miércoles, 30 de octubre de 2013

Estamos de Festejos


Casi sin darnos cuenta, hemos superado las 100.000 visitas al blog. Por lo tanto, La Causa de Catón ha decidido sortear entre sus lectores una rifa para devolverles al menos una pequeña parte de todo lo que ha recibido de ellos. El primer premio es una semana en Miramar con todos los gastos pagos. El segundo premio, dos semanas en Miramar con todos los gastos pagos. Los resultados los daremos a conocer apenas lleguemos a los 200.000 visitantes.

lunes, 28 de octubre de 2013

Esto no es una Interpretación



Edgardo Mocca tiene una gran virtud: a diferencia de Ricardo Forster, no suele usar media docena de adjetivos por sustantivo. Todo lo cual, facilita enormemente su lectura. Ciertamente, la adjetivación generosa puede ser muy apropiada, tal como nos lo recuerda el caso de Hobbes y su inmortal descripción de la vida en el estado de naturaleza en el capítulo XIII del Leviatán: "solitaria, pobre, horrible, bruta y corta (solitary, poor, nasty, brutish, and short)". Pero, precisamente, lo hace aquella única vez, no en cada oración.

La falta de adjetivación de Mocca, sin embargo, tiene otra virtud. Nos permite apreciar la extrema debilidad de su argumentación. No hace falta aclarar que se supone que cuando un profesor universitario escribe una nota para un diario sobre política, a pesar de que al hacerlo por supuesto expresa su opinión política, al menos se va a asegurar de no incurrir en contradicciones, y menos todavía una contradicción que va a poner en cuestión la totalidad de su argumentación, y quizás la totalidad de lo que ha venido defendiendo hace ya muchos años.

Leamos lo que ayer a la mañana Mocca publicara en Página 12: "En las horas posteriores al escrutinio de las elecciones de hoy asistiremos, con seguridad, a una intensa y fervorosa operación mediático-política dirigida a imponer una interpretación excluyente de sus resultados en términos de debilitamiento gubernamental y de la necesidad de construir una transición política hacia la apertura de un nuevo ciclo político en 2015. Claro está que esa interpretación, tanto como cualquier otra, no se desprende objetivamente de los hechos, sino que enuncia un programa de acción, una estrategia política".

En realidad, no hacía falta ser un científico especializado en cohetes para anticipar lo que era una obvia reacción, todo lo cual facilitó enormemente el pronóstico acertado de Mocca. Lo más notable, sin embargo, es que semejante apertura por parte de Mocca no sólo pone en duda la interpretación antikirchnerista sino además y fundamentalmente la propia interpretación de Mocca. Si una interpretación, "tanto como cualquier otra, no se desprende objetivamente de los hechos, sino que enuncia un programa de acción, una estrategia política", ¿qué razones tenemos para creer en la interpretación de Mocca?

Después de todo, Mocca no está explicando un fenómeno natural como un terremoto sino interpretando precisamente el resultado de una elección, y además, suponemos, cree tener razón ya que critica a la interpretación antikirchnerista precisamente porque es errónea, y no porque es antikirchnerista, creemos suponer. ¿O acaso Mocca cree que su defensa del kirchnerismo tiene sentido porque es su defensa, de Mocca, y no al revés? ¿Pensará Mocca que sus lectores deberán apoyar al kirchnerismo porque él lo apoya, o porque hay razones independientes del apoyo de Mocca, que son precisamente las que Mocca trata de compartir con sus lectores?

En fin, si un alumno del CBC cometiera semejante error en un examen, comprometería muy seriamente sus posibilidades de aprobarlo. Alguien dirá que no podemos ser tan exigentes con una nota de diario, ni con Mocca. Mocca usa sus notas periodísticas para darse un gusto, sacarse las ganas, no para al menos mínimamente argumentar en defensa de un proyecto político. Nuestra única respuesta ante tal escenario sería: no sabíamos, lástima que no nos avisaron antes. Aunque, para ser sinceros, Mocca bien podría replicar: ¿acaso no me habían leído antes? Y la respuesta tendría que ser sí: no podemos decir que no lo sabíamos: qué me importa tu pasado.


viernes, 25 de octubre de 2013

Violencia es Confundir



Hoy los decanos de varias facultades de la UBA, con mucha razón sostienen que las tomas de las facultades han sido violentas e injustificadas. Lo que llama la atención es el título de la nota: "Violencia es mentir" (click). Quizás el título sea responsabilidad del diario. De todos modos, no nos interesa quién es el autor, sino la confusión que subyace a semejante idea.

