martes, 21 de agosto de 2012

¿Urdimbres morales, Excepciones políticas, Suspensiones éticas, o Estado de Derecho?


Hoy Horacio González en Página 12 sostiene que la UBA « debió tomar la resolución, desde urdimbres morales previsibles, de no brindar sus prácticas a estas personas portadoras de una alteridad educacional tan radicalmente grave ». En primer lugar González trae a colación el juicio a Eichmann. No vamos a considerar esta mención pero es agua para el molino de los abogados defensores de los genocidas quienes sostenían que el genocidio cometido tuvo lugar durante una guerra, tal como lo había invocado Eichmann.
La tesis que subyace a la defensa que hace González de la resolución de la UBA es que « la misma democracia » debe « hacer cesar en ocasiones específicas un continuo igualitarista que se mantiene sobre bases falsas ». Si bien da la impresión de que González defiende esta resolución y que su argumentación es de naturaleza moral, tal como lo indica la referencia a « urdimbres morales », al traer a colación a la democracia la argumentación de González cae bajo lo que habíamos descripto como argumentación política (click).

Por si no hubiese quedado claro González invoca una « excepción real » en la cual « una democracia educacional... decide quebrar un igualitarismo abstracto en casos en que se esté ante biografías sostenidas en terribles actos ». González dice defender entonces un « tipo de constitucionalismo que se revitaliza en la excepción ». En relación a este tipo de constitucionalismo González se pregunta y se responde: « ¿Qué significa no hacer ingresar al módulo de la enseñanza universitaria a individuos con los cuales la memoria pública mantiene una heterogeneidad notoria, basada en que con ellos quedan pendientes discusiones últimas, más allá de lo que la ley ha dictaminado con su señero castigo? Significa no perder un vínculo vital, más allá de las leyes, sobre la obligación de seguir manteniendo vivo un pasado activo e interrogable. No un pasado fijo y ritualizado, sino uno que nos sea abierto a nuevas interpelaciones. »

Los problemas de esta argumentación política son varios. En primer lugar, supone que la UBA puede privar de un derecho a alguien si « si... emprende –puesto que lo ha dicho– la dificultosa tarea de ser otra, de tornarse una universidad que tome como tema crucial la propia fisura que su atendible negativa ha producido ». Es muy extraño que podamos negar un derecho si estamos dispuestos a "tomar como crucial la propia fisura que nuestra atendible negativa ha producido". Se trata de una frase tan vaga que no puede servir para negar un derecho.

En segundo lugar, la referencia a la excepción sugiere que el Estado de Derecho está en peligro cuando gente como los genocidas está encerrada en la cárcel y quieren estudiar en un programa destinado a la población carcelaria. En realidad, alguien podría sostener que el Estado de Derecho está en peligro si personas que no han sido condenadas son tratadas como si fueran condenadas, incluso cuando está en cuestión si los condenados tienen o no derecho a estudiar en la cárcel. No tranquiliza tampoco leer que según González « las cosas no son tan simples, al punto de poderse resolver la gravedad de este tema con la lógica constitucional o reflexiones que hagan de estos prisioneros un motivo para provocar nuestra propia misericordia ». La misericordia ciertamente es irrelevante, pero lo que González llama "la lógica constitucional" es la única que debe decidir qué hacer con los genocidas estudiantes. Eso es exactamente en lo que consiste el Estado de Derecho.

En tercer lugar, si quedan pendientes discusiones últimas, si el pasado queda abierto, no está "fijo" ni "ritualizado", ¿qué hacer si el día de mañana la discusión toma un rumbo inesperado? Los derechos de los individuos no pueden quedar expuestos a las discusiones sobre el pasado, ni a lo que pase mañana. Existen o no. Como suele decir Ronald Dworkin son "triunfos". González entra en un terreno peligroso al sostener que "hay elementos de una historia que inhiben la simple presencia en ellos de lo que de otra manera sería justo: el universalismo educacional superior, con titulación asequible". La historia no tiene nada que ver con los derechos.

