domingo, 21 de octubre de 2012

Koherentismo






Si bien es indudable que los monopolios de todo tipo son injustificables (quizás salvo el estatal sobre el ejercicio legítimo de la violencia), y más aún si existe una ley que los prohíbe (y en todas nuestras oraciones rogamos que se apliquen las leyes antimonopólicas de una buena vez), y además Clarín Miente, algunos gorilas sin embargo desaprueban la política pública kirchnerista de atribuirle a la omnipotencia conspirativa de Clarín todos los males del país. Es más, suelen sostener que dicha omnipotencia es insostenible, e invocan el hecho de que la última elección fue ganada claramente por el kirchnerismo por el 54 % de los votos a pesar de que Clarín había desplegado todas las velas de su omnipotente flota en contra del gobierno.

En realidad, la reacción kirchnerista que pasó de la indiferencia frente a sino de una alianza con Clarín a convertirse en su más letal enemigo puede ser racional (teniendo en cuenta que decir que algo es racional no implica necesariamente que lo estamos aprobando), tal como nos lo suelen recordar diferentes escuelas sociológicas y antropológicas. Pensemos, por ejemplo, en la cultura Azande, tal como fue famosamente descripta por Evans-Pritchard. En efecto, "en las emprendimientos colectivos importantes, en todas las crisis de la vida, en todas las disputas legales serias, en resumen, en todas las ocasiones consideradas por los Azande como peligrosas o socialmente importantes, la actividad era precedida por la consulta del oráculo del veneno" (pp. 121-2, cit. en D. L. d'Avray, Rationalities in History: A Weberian Essay in Comparison, p. 53). Los Azande utilizaban un sofisticado oráculo que admitía preguntas cuyas respuestas eran del tipo "sí o no". Para responder cada pregunta, un sacerdote le daba un grano envenenado, llamado benge, a dos pollos consecutivamente. Por ejemplo, en una primera pregunta, la muerte del pollo implicaría que "sí", y en la segunda la muerte del pollo significaría que "no". Si entendemos bien, se trataba de algo así como una saludable precaución de índole científica de un doble (pollo) ciego, para poner a prueba la corrección de la primera respuesta. La pregunta entonces sólo recibiría una respuesta incoherente en caso de que el veneno matara a dos pollos, o a ninguno de ellos.

Pongamos un ejemplo: 1. "¿Debemos rebajar a nuestros guerreros la cantidad de lanzas hasta ahora no remunerativas, digamos, a la mitad?" y supongamos que el pollo sobrevivió de tal forma que la respuesta fue "no". A continuación la pregunta era 2. "¿Dijo el oráculo la verdad?", de tal forma que si el segundo pollo moría y entonces la respuesta era "sí", el oráculo había funcionado correctamente (v., v.g., D. L. d'Avray, Rationalities in History, pp. 55-6). Si por el contrario, el segundo pollo también sobrevivía y la respuesta era "no", el oráculo no estaba funcionando apropiadamente y empezaban los problemas. Por eso es que los sacerdotes eran muy cuidadosos y trataban de darle exactamente la misma cantidad de veneno al pollo, y suponemos que usaban pollos diferentes, al menos en el caso de que el pollo hubiese sobrevivido a la primera pregunta (huelga decirlo, el trotskismo vernáculo podría usar al Pollo Sobrero como parte del oráculo, aunque no sería recomendable por el peligro al que se vería expuesto).

Es sabido que Evans-Pritchard sostuvo que el esquema conceptual Azande era racional porque era coherente, dadas las creencias Azande sobre la prevalencia de brujerías y su confianza en los oráculos. Cuando una creencia de la red es atacada desde afuera, el resto de las creencias de la red acuden en su ayuda o la mantienen en su posición, sabiendo quizás que la creencia atacada haría exactamente lo mismo en el caso contrario. No hay un último fundamento que haga de base sobre la cual se edifica el edificio conceptual. Es exactamente lo que sucede toda vez que el coherentismo se convierte en el paradigma epistémico, la corrección de una creencia depende de la red a la que pertenece (las creencias se rascan mutuamente las espaldas). Quizás la terminología weberiana puede ayudarnos a entender la racionalidad del coherentismo. Mientras que el sistema Azande de creencias sobre oráculos, brujería y magia es racional en términos de valores, el control de la exactitud del oráculo es racional en términos instrumentales. Los Azande han vivido mucho tiempo de este modo, y Evans-Pritchard mismo, por lo demás, dijo haber vivido un año y medio según esta misma racionalidad sin ningún inconveniente.

