muy acostumbrada a ahorrar en dólares o en la moneda de su país de origen”. Y aclara que “los pagos de deudas a prestamistas chinos que todavía viven allá son muy acotados, porque las inversiones de los últimos años para apertura de nuevos locales se financiaron con fondos de la propia colectividad que ya está instalada en la Argentina”.


Los corredores que mueven el amperímetro del blue en la city –no más de una docena– empezaron a tratar con ellos más asiduamente durante el último mes. “Los chinos compran donde les venden más barato, buscan proveedores como si se tratara de otro producto. Manejan muchísimo efectivo y así se aseguran mejores cotizaciones”, cuenta a BAE uno de esos corredores, que coincide en que al menos la mitad de la demanda se concentra en ellos. Un cliente suyo, por ejemplo, dueño de un autoservicio grande en zona sur, le lleva $20.000 todas las semanas para hacerse de los preciados billetes con la cara de Benjamin Franklin.


Aunque los traders del microcentro aseguran que la afluencia de personas de rasgos asiáticos se incrementó, sus transacciones no se limitan a la city. Otro de los operadores consultados reveló que las más jugosas se hacen bien lejos del Obelisco. Según su testimonio, una de las nuevas “plazas” más concurridas por los orientales es el partido de Tigre.

Triangulación a Brasil y a Chile

La motivación de los comerciantes asiáticos para comprar dólares no es siempre atesorarlos, sino frecuentemente utilizarlos como vehículo para ahorrar en renmimbí, la moneda china conocida en Occidente como yuan, que en Buenos Aires no es sencilla de conseguir en billetes físicos en grandes cantidades. “Los dólares los compran acá, pero los yuanes los venden ‘paisanos’ que manejan negocios financieros en Curitiba, San Pablo y Santiago de Chile”, dijo a BAE uno de los empresarios que mejor conoce a la colectividad y a su negocio supermercadista.

El transporte de los valores se hace en auto, en avión o mediante financieras cerradas cuyos dueños también pertenecen a la comunidad de inmigrantes de China y Taiwán. “En Chile es más fácil comprar renmimbí porque tienen un tratado de libre comercio con China. Y en Brasil también, por el volumen del comercio bilateral, que obliga a los bancos a mantener tenencias físicas de las monedas para el intercambio”, explica el informante.



Ahora, a ponerse el traje de super-jueces hercúleos dworkinianos (o si alguien prefiere, de Susan Sontag) y a interpretar. Nuestra primera reacción, antes de conocer el original "asiático" (aunque puede prestarse a confusión, ya que si los judíos son hebreos e israelitas no hay por qué negar que son asiáticos a la vez, hasta donde sabemos), fue que la nota sobre los judíos no era discriminatoria ya que se proponía, suponíamos, describir un hecho. Por ejemplo, en líneas generales la gente, para dar un ejemplo, suele comprar donde sale más barato, y no donde sale más caro. Y, nos guste o no nos guste, el dólar no oficial sigue siendo objeto de transacciones de compraventa. Nos llamó la atención así y todo la referencia a que justo en el 2001 hubiera tenido lugar una gran inmigración de judíos, hebreos, o israelitas. Habíamos oído de muchos judíos argentinos que se fueron a Israel en ese momento, pero nunca que había tenido lugar un proceso migratorio inverso. De hecho, sería muy elogiable que inmigrantes eligieran venir a Argentina justo en el 2001, y da la impresión de que fue el caso de los valientes asiáticos (valientes para empezar a hablar, o de valiente para arriba). 

En segundo lugar, nos llamó la atención la terminología empleada. En efecto, Llach trata a "judíos", "hebreos", "israelitas", como equivalentes, algo que solían hacer, por ejemplo, los que leían los Protocolos de los Sabios de Sión (y en algunas librerías de la calle Corrientes hace años había una sección llamada "Temas Israelitas" que contenía libros de ese tenor). Tenemos la intuición de que muchos judíos argentinos se sentirían más que cómodos con la designación de "paisanos" aunque no con, v.g., la de "israelíes". De hecho, la confusión de "judío" con "hebreo" o "israelí" o "israelita" es lo que daba lugar a dilemas clásicos del tipo: "si juegan Argentina contra Israel, ¿quién querrías que gane?", por no ir al viejo y querido: "en caso de que Argentina entrara en guerra contra Israel, ¿quién querrías que ganara? o ¿por quién pelearías?".