En cuarto lugar, González se contradice dentro de un mismo párrafo y por supuesto lo hace a sabiendas: "Desde luego, deben regir las leyes comunes porque nada debe quedar exento de esta crucial categoría civilizatoria: ser sujetos de derecho es lo que mantiene viva la trama heredada de la cultura. Pero también hay distintos momentos de suspensión ética socialmente acordados de lo que las leyes indican. La constitución, el sentimiento antidiscriminatorio y el sistema de las libertades públicas –la Justicia, en suma– se resguarda mucho más con la censura de sus momentos de abstracción machacona, permitiendo así el rescate de los puntos irresueltos de una historia". Si "deben regir las leyes comunes" entonces no tiene sentido hablar de "momentos de suspensión ética socialmente acordados de lo que las leyes indican". En todo caso, esto sólo puede tener lugar en caso de una genuina excepción, la cual es incompatible con el Estado de Derecho. No puede haber excepción y Estado de Derecho. Por lo demás, los derechos viven o mueren gracias a "momentos de abstracción machacona".

En un Estado de Derecho, lo único que vale son las leyes, tal como lo habíamos ilustrado hace muy poco con una magnífica película (click), aunque eso implique reconocer derechos a seres despreciables. Los derechos están pensados para seres despreciables, precisamente (Skokie). Y si abarcan a dichos seres, por lo tanto abarcan a todos los demás. Para terminar, un clip que ya usamos (el que no tenga tiempo puede empezar en el minuto 11 (si no aparecen los subtítulos hay que activarlos en idem o "CC", si no aparece "CC" conviene ver el video en youtube y ahí sí aparece la opción "subtítulos" abajo a la derecha, primero desde la izquierda):









7 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Andrés:
es ciertamente muy extraño leer frases como las siguientes: "Los derechos de los individuos no pueden quedar expuestos a las discusiones sobre el pasado, ni a lo que pase mañana. Existen o no" de alguien que defiende la autonomía la filosofía práctica sobre la ontología.
?Debemos pensar que los derechos son como axiomas matemáticos?
Luego se afirma: "los derechos son triunfos" y seguidamente "los derechos no tiene nada que ver con la historia". ?Cómo podría haber un triunfo, o sea, una ruptura, sin historia? Nuevamente, si los derechos no tienen nada que ver con la historia ?hay autonomía de la política respecto de la ontología o en general de "lo que es"? ?No sería mejor, en cambio, dedicarse a la filosofía teórica y así describir o deducir derechos ahistóricos?

Andrés Rosler dijo...

Querido Anónimo: muchas gracias por el muy interesante comentario.
Hay varias corrientes que defienden la autonomía de la filosofía práctica y además creen en derechos humanos universales, independientes de la historia (en sentido relevante). El ejemplo más citado es el del kantismo.
Pero supongamos que se equivocan, y que no existe una filosofía práctica independiente de la historia en un sentido relevante, y que además entonces los derechos no sean triunfos. Si no existen semejantes derechos entonces (1) ¿por qué tanto escándalo con las violaciones de derechos humanos? ¿Sólo porque están en contra de lo que cree una época? ¿Y el triunfo es sólo el de una época?
(2) Supongamos que los derechos en cuestión son sólo positivos, y que por lo tanto, v.g., los DD.HH. no existen antes de su creación. O bien respetamos los DD.HH. de todos (violadores de DD.HH. y no violadores), o los de ninguno (los DD.HH. son para todos los humanos), con lo cual sigue el problema de la negativa a admitir represores en la UBA.

Anónimo dijo...

Si, me imagino que habrá varias corrientes que aúnen autonomía de la política y derechos universales, y tal como es el ejemplo de Kant, tienen justificaciones muy poco convincentes al respecto. ¿Leyes morales de sujetos trascendentales?
Con respecto a (1) no veo ningún problema en conciliar el sentido moral con la historia, después de todo es lo único que puedo hacer como hombre de manera honesta (y exigir a otros hombres), no soy un sujeto trascendental ni el Espíritu Santo. Muy al contrario, me parece muy sospechoso quien hable de derechos humanos transhistóricos cual Moisés bajando del Sinaí, totalmente fuera de la filosofía, y deshonesto si se hace bajo el nombre de "filosofía". Por otra parte, ¿por qué tanto escándalo con el "historicismo" y cierto "relativismo" de fondo? ¿Hay que recordar una vez más cuántas matanzas ha habido en nombre de universales muy bien intencionados?
Completamente de acuerdo con (2), aunque no deje de ser muy problemático (como cuestión, más allá del caso específico de la UBA) y eventualmente (si suponemos que tratamos con "el Diablo" pero en tanto tiene reales capacidad de daño, para usar una expresión de su gusto)talvez la cuestión merece más que una banalización de los argumentos de Gonzalez. En un caso extremo, ¿Cómo sabemos si al perdonarle la vida al asesino no corremos nosotros mismos (o cuanto creemos valioso) riesgo? ¿Qué hacer? Claro, insisto, que no sé si este es el caso aquí.