En efecto, una toma es violenta porque impide, v.g., que la gente entre o salga de un edificio. Es más, aunque el control de la entrada y salida de un edificio estuviera autorizado, seguiría siendo violento llegado el caso si fuera ejercido contra quienes desean entrar o salir, a pesar de que no tuvieran derecho a hacerlo. Negar el carácter violento de una toma, sea o no legítima, sólo ayuda a la confusión.

Sin embargo, la expresión "violencia es mentir" se ha vuelto popular. Quizás se trate de una expresión metafórica, o una manera de hablar, pero algo redundante si el sentido de la frase consiste en que mentir está mal. Otro tanto sucede con la violencia simbólica o cultural.

El peligro de la confusión es bastante claro. No se trata sólo del hecho de que quienes participan en las tomas suelen creer que son o se entienden a sí mismos como pacifistas. Lo más preocupante es que dado que, como reza el adagio latino, "es lícito repeler a la violencia con violencia", la creencia en que una acción es violenta puede llegar a dar pie a una respuesta violenta.

En efecto, podemos defendernos violentamente si alguien nos amenaza con provocarnos un daño físico (v.g., hundirnos el cráneo), pero sería absurdo decir que tenemos derecho a matar al que dibuja un cuadro "violento". Sin embargo, esta última sería la conclusión necesaria para quienes creyeran en la existencia de la violencia cultural o simbólica. Si la respuesta fuera que en realidad, quien habla de violencia del tipo X reconoce que semejante violencia sólo puede ser respondida con violencia del mismo tipo, con lo cual perdería sentido semejante noción de violencia.

Yendo a las tomas, como se trata de medidas violentas, sólo tendrían sentido (serían necesarias, proporcionales y eficientes) ante una violencia anterior. Una elección universitaria puede ser muchas cosas, entre ellas injusta, inmoral, inapropiada, etc., pero difícilmente puede ser entendida como violenta. Por supuesto, como resultado de una elección puede tener lugar una acción violenta (v.g. la asamblea de representantes decide una acción violenta). Pero, otra vez, a pesar de que no nos gusten quienes hayan ganado, de ahí no se puede inferir violencia alguna.

Alguien podría replicar que si bien la violencia cultural no existe, sí existe algo así como la violencia estructural, la cual proviene del carácter mismo de cierto sistema a pesar de que no corre sangre a raíz de acciones individuales. Se suele decir, por ejemplo, que el capitalismo es un sistema violento, y no sólo, v.g., porque la policía reprime a quienes se resisten a ser explotados.

En otras palabras, la violencia del sistema proviene de las omisiones del mismo. Por ejemplo, el capitalismo no impide que la gente se muera de hambre, a pesar de que podría hacerlo a un muy bajo costo. Otra vez, semejante escenario se refiere precisamente a una omisión pero en relación a un daño físico letal. Nada semejante se puede decir del resultado de una elección.

Finalmente, si aceptáramos que podemos reaccionar violentamente contra una elección, es natural la curiosidad acerca de qué sucedería si realmente debiéramos reaccionar ante un acto más grave que el mero hecho de que el sistema bajo el cual tuvo lugar la elección fuera insuficientemente democrático. ¿Freiríamos en aceite al responsable?

Habemus Aulam (126)! Teórico de Filosofía del Derecho este Lunes 28 a las 17

Annuntio vobis gaudium magnum: habemus aulam! En otras palabras, debido a sucesivos estados de excepción, este lunes 28 a las 17 tenemos teórico de Filosofía del Derecho en el aula 126, y el tema va a ser Aristóteles vs. Hobbes, primera parte seguramente. Andrés

martes, 22 de octubre de 2013

¿Quién puede tirar la primera Piedra? Cualquiera

Enhorabuena, luego de habernos referido una y otra vez a los peligros de la falacia de exigir autoridad moral de una fuente a la hora de comprobar la veracidad de una proposición (v.g. click), Página 12 hoy (click) publica una nota por uno de sus columnistas más representativos, Washington Uranga, en la que pide que dejemos atrás la política de preguntarnos acerca de quién puede tirar la primera piedra.