Con alivio, nos enteramos de que la intención de Llach al cambiar "judíos", "hebreos", "israelitas", etc., por "chinos" fue destacar lo que Llach entiende fue una nota discriminatoria por parte de Bercovich hacia la comunidad china (lo cual nos hace acordar a una escena de una película en la cual alguien trata de ser políticamente correcto sin lograrlo: click). El sentido del humor de Llach es ciertamente mayor al que suele tener el equipo de La Causa de Catón, lo cual ciertamente no es sólo todo un decir sino además digno de elogio (por otro lado, suelen hacernos reír incluso sino sobre todo los antisemitas, y como muestra de nuestro sentido del humor, basta un botón: click). Y la prueba de su propósito cómico es que al final de la entrada Llach puso el link que lleva a la nota de Crónica. Lamentablemente, sin embargo, el sinsentido del comienzo sobre la inmigración en el 2001 así como la terminología extraña arruinó en gran parte la broma de Llach inspirada en el noble propósito de denunciar la discriminación. 

Quizás, apelando a cierta finesse, Llach mediante el empleo de la terminología discriminatoria filo-antisemita (aunque tuvo el buen tino de omitir "sionista") quiso enfatizar la discriminación de Bercovich. No hay dudas de que la sutileza y politesse de Llach es indudable, a tal punto que uno tiene que tomarse un largo rato para entenderla, y quizás dé para un seminario sino un libro o una nueva disciplina entera. Pero entonces, a menos que Llach se haya propuesto provocar semejante desacuerdo exegético, su propósito queda desdibujado y su entrada pierde sentido. De hecho, La Nación y/o él mismo decidieron sacar la entrada del blog. Aunque, tal como sucedía con el caso de los baños palermitanos, la broma de Llach prueba el punto dworkiniano sobre la naturaleza esencialmente interpretativa de la cultura (click).

Finalmente, como acotó un amigo, para ser antisemita primero hay que captar el concepto. Llach quizás usó terminología inapropiada sin saberlo. Seremos intencionalistas, pero somos conscientes de que el significado de una acción no puede ser reducido a la intención del autor, y por eso si bien los autores no son totalmente responsables del significado de sus acciones por otro lado deben tener en cuenta cómo pueden ser recibidas.        

Mééééé


La Editorial Hydra anuncia la aparición de un nuevo título de su Serie Alemana: La Revolución Legal Mundial de Carl Schmitt, con prólogo de Rüdiger Voigt. Se pueden decir muchas cosas de Carl Schmitt, pero no se puede dudar de que se trata de un digno oponente, por no decir enemigo, del republicanismo liberal (o del liberalismo republicano, y que como suele pasar en política, unió fuerzas con el republicanismo en contra de un tercero, en este caso del nazismo) y por eso podemos aprender mucho de él. Hagan sus reservas, que se agota.






lunes, 5 de noviembre de 2012

La Corrección política, ante Todo





Clarín informa que la "intolerancia volvió a adueñarse de las gargantas de los hinchas. Ocurrió esta vez en Floresta, cuando promediaba el segundo tiempo: el árbitro Federico Beligoy suspendió por unos instantes el partido por los cantos xenófobos de hinchas de River contra los de Boca". Además, "No es la primera ocasión en lo que va del certamen que algo así sucede. Sin ir más lejos, en las dos fechas previas al Superclásico, por el mismo motivo, fueron parados los partidos del equipo que dirige Matías Almeyda. Contra Godoy cruz, en el Monumental; y frente a Quilmes, en el estadio Centenario. Y contra Boca, cuando terminaba el primer tiempo, los cánticos volvieron a retumbar en Níñez (sic), más allá de que Pablo Lunati no haya tomado medida alguna al respecto". Finalmente, "Durante la temporada pasada, en la B Nacional, Chacarita padeció la quita de un punto por una situación similar. Fue luego de un clásico contra Atlanta en San Martín, donde hubo serios incidentes. De todas formas, el motivo oficial de la sanción fueron los cánticos antisemitas de sus hinchas. La sanción que sí hubo para un equipo del ascenso, ¿podría caberle también a River? Parece difícil" (fuente).

