viernes, 29 de noviembre de 2013

Con la Defensa alta




Al César lo que es del César. Aunque algunos suelen decir que uno de los problemas del kirchnerismo es que no tiene sentido del humor, esta bandera colgada entendemos ayer u hoy en ocasión de cierto festejo y que obra en el sitio de facebook de la así y reveladoramente llamada Juventud Kirchnerista de Izquierda, designación que reconoce la existencia de variantes kirchneristas de centro y de derecha so pena de redundancia, muestra que al menos el Ministerio de Defensa que entendemos responde al kirchnerismo tiene un sentido del humor por lo menos pythonesco.

¿Cómo entender de otro modo esta proclama pacifista en la fachada misma del edificio, justo debajo del cartel que indica precisamente el métier de este ministerio? Claro que no habría que excluir un regreso al cristianismo originario o primitivo según el cual si alguien nos hace daño debemos ofrecer la otra mejilla. En realidad, no pocos observarán que el cristianismo modificó su posición una vez que fue reconocido y co-optado por así decir por el poder, de ahí su hasta hoy preponderante teoría de la guerra justa. Quizás otro tanto suceda con el Ministerio de Defensa dentro de poco.

Ante nuestra curiosidad por el sentido, por parte del Ministerio de Defensa, de poner un número de asistencia telefónica tal como consta en el costado inferior derecho de la bandera, una amiga, Bárbara Hiertz, nos hizo notar que la explicación está en el costado inferior izquierdo. En otras palabras, se trata de una línea gratuita para contener, informar y asesorar las 24 horas, los 365 días del año, en todo el país. 

Sin embargo, la duda persiste. Primero porque, hasta donde sabemos, la ley de defensa de la democracia prohíbe el uso de personal de defensa para uso interno, por así decir. Pero aunque no estuviera prohibido, persisten los interrogantes. 

¿Será que, tratándose de, v.g., contención, uno podrá llamar en el caso elocuentemente descripto por ese gran tango de Pedro Laurenz, "Mal de Amores? ¿Y la información, podrá uno llamar para preguntar sobre el estado del tiempo, o la Morenocard, o hasta qué hora corren el subte E? ¿Y el asesoramiento? ¿Sabrán orientarnos sobre cuál es la mejor versión del Ring de Wagner? ¿La de Böhm en vivo en Bayreuth, o la de Solti en estudio? ¿O sobre cómo ir desde Parque Avellaneda hasta Medrano y Pasaje Inca? ¿O qué hacer para que no se corte una mayonesa? ¿Qué regalar a la cuñada en caso de que no sobre tiempo ni dinero? ¿Mejor la pizza del Cuartito o la de Güerrin? ¿Braden o Perón? ¿Alguna pileta cuya revisación médica no sea muy estricta, ahora que se viene el verano y los dedos de los pies no responden?

En fin, no podemos resistir la evocación del sketch pythonesco que primero se nos cruzó por la cabeza merced al obvio guiño cómico de la bandera:


jueves, 28 de noviembre de 2013

La nueva Propuesta a Irán




Hace unos días el Gobierno argentino le hizo una nueva propuesta a Irán en relación al acuerdo logrado con dicho Irán sobre la investigación penal del atentado contra la AMIA.

Con independencia de cuál sea nuestra posición sobre el tratado, existen sólo cuatro explicaciones sobre la nueva propuesta: (1) no hace ninguna diferencia, por lo cual es redundante; (2) es igualmente ventajoso para ambos países; (3) es todavía más ventajoso para nuestro país y por lo tanto desventajoso para Irán; (4) es todavía más ventajoso para Irán y por lo tanto desventajoso para nuestro país. Si supusiéramos que (1) y (2) quedaran fueran de combate por obvias razones, da la impresión de que sólo resta (4) ya que (3) tampoco tiene mayor sentido dado que Irán tampoco se ha mostrado muy motivado a cumplir siquiera el primer acuerdo, todo lo cual nos hace pensar por qué razón nuestro Canciller propondría algo semejante. Sobre la naturaleza misma del tratado, ya nos habíamos pronunciado en Acerca de los Deberes de un Funcionario público.