Sabemos que es difícil de creer, por eso nos vemos obligados a citarlo: "Uno de los tantos problemas que afectan la vida política argentina es otorgar valor a algo por quien lo dice sin reparar, en la mayoría de los casos, en lo que efectivamente está diciendo, en la exposición de los hechos, los argumentos y las razones en las que se fundamenta. Esto ocurre de manera particular en tiempos de campaña electoral, donde las pasiones –también las chicanas, las mentiras y las agresiones sin sentido– suelen desplazar con facilidad a la sensatez, al raciocinio y a los criterios que ayudan al discernimiento". Recordemos que hasta hace poco no había inflación, ni inseguridad, etc., y todo porque quienes lo decían no eran kirchneristas.

Es un gran paso adelante por parte del kirchnerismo: en lugar de exigir que paguemos nuestros impuestos para poder criticar al gobierno, o que formemos un partido político y ganemos elecciones (aunque algunos parecen haber hecho caso al kirchnerismo y parecen estar a punto de darle una dosis de su propia medicina), ahora Página 12 pide que nos concentremos en los argumentos, en qué se dice o hace, y no en quién lo dice o hace. Valga la aclaración, el kirchnerismo no inventó la descalificación ad hominem. Pero es uno de los campeones mundiales de este deporte (algo parecido pasó con el fútbol y los ingleses por un lado, y los brasileños, v.g., por el otro).

Es curioso que, v.g., en el caso Cabandié el kirchnerismo (en realidad, sólo una parte, la que no está tan interesada en cuidar el voto, tal como lo muestra el cuidado de Insaurralde en este tema) insista con la teoría que podríamos llamar "Duchamps" de la política, a pesar del llamado de Uranga a abandonarla. En efecto, así como un inodoro es arte si aparece en un museo en relación a cierto artista, o un inodoro sin más según quién lo use o dónde, la prepotencia puede ser un acto moral de acuerdo con quién la comete. Algunos kirchneristas todavía discuten la existencia de una operación en la cual Cabandié se muestra invocando su condición de diputado y de familiar de desaparecidos en ocasión de recibir una multa de tránsito. Es como si Hitler hubiese denunciado una campaña mediática por la filmación de los campos de exterminio.

Por lo demás, no sabemos si la siguiente admonición que figura en la nota: "se trata de juzgar a los dirigentes por sus trayectorias y por la fidelidad o no al mandato que les fue confiado" es parte de una auto-crítica kirchnerista o una crítica indirecta a quienes no pueden justificar su patrimonio y/o tratan de adaptarse como fuera a un electorado volátil.

De todos modos, es una señal de que las cosas pueden cambiar para mejor en estos tiempos y lugares que sólo daban lugar para el mayor de los escepticismos. Por supuesto, no podemos invocar a la lapidación bíblica sin que nos venga inmediatamente a la memoria "La Vida de Brian":

miércoles, 16 de octubre de 2013

Tomismo en Puán: Teórico de hoy Miércoles 16 de Filosofía del Derecho

Dado que ha vuelto el tomismo a Puán, hoy miércoles 16 vamos a hacer todo lo posible para dar el teórico de Filosofía del Derecho. Lo imposible también si hace falta. Quienes lo deseen pueden comunicarse con nosotros, esperemos que en tiempo real, por twitter (@abrosler), gentileza de uno de los miembros de La Causa.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Jeffersoniana

Habitación 206 del Colonnade Club, el "Faculty Club" de la Universidad de Virginia:


El Club está alojado en el Pabellón VII, el edificio más antiguo del "Lawn" de la Universidad de Virginia. La piedra base del edificio fue puesta por el presidente Monroe el 6 de octubre de 1817 durante una ceremonia masónica a la que asistieron el ex-presidente Jefferson y James Madison. La influencia masónica es fácilmente apreciable en los numerosos edificios con forma de templo que tiene la Universidad (es una escenografía ideal para una puesta de "La Flauta Mágica"). Cuentan que entre sus más grandes logros Jefferson mencionó haber fundado la Universidad de Virginia pero no, v.g., haber sido Presidente de Estados Unidos.