miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pensamiento nacional: ¿contradictorio o redundante?



En una nota publicada hoy en Tiempo Argentino, Norberto Galasso nos recuerda que hoy es el día del pensamiento nacional (click). Plenamente consciente de que expresión misma "pensamiento nacional" es fácil blanco de quienes creen que es una contradicción en sus términos, Galasso aclara que "las ideas no tienen nacionalidad. (...): las ideas, los pensamientos, las concepciones son producto de la acumulación  lograda por el hombre a través de toda su historia, en distintos momentos y diversas épocas". Sería absurdo, por ejemplo, "rechazar la numeración arábiga o la romana porque no ha surgido en estas tierras?". Es más, nos permitimos agregar, el nacionalismo mismo es una creación alemana o francesa según se mire, pero nunca argentina.

Otro tanto sucede con el pensamiento "propio": un pensamiento es propio no cuando se origina en Argentina sino cuando le hace bien a la Argentina. El punto de Galasso entonces, tras la huella de John William Cooke, es que un pensamiento es nacional o propio no cuando se origina en una nación sino cuando es correcto, o apropiado, bueno para una nación, y dicha bondad consiste en una revolución que le permite a la nación en cuestión independizarse del dominio extranjero, entendiendo por "extranjero", especularmente, lo que le hace daño a la nación antes que aquello que se origina fuera de la nación. La cita de Cooke con la termina la cita Galasso es muy reveladora: "las ideas que sirven para el avance del país y la libertad del pueblo son nacionales".

Como ejemplo de culturas o pensamientos precisamente extranjeros o antinacionales en este sentido, i.e., desventajosos para la nación, Galasso ofrece el siguiente panorama:

"Bastaría recorrer la calle Santa Fe de esta ciudad Capital para encontrar negocios con nombres y anuncios en inglés, u observar atentamente los nombres de la mayoría de nuestros cines y teatros, para advertir sus nombres exóticos que, de tanto verlos, forman el escenario natural de nuestro paisaje. A pesar de haberse nacionalizado bastante en las últimas décadas, aún subsisten en el fútbol, por ejemplo, los relatores –e incluso los simples simpatizantes– que usan palabras como corner, hand o referee, como resabio de otros tiempos, ... o se da el caso común de canciones bailadas con letras no comprendidas. Asimismo, todavía escuchamos hablar de 'la puntualidad británica', 'del gentleman', (...). En algunos casos, esa extranjerización llegó a límites increíbles como el de Victoria Ocampo, quien sostuvo que al percibir una emoción, la expresaba en el papel en un poema en francés y luego se traducía ella misma al castellano, no obstante que su fortuna estaba ligada profundamente al humus de esta tierra que no sentía como propia".

Suponemos que Galasso preferiría que los bailes fueran al compás de canciones cuyas letras fueran comprendidas y que Galasso tampoco disfruta precisamente de la lectura de la cuenta de twitter de la Presidenta; quizás Galasso no tenga twitter por obvias razones. En cuanto a Victoria Ocampo, si hubiese hecho su fortuna en Francia, entonces sí podría haber expresado sus emociones en francés. Nos provoca curiosidad imaginar qué opina Galasso sobre la proliferación del inglés como lingua franca, incluso dentro del ámbito del conocimiento. Dicho sea de paso, algo nos dice que no somos los primeros en detectar la ironía de que un adalid del pensamiento nacional se llame John William Cooke; ya que estamos, hoy los diarios hablan de la fuga de un militar procesado por delitos de lesa humanidad llamado Alejandro Lawless (click).

A juzgar por otras consideraciones de Galasso acerca del "pensamiento dominante... expresado en los colegios, la nomenclatura de calles, plazas y ciudades, los medios de comunicación, 'la pedagogía de las estatuas', como lo llamaba Ricardo Rojas en su juventud, etcétera", la propia pedagogía de las estatuas del Gobierno nacional actual ha resultado insuficiente así como iniciativas tales como la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego (del cual suponemos Galasso forma parte), la acuñación del bello billete de cien pesos con la efigie de Evita, etc.

El problema es que si bien el pensamiento nacional, tal como lo entiende Galasso, puede evitar la acusación de ser contradictorio, una vez entendido como el pensamiento que le hace bien a la nación es muy difícil que pueda evitar ser catalogado como redundante. En efecto, sería muy extraño que alguien defendiera cierto pensamiento porque es malo para la nación. Quienes, por ejemplo, critican el cepo al dólar lo hacen porque creen que es nocivo para la economía argentina, y no faltarán quienes crean que a menudo quienes defienden el así llamado pensamiento nacional perjudican de ese modo a la nación. Además, quienes se oponen al pensamiento nacional suelen ser catalogados como antinacionales, y sería un pobre consuelo para quienes son catalogados de este modo recordarles que por antinacional entendemos "incorrecto", ya que el efecto político de ser considerado un enemigo de la nación suele ser considerable, incluso en nuestros días.

De todos modos, le deseamos al pensamiento que le hace bien a la nación un feliz día.

5 comentarios:

Andrés Rosler dijo...

A mayor abundamiento: http://www.ivoox.com/informe-fernando-clavero-dia-del-pensamiento-nacional-audios-mp3_rf_2548367_1.html?autoplay=1

Anónimo dijo...

Si no me equivoco, ese tipo de redundancia (o circularidad) es lo que algunos autores -extranjeros, seguramente- llaman "falacia naturalista". Sería más o menos así: "nacional" = bueno para la nación; "nación" = aquello que se beneficia con el pensamiento nacional (o se perjudica con el pensamiento foráneo); "bueno" = todo efecto del pensamiento nacional (o cualquier cosa a la que se opone el pensamiento foráneo); etc.

Andrés Rosler dijo...

Muy buen punto. Que un pensamiento sea nacional es un hecho: no puede jugar en contra pero tampoco a favor de dicho pensamiento que sea nacional (o no).

Anónimo dijo...

estimado Andrés, querría saber cómo es la verdad de la milanesa acerca del coloquio. Es obligatorio presentarse o se puede dar el final directamente?

Andrés Rosler dijo...

El coloquio es la última de las evaluaciones. Tiene el mismo "status" que los parciales.