Hace poco el aparato mediático kirchnerista probó otra línea de argumentación en defensa del tratado con Irán invocando los nuevos acuerdos que Irán ha celebrado con potencias mundiales como EE.UU. para desacelerar la producción de armas nucleares. Según este argumento, dado que, v.g., EE.UU. puede celebrar tales acuerdos también nosotros podemos hacer otro tanto.

El punto es que no estamos haciendo "otro tanto". Mientras que los acuerdos sobre armas nucleares conciernen a la paz y/o guerra, la investigación sobre la AMIA es una cuestión penal. De ahí que quizás, y sólo quizás, existan razones para negociar con Irán sobre la paz (y la guerra), pero de ahí no se sigue entonces que tenga sentido negociar sobre la investigación de delitos de lesa humanidad con quien suponemos cometió tales delitos, y peor aún si como parte de la negociación Irán termina jugando de local (ya habíamos usado la metáfora casera del fútbol para explicar la cuestión: Local, empate o visitante).

Finalmente, es bastante absurdo suponer que, v.g., todo lo que hace EE.UU. está bien, y que por lo tanto si EE.UU. firma un acuerdo nosotros tenemos que hacer lo mismo (más allá de que en realidad no estamos haciendo lo mismo), particularmente dado que quienes ahora invocan a EE.UU. como escudo en defensa de semejante acuerdo suelen dedicar su vida a criticar a los EE.UU.

martes, 26 de noviembre de 2013

Democracia y Derechos: ¿la cópula es especificativa o redundante?





Hoy en Página 12, el profesor Guido Croxatto en una nota algo telegráfica defiende la existencia de una conexión entre democracia y derechos, aunque no queda del todo claro cuál es la naturaleza de la conexión.

A primera vista, la tesis parece ser que "A más derechos, más democracia", con lo cual la conexión es de cantidad, o sobre los efectos empíricos de la democracia por así decir. Sin embargo, si tomáramos este camino cuantitativo, probablemente el régimen político actual en Cuba sería democrático, a pesar de que no hay competencia electoral en sentido estricto (o como dice el viejo chiste al respecto: se vota por "sí", que se queden, o por "no", que no se vayan). Por lo tanto, un régimen autocrático sería democrático si concediera muchos derechos, y cuanto más derechos concediera, más democrático sería, a pesar de que gobiernan siempre los mismos.

Por otro lado, la nota sostiene que "La línea que separa un objeto de un sujeto de derecho (es decir, un objeto de una persona) es la línea esencial que define a la democracia", con lo cual la conexión no es cuantitativa sino cualitativa por así decir. No es el grado de democracia lo que está en juego, sino la esencia misma del régimen, de tal forma que hablar de democracia y de derechos sería redundante. La democracia se caracterizaría por ser el régimen que concede o reconoce derechos. En efecto, la nota sostiene que "la esencia de la democracia" consiste en "ir reconocimiento siempre más –nuevos– sujetos de derecho. No negarle a nadie su calidad de persona".

Si ésta fuera la tesis central de la nota, entonces no podría explicar el autor el hecho de que la conexión entre democracia y los derechos no es conceptual sino esencialmente histórica. La democracia y los derechos habían tomado caminos claramente separados desde sus inicios (griego y romano respectivamente) hasta por lo menos fines del siglo XVIII, tal como nos lo recuerda, v.g., Raymond Geuss. Sostener que están conceptualmente ligados implicaría desconocer tanto a la democracia como a los derechos.

Quizás la confusión provenga del uso actual de "democracia" y cognados como equivalente a "está bien" o "es moralmente correcto" (por no decir "es lo que creemos nosotros"), a pesar de que no todo lo que es democrático por eso es moralmente correcto, ni todo lo que es moralmente correcto por eso es democrático (no hace falta aclarar que no todo lo que uno cree es por eso mismo democrático).