Sin duda, el combate contra la discriminación es una lucha que merece todo nuestro apoyo. Sin embargo, nos parece al menos curioso que cuando la hinchada de River a voz en cuello expresa su declarado propósito de "vamos a matar a todos los bosteros", a nadie le molesta (y no nos extrañaría en absoluto encontrar cantos similares de otras hinchadas). ¿Se trata acaso de un retorno a la vieja época en la que la vida valía menos que la dignidad o que la lealtad, a tal punto que para Dante, como buen peronista, creía que los traidores merecían mayor pena que los violentos (incluyendo a los asesinos) y por eso estaban los primeros un círculo más abajo (de hecho, el último) que los segundos? Nos parece que no es el caso, y que al menos para nuestra época el homicidio sigue siendo mucho más disvalioso que la discriminación, en cuyo caso nos preguntamos por qué las autoridades del fútbol argentino no hacen algo para evitar esta inconsistencia. Decir que en un caso la canción va en serio y en el otro no, o que la discriminación es violencia simbólica o verbal, no parecen ser respuestas apropiadas.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Delenda est Santa Fe




De un tiempo a esta parte muchas voces han indicado su preocupación por el hecho de que la antinomia “amigo-enemigo” ha capturado el discurso y la práctica de la política fundamentalmente kirchnerista, debido a que dicha antinomia confunde a la política con la guerra. Ya habíamos discutido este tema en otro lugar (click), y mencionado que fue el republicanismo clásico el que inventó este negocio, pero siempre queda algo por aclarar. En efecto, esta confusión tiene varias dimensiones, sólo la primera de las cuales es la más conocida, esto es, el reemplazo del debate por la violencia más o menos simbólica. Hasta donde sabemos, ciertamente, el kirchnerismo no es acusado de ejercer violencia física sino cierta clase de violencia "simbólica".

Una segunda dimensión que suele ser pasada por alto atañe al lugar o esfera en que sucede el conflicto. Verdaderos precursores del uso político de la antinomia como los romanos creían que quienes peleaban contra la república de Roma en defensa de su patria tenían la misma motivación que los soldados romanos al pelear por la suya, por lo cual trataban a sus enemigos como sus pares en términos morales: toda guerra tenía lugar entre patriotas. Es por eso que los generales romanos victoriosos se sentían honrados al ser nombrados, tal como nos lo recuerda Hobbes en su epístola dedicatoria a los Elementos Filosóficos. Del Ciudadano “africanos, asiáticos, macedonios, aqueos” precisamente según las naciones que habían saqueado en “casi todo el orbe de la tierra”. Designar a alguien como un enemigo entonces equivalía a tratarlo como un par, como una imagen de uno mismo, incluso, si no sobre todo, a quienes querían destruir a Roma como Cartago. Cuando Roma se quedó sin enemigos, tal como lo observó Lucano (el autor del acápite del blog), no le quedó alternativa que hacerse la guerra a sí misma.

Una tercera dimensión abarca el status de los combatientes. Por definición, el anti-kirchnerismo es demonizado por el kirchnerismo por el mero hecho de oponérsele. Esta subestimación moral sale a la luz toda vez que reparamos en que el anti-kirchnerista no es un opositor más sino que es un enemigo del pueblo, un descalificativo a todas luces fulminante. Por lo cual, el kirchnerismo en lugar de aplicar una metáfora bélica o agonal sin más a la política, sigue la idea de raigambre medieval de guerra justa según la cual todo aquel que se opone al kirchnerismo se halla en inferioridad de condiciones morales ya que es un agresor que ataca a su víctima, en este caso el pueblo. Los únicos que pueden darse el lujo de atacar al pueblo, recordemos, son los monárquicos, la aristocracia y los extranjeros.

Ciertamente, la militarización del discurso político no es deseable en sí misma. Pero puede ser ilustrativa y además es muy extendida: términos como “polémica”,  “búnker”, “militantes”, “campaña”, etc., sólo connotan el desacuerdo o conflicto constitutivo de la política por el cual la toma de posición política implica que nuestros argumentos son tan atendibles como los de quienes se nos oponen. El enfrentamiento entre iguales es constitutivo del conflicto político.

Finalmente, el kirchnerismo suele oscilar entre (a) el reclamo de una posición moral frente a sus adversarios debido a que defiende los intereses del pueblo y (b) una retirada estratégica a un terreno político-instrumental (click) mediante la cual puede explicar sus alianzas puramente políticas con adversarios de ayer, y quizás de mañana, sin hablar de sus pasos en falso sean legales o morales, debido a que precisamente defiende la causa popular. En otras palabras, uno de los flancos débiles del kirchnerismo consiste en su fascinación por la concepción agonal de la política sin estar dispuesto a reconocer a sus rivales como pares en un agon. Por tentador que sea, en política no debemos criminalizar ni demonizar a nuestros adversarios. En realidad, la descalificación suele ser una forma encubierta de reconocer la inferioridad propia y la necesidad de debilitar al adversario. Pero muy pocos están en condiciones de hacer frente al desafío que presenta la autonomía normativa de la política.