Anónimo dijo...

Olvidé un punto. Estaría próximo a afirmar que los derechos son "triunfos", aunque me parece más apropiado decir que es algo así como una creación, si se quiere cultural (aunque talvez no sea muy apropiado, estrictamente es ontológica). En cualquier caso, sigo pensando que cualquiera de ambas caracterizaciones exigen que el derecho sólo existe por la acción humana, o sea, por la historia. De manera que se podría decir que, justamente porque no son universales, es que los derechos son "triunfos" o creaciones. O sea, justamente porque no era necesario que aparecieran y que no es necesario que sigan existiendo como normativas de sociedad alguna. Finalmente, el hecho que el triunfo sea de una época (ej. la isonomía en la polis, más allá de sus evidentes limitaciones, o la democracia en general) no implica que necesariamente deje de tener sentido para la posteridad. Salvando mil distancias, aún podemos sentirnos interpelados por algo como "igualdad ante la ley". Pero esa vigencia no deja de ser histórica, es porque a usted le interesa Maquiavelo o Schmidt y los lee, interpreta y deforma, que estos autores tienen algo para decir. Entonces, ese "triunfo" es en cierto sentido "propiedad" de una época, pero en otro sentido no. Y creo que en filosofía práctica se hace evidente que lo que interesa es el segundo cuerno, o sea, que Maquiavelo interpele a un individuo de la actualidad. Leer a Maquiavelo o a cualquier autor buscando universales (o tratando descubrir lo que "realmente" quiso decir) me hace acordar un poco a "Pierre Menard autor del Quijote". Creo que es lo menos práctico que puede existir.

Andrés Rosler dijo...

Supongamos que los DD.HH. son en el fondo contingentes o históricos, a pesar de lo que la propia época y el mundo cree (no es la primera vez que una épóca y el mundo se equivocan). El punto de la discusión alrededor de esta entrada es que quienes se niegan a admitir a los represores creen que estos últimos han hecho algo moralmente aberrante, y no sólo contrario a lo que una época cree que es o no moralmente correcto. Podríamos suponer que los represores debería ser ejecutados por el riesgo que representan. Pero, nuevamente, quienes se oponen a admitir a los represores se contentan con dicha negativa y por supuesto la pena de prisión.

Andrés Rosler dijo...

Sobre el último punto: supongamos entonces que los derechos son sólo positivos, no cambia la situación de los represores (v. comentario más arriba: son para todos o para nadie). Sobre la interpretación de los autores, en lugar de mostrar que no existe un universal entendido como una respuesta correcta acerca del significado de una obra, podría ser un arma de doble filo. Toda interpretación de una obra (a diferencia del uso de una obra), como el de toda otra acción, en sentido estricto tiene que contener una explicación de la intención del autor/actor. No me sorprende que mis lecturas sean deformantes, pero eso no prueba que el intencionalismo se equivoca. Además, en el caso de una interpretación de una obra filosófica en última instancia resta preguntarse por si lo que dice el autor, una vez entendido o interpretado, es o no relevante, correcto, atractivo, útil, etc. Y por eso es que se lee o no en última instancia a un filósofo.

Anónimo dijo...

De acuerdo con que "en última instancia resta preguntarse por si lo que dice el autor, una vez entendido o interpretado, es o no atractivo, útil. Y por eso es que se lee o no en última instancia a un filósofo". Justamente ese punto es el que, a mi entender, impide buscar o pretender universales: utilidad o atracción siempre es relativa a alguien. Decidir a priori que lo que a mi me atrae es lo que debe atraer a todos es una petición de principio inadmisible desde un punto de vista humano. Por la misma razón, seguramente la explicación contendrá la presunta intención del autor, pero está claro que la intención "descubierta" es una creación dentro de la interpretación: es indisociable de la intención del interpretante. Dado que es "por eso es que se lee o no en última instancia a un filósofo".
Cúal sería el doble filo de no buscar universales, no me quedó claro.