Es obvio que Atenas tenía un régimen democrático, si no es que inventó el negocio por así decir. Pero sería absurdo creer que su régimen político democrático no le negaba a nadie su calidad de persona (hace muy poco hablamos precisamente de la esclavitud: click). Da la impresión de que el autor mismo se dio cuenta del punto mientras escribía la nota, y por eso, en medio de la nota, deja la tesis cualitativa y regresa a la cuantitativa de la conexión entre democracia y derechos al decir: "La democracia avanza cuando empieza a ver sujetos (así se abolió la esclavitud, los esclavos eran vistos como cosas y una cosa no tiene derechos, pero llegaron a ser personas, sujetos de derecho civil)". En otras palabras, la democracia no consiste en, v.g., reconocer sujetos, sino que avanza cuando reconoce sujetos. Pero el autor olvidó entonces decidirse por una de las dos tesis.

Por otro lado, es difícil de explicar por qué el autor cree que "Ya los griegos lo decían: la democracia es la práctica pública (la virtud) del humanismo", ya que el humanismo en el mejor de los casos es una creación renacentista, por lo cual a menos que creamos en la prolepsis o en el carácter retroactivo de la cultura, mal pudo la democracia griega haber conocido el humanismo.

En realidad, da la impresión de que si bien la nota se refiere a "estos treinta años", los ejemplos que da ("La legislación del derecho a la memoria fue un paso decisivo, ... la ley de identidad de género, la ley de matrimonio igualitario y la importantísima ley de salud mental (pero también el desendeudamiento externo, la relación más crítica con las instituciones financieras internacionales, la recuperación de recursos naturales, la integración regional, la reivindicación de una parte que había sido negada de la historia) reconocen como sujetos, como otros con derechos, a personas que antes eran negadas, encerradas y tratadas no como sujetos con dignidad, sino como objetos sin voz") sugieren que en lugar de ser una discusión sobre la cópula entre la democracia y los derechos, se trata de una defensa del Gobierno.

Por supuesto, no tiene nada de malo defender al Gobierno. Sin embargo, dado que toda defensa depende considerablemente de la claridad argumentativa y de los argumentos empleados, la nota no parece cumplir adecuadamente con su propósito.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Louis C. K., Nietzsche y el Derecho de la Guerra

En esta presentación Louis C. K. ilustra claramente un desacuerdo o debate valorativo, o normativo para el caso. El primer y el último caso se refieren a posiciones (filo)nietzscheanas, según las cuales la vitalidad y la estética, por no decir la cultura y/o la civilización (con sus consabidas connotaciones violentas), son valores supremos, mientras que la debilidad y la moral (por no decir la así llamada "corrección política") son decadentes.

El segundo ejemplo, el del medio, por otro lado, parece ilustrar la discusión sobre la así llamada igualdad moral del acto de guerra. ¿Debería todo acto de guerra estar protegido por el derecho de la guerra, tal como es el caso hoy merced a la Convención de Ginebra, ya que lo que cuenta es la amenaza a la que están expuestos los soldados sin que importe si pelean por una causa justa (posición defendida hoy por Michael Walzer y Henry Shue, por ejemplo), o antes bien, sólo merecen privilegios legales que los protegen de la acusación de homicidio quienes pelean por una causa justa, ya que un agresor eo ipso pierde su derecho a no ser atacado (tal como creen, v.g., Jeff McMahan y Uwe Steinhoff)?

En fin, se trata de un humorista que no conocíamos y que, creemos, debe ser tenido en cuenta, si es que no somos los únicos que todavía no lo conocíamos.





miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pensamiento nacional: ¿contradictorio o redundante?