Volvamos al kirchnerismo, que ha durado bastante más que un año y medio, aunque menos que la cultura Azande, al menos por ahora. Ninguna crítica, por ejemplo, sobre el crecimiento exponencial del patrimonio presidencial merced a un exitosísimo ejercicio de la abogacía en Santa Cruz durante un par de años, ni sobre la colaboración de Alicia Kirchner durante la dictadura cívico-militar (conducta hoy prevista por el art. 227 bis del Código Penal), ni el recuerdo de la alianza Clarín-Kirchner hasta el 2007, o que el Procurador General dejara su cargo luego de que el Vicepresidente lo acusara de no haber hecho nada para detener una investigación judicial en su contra, ponen en duda las creencias kirchneristas, ya que las mismas se apoyan en otras creencias que acuden a su rescate, como por ejemplo que Clarín Miente (hay que tener en cuenta, sin embargo, que hasta Hitler alguna vez dijo la verdad, como por ejemplo que no había matado a los 20.000 oficiales e intelectuales polacos en los bosques de Katyn, sino que los alemanes los habían encontrado allí, y tenía razón, porque los habían matado los soviéticos, pero nadie le quiso creer a Hitler, lo cual era ciertamente más que comprensible, pero finalmente equivocado). Clarín Miente, sin embargo es racional instrumentalmente dados los valores kirchneristas. Recordemos que a nadie le gusta que le vengan a destruir su visión del mundo. 

Además, el kirchnerismo tiene o consulta a sus propios pollos, ya que no pocos juzgados federales, los cuales no están exentos al doble control Azande mediante la distinción entre Juzgados Federales de Primera Instancia y Cámaras de Apelación, han absuelto de toda sospecha a varios funcionarios públicos y a algunos ni siquiera los investiga (no olvidemos que ni siquiera Carlos Menem ha sido condenado por estos tribunales). Quizás las creencias kirchneristas descansan sobre consideraciones no tanto jurídicas o políticas sino económicas (aunque la inflación del veintipico por ciento anual difícilmente pueda ser considerado un logro, sobre todo si nos hace estallar por el aire) tales como el precio de la soja, sabio recordatorio de que seguimos tan atados a la naturaleza como otras culturas no occidentales.

Finalmente, un kirchnerista tendría toda la razón del mundo si dijera que no es tarea fácil deshacerse del coherentismo, ya que parece ser la única opción disponible entre el fundacionalismo y el escepticismo. No olvidemos que, v.g., el propio igualitarismo rawlsiano descansa sobre consideraciones metaéticas básicamente coherentistas, y no es de extrañar que existan incluso rawlsianos kirchneristas o kirchneristas rawlsianos. Criticar al kirchnerismo por ser coherentista puede ser un arma de doble filo.  


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Clarín desde hace muchos años no goza de mi simpatía por ser anticristiano y especialmente anti católico. Sin embargo lo prefiero a la mordaza, a la represión ideológica, a la persecuta a la libertad, a la opresión económica, es decir a quedarse con el fruto del trabajo y los ahorros verdaderos de quienes trabajamos en serio, y principalmente a quienes pretenden instalar en el país un sistema autoritario. ¿Quién necesita líderes?. Hace falta demócratas ilustrados que aporten propuestas a votar. Hay quienes necesitan a Zaca Zulu para que encabece las correrías, pero creo en la organización política basada en el estado de derecho instituido, y no en bandas que llenan el congreso porque se regalan jubilaciones, planes, y todo tipo de obsequios sociales.
Creo que muchos son lo que son porque no imaginan ni piensan el día despues.
Solo es mi opinión que no pretende ser general. Tampoco quiero ser anónimo, pero soplan vientos de censura a partir de Dubai y los votos fachistas, chinos, etc. .

Anónimo dijo...

Por mas que le de vueltas, yo no logro entender como el pensamiento kirchnerista acepta que Clarin sea el principal causante de todos los males del gobierno. Menos aun que ninguno vea, que hace unos años esto no era asi. Pero increiblemente el gobierno exploto esta idea y no le cuesta mantenerla.

Y no solo es clarin, sino que cualquiera que opine diferente, se equivoca. Han logrado que mucha gente crea esto, a tal punto que nadie (solo ellos) siempre estan en lo correcto y dicen la verdad.

En que terminara el tema con la relatora de ONU por ejemplo? Ella no es clarin, no es oposicion, ni siquiera es Argentina. Pero aun asi salieron al ataque de su credibilidad.
El relator que apoyo la ley de medios esta bien. La relatora esta mal.

Es sostenible esto? No es alarmante que el gobierno de un pais, vaya a otros paises y cuelgue carteles con "Clarin miente", "Recuperamos la fragata" en una cena con la comitiva presidencial por ejemplo??

Que pensara un funcionario de Vietnam por ejemplo, al ver tales carteles?

No es contraproducente darle un papel tan grande a tu "enemigo". No habla en parte de tu falta de liderazgo?

Aclaro que me parece irrelevante si clarin, la nacion, o quien sea miente. Un pais deberia estar mas alla de eso.

Andrés Rosler dijo...

Compartimos el asombro ante la insistencia en la absurdidad. Y nuestro asombro compartido proviene del hecho de que no advertimos que en política importa menos qué decimos o pensamos, sino quién, de dónde viene y por qué. En política siempre estamos a favor de algo y en contra de alguien. El problema es cuando la inevitable relación amigo-enemigo (y en sentido más o menos literal) impide el razonamiento. Ya habíamos hablado de la inversión psicológica que hacen algunos en la política, y por eso no pueden darse el lujo de someter sus creencias políticas al examen de la razón. Mientras tanto, en Ciudad Gótica, una nueva esperanza fracasa.