En una nota publicada hoy en Tiempo Argentino, Norberto Galasso nos recuerda que hoy es el día del pensamiento nacional (click). Plenamente consciente de que expresión misma "pensamiento nacional" es fácil blanco de quienes creen que es una contradicción en sus términos, Galasso aclara que "las ideas no tienen nacionalidad. (...): las ideas, los pensamientos, las concepciones son producto de la acumulación  lograda por el hombre a través de toda su historia, en distintos momentos y diversas épocas". Sería absurdo, por ejemplo, "rechazar la numeración arábiga o la romana porque no ha surgido en estas tierras?". Es más, nos permitimos agregar, el nacionalismo mismo es una creación alemana o francesa según se mire, pero nunca argentina.

Otro tanto sucede con el pensamiento "propio": un pensamiento es propio no cuando se origina en Argentina sino cuando le hace bien a la Argentina. El punto de Galasso entonces, tras la huella de John William Cooke, es que un pensamiento es nacional o propio no cuando se origina en una nación sino cuando es correcto, o apropiado, bueno para una nación, y dicha bondad consiste en una revolución que le permite a la nación en cuestión independizarse del dominio extranjero, entendiendo por "extranjero", especularmente, lo que le hace daño a la nación antes que aquello que se origina fuera de la nación. La cita de Cooke con la termina la cita Galasso es muy reveladora: "las ideas que sirven para el avance del país y la libertad del pueblo son nacionales".

Como ejemplo de culturas o pensamientos precisamente extranjeros o antinacionales en este sentido, i.e., desventajosos para la nación, Galasso ofrece el siguiente panorama:

"Bastaría recorrer la calle Santa Fe de esta ciudad Capital para encontrar negocios con nombres y anuncios en inglés, u observar atentamente los nombres de la mayoría de nuestros cines y teatros, para advertir sus nombres exóticos que, de tanto verlos, forman el escenario natural de nuestro paisaje. A pesar de haberse nacionalizado bastante en las últimas décadas, aún subsisten en el fútbol, por ejemplo, los relatores –e incluso los simples simpatizantes– que usan palabras como corner, hand o referee, como resabio de otros tiempos, ... o se da el caso común de canciones bailadas con letras no comprendidas. Asimismo, todavía escuchamos hablar de 'la puntualidad británica', 'del gentleman', (...). En algunos casos, esa extranjerización llegó a límites increíbles como el de Victoria Ocampo, quien sostuvo que al percibir una emoción, la expresaba en el papel en un poema en francés y luego se traducía ella misma al castellano, no obstante que su fortuna estaba ligada profundamente al humus de esta tierra que no sentía como propia".

Suponemos que Galasso preferiría que los bailes fueran al compás de canciones cuyas letras fueran comprendidas y que Galasso tampoco disfruta precisamente de la lectura de la cuenta de twitter de la Presidenta; quizás Galasso no tenga twitter por obvias razones. En cuanto a Victoria Ocampo, si hubiese hecho su fortuna en Francia, entonces sí podría haber expresado sus emociones en francés. Nos provoca curiosidad imaginar qué opina Galasso sobre la proliferación del inglés como lingua franca, incluso dentro del ámbito del conocimiento. Dicho sea de paso, algo nos dice que no somos los primeros en detectar la ironía de que un adalid del pensamiento nacional se llame John William Cooke; ya que estamos, hoy los diarios hablan de la fuga de un militar procesado por delitos de lesa humanidad llamado Alejandro Lawless (click).

A juzgar por otras consideraciones de Galasso acerca del "pensamiento dominante... expresado en los colegios, la nomenclatura de calles, plazas y ciudades, los medios de comunicación, 'la pedagogía de las estatuas', como lo llamaba Ricardo Rojas en su juventud, etcétera", la propia pedagogía de las estatuas del Gobierno nacional actual ha resultado insuficiente así como iniciativas tales como la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego (del cual suponemos Galasso forma parte), la acuñación del bello billete de cien pesos con la efigie de Evita, etc.

El problema es que si bien el pensamiento nacional, tal como lo entiende Galasso, puede evitar la acusación de ser contradictorio, una vez entendido como el pensamiento que le hace bien a la nación es muy difícil que pueda evitar ser catalogado como redundante. En efecto, sería muy extraño que alguien defendiera cierto pensamiento porque es malo para la nación. Quienes, por ejemplo, critican el cepo al dólar lo hacen porque creen que es nocivo para la economía argentina, y no faltarán quienes crean que a menudo quienes defienden el así llamado pensamiento nacional perjudican de ese modo a la nación. Además, quienes se oponen al pensamiento nacional suelen ser catalogados como antinacionales, y sería un pobre consuelo para quienes son catalogados de este modo recordarles que por antinacional entendemos "incorrecto", ya que el efecto político de ser considerado un enemigo de la nación suele ser considerable, incluso en nuestros días.

De todos modos, le deseamos al pensamiento que le hace bien a la nación un feliz día.

lunes, 11 de noviembre de 2013

El Sermón de la Montaña

No es nuestra costumbre subir videos de funcionarios públicos. Pero creemos que el siguiente es una excepción justificada. Se trata de las declaraciones del intendente de General San Martín, Aldo Leiva, en la provincia del Chaco, en ocasión del último 17 de octubre y en relación a Gustavo Corregido, quien no sólo tiene un nombre revelador sino que sospechamos es un adversario político. A primera vista algunos creen que se trata de un acto que configura discriminación (click).

Sin embargo, bien podría tratarse de un guiño cómplice, una referencia indirecta al humor de Monty Python y sus constantes juegos metalingüísticos (como la famosa escena de la lapidación en "La Vida de Brian" que tantas veces hemos utilizado), paradojas ("La Clínica de la Discusión"), etc., y en este caso una crítica velada al cristianismo primitivo y su pacifismo constitutivo (y no nos extrañaría que la preferencia kirchnerista del amor por sobre el odio también estuviera en juego). En fin, se trata de un muy gracioso video. Que lo disfruten.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Primavera para Brienza

En una nota de hoy Hernán Brienza sostiene que la estrategia del Grupo Clarín respecto a la ley de medios representa el Curupaytí de Magnetto (click).

Incluso suponiendo que la metáfora es apropiada y que la tesis de la nota es correcta, nos llama poderosamente la atención el siguiente párrafo: "En la cabeza de muchos de los integrantes del Grupo, posiblemente, crean que cuando el kirchnerismo pase, Clarín quedará a la historia como el gran adalid de la Prensa libre. Nada más alejado de la verdad. El diario La Prensa, por ejemplo, no pudo evitar su decadencia luego del gobierno de Juan Domingo Perón, por ejemplo".

Si bien Brienza trata de defender a la democracia en contra de las corporaciones, en este caso trata de mostrar que la posición de Clarín es insostenible porque es irracional. Sin embargo el planteo de irracionalidad que Brienza le atribuye a Clarín trasluce una grave confusión conceptual por parte de Brienza.

En efecto, hablar de la "decadencia" de un diario es ambiguo. En primer lugar, puede ser que la decadencia en cuestión se refiera, por así decir, al vigor o poder del diario. ¿Se refiere Brienza al hecho de que a La Prensa le fue mal porque Perón la cerró? Si ésta es la posición de Brienza, y Brienza se considera peronista, es el primer peronista que se enorgullece de semejante hecho.

A ningún peronista le gusta que siquiera le recuerden la acción de Perón contra La Prensa, pero Brienza la reivindica (quizás esto prueba que Brienza no es peronista). Entendemos, ciertamente, que Brienza supone que la prensa libre es una contradicción en sus términos (su propia actividad periodística lo demuestra). Pero no podemos entender que Brienza crea que de ese modo defiende al kirchnerismo, y menos aún ante la opinión pública. Es como si un prestamista predijera que le va a romper las piernas a quien no le pagara la deuda. O aquel chiste judío en el que uno le dice al otro: "Me enteré de que se quemó tu negocio. Callate, la semana que viene".

La segunda alternativa gira alrededor de la idea de decadencia moral. ¿Será que Brienza acaso se refiere al hecho de que Perón estuvo bien al cerrar La Prensa dado que luego de haberla cerrado eso mismo provocó la decadencia del diario? Si ésta es la posición de Brienza, si infiere del mero hecho que X sea derrotado que X por lo tanto estaba equivocado, o al revés que X tenía razón porque había triunfado, es natural preguntarse qué habría dicho él sobre Alemania en 1941. De todas formas, nada le convendría a Clarín que lo comparen con La Prensa, en cualquiera de estos dos escenarios. Y la ley de medios, en lugar de ser su Curupaytí, sería precisamente su liberación de París.

Ojalá alguien pueda iluminarnos al respecto y sacarnos la duda. Mientras tanto, por alguna razón, la posición de Brienza nos hace acordar otra vez a aquella gran película de Mel Brooks, "Los Productores" o "Primavera para Hitler" (la original de 1968 con Zero Mostel y Gene Wildner, no la reciente "remake"), en la que un contador le hace saber a un productor fracasado de Broadway que podría hacer muchísimo más dinero con un fracaso que con un éxito vendiendo el 100 % de los ingresos del show a muchas personas, y luego quedándose con todo el dinero gracias al fracaso. De ahí que busca la peor obra (un musical llamado "Primavera para Hitler" en el que se cuenta el costado bueno de Hitler), con el peor director, los peores actores, hasta intenta sobornar al crítico del New York Times, para que la obra fracase. Pero la obra es tan mala que la gente cree que es una comedia y se convierte en un gran éxito, con lo cual los productores terminan en la cárcel. Aquí, la escena en que contratan al autor de la obra (ver por favor a partir de 37:20):




- Está usando un casco alemán.
- No digas nada que lo ofenda. Necesitamos esa obra.
- ¿Franz Liebkind?
- [con acento alemán] Nunca fui miembro del Partido Nazi, no soy responsable, sólo seguía órdenes. ¿Quiénes son Uds.? ¿Por qué me persiguen? Mis papeles están en orden. Amo a mi país adoptivo. ¿Qué quieren?
- Relájese Sr. Liebkind. No somos del gobierno. Vinimos a hablar con Ud. sobre su obra.
- ¿Mi obra? ¿Ud. quiere decir "Primavera para quien Ud. sabe?
- Sí.
- ¿QUÉ PASA CON ELLA?
- La amamos. Creemos que es una obra maestra. Por eso estamos aquí. Queremos producirla en Broadway.
- Oh alegría! Oh alegría de las alegrías! Sueño de los sueños! No lo puedo creer. Debo contarle a los pájaros. ¿Pájaros, escuchan? Voy a limpiar el nombre del Führer.
- Sr. Liebkind, por favor, la gente puede oírlo.
- Este no es un lugar para hablar. Vamos a mi departamento. Una ocasión así reclama schnapps.

- No mucha gente sabía que el Führer era un gran bailarín.
- ¿En serio? Nunca siquiera soñé que...
- Eso es porque Ud. fue engañado por la propaganda aliada. Decían mentiras, mentiras! Pero nadie nunca dijo algo malo sobre Churchill. Churchill, con sus cigarros, su brandy, su pintura podrida. Hitler, él sí que era un pintor: podía pintar un departamento entero en una tarde, dos manos.
- Exactamente por eso...
- Déjenme que les diga esto: Hitler era más apuesto que Churchill, contaba chistes más graciosos...
- Exactamente por eso... queremos producir esta obra, para mostrarle al mundo el verdadero Hitler. El Hitler que Ud. amó, que Ud. conoció, el Hitler con una canción en su corazón. Aquí, firme aquí. Haga realidad su sueño.
- Aquí está "Primavera para Hitler", sellada, firmada y entregada. ¿Qué te pasa?
- No me importa el acuerdo, no voy a usar este brazalete.