miércoles, 25 de septiembre de 2013

Tomo y obligo

Nos hemos enterado de un hecho curioso que ya es de público conocimiento. En una asamblea en el Nacional Buenos Aires, los padres de los alumnos que están tomando el colegio han aprobado de manera literalmente casi unánime (ciento veinte o algo así contra uno) apoyar la toma (click). Ciertamente, el hecho de que el único padre que se opuso incluso a someter siquiera a votación la toma trabaja en Clarín no ha contribuido precisamente a aclarar lo que está en juego. No nos extrañaría que 678 o Víctor Hugo Morales apoyaran precisamente la toma por ese solo hecho.

Lo que nos sorprende de la decisión no es tanto la decisión en sí misma, sino la cuasi-unanimidad de la misma. En primer lugar, convendría aclarar qué es una toma, y luego evaluar si está bien o mal, para decirlo en términos algo caseros. Una toma de un edificio es un acto violento, ya que consiste en no dejar entrar (y quizás salir) a alguien de un edificio. Un acto violento, aunque mínimo en comparación con otros, pero obviamente no por eso deja de ser violento.

Por lo cual, quienes creen suscribir la doctrina llamada "pacifismo" y por lo tanto están en contra de cualquier forma de violencia (como por ejemplo los cristianos primitivos u originarios que practicaban el gesto de ofrecer la otra mejilla) deberían oponerse a la toma en cuestión. Ciertamente, la enorme mayoría de padres en cuestión no es pacifista, aunque no nos extrañaría que ellos mismos se consideraran a sí mismo tales. Es una confusión común entre quienes ingenua o perversamente dicen aborrecer la violencia, salvo cuando son agredidos. Pero entonces, no son pacifistas en sentido estricto, sino cultores de la violencia justa o legítima.

Dado que muy pocos son pacifistas, y con razón, queda discutir cuándo un acto de violencia es legítimo. De hecho, ya hemos adelantado que, como reza el adagio romano, es lícito responder a la violencia con violencia. Sin embargo, la razón esgrimida por quienes toman el colegio es que están en desacuerdo con una ley nacional de educación, a la sazón democrática. Probablemente, el desacuerdo puede ser muy bien fundado, pero difícilmente podemos decir que una ley democrática sea violenta: sería una contradicción en sus términos. La aplicación de la ley podría serlo, pero hasta ahora no nos hemos enterado de que el aparato punitivo del Estado se ha puesto en movimiento para aplicar semejante ley. Es más, si una toma está justificada en caso de oponerse a una ley, entonces cuando el Rector cometa algún acto moralmente inaceptable sería absurdo responder igual, i.e. con una toma, y habría que reaccionar con armas químicas por lo menos.

Otro argumento podría ser el siguiente. Todo aquel que participa activamente de la comunidad X tiene derecho a tomar el edificio de X. Todos nosotros somos participantes activos de la comunidad blogger, sin embargo no se sigue de ahí que podamos tomar el edificio de blogger. Es más, los estudiantes ni sus padres son dueños del colegio. Y aunque lo fueran, hay cosas que ni siquiera su dueño puede hacer con su propiedad. No faltó quien comparó la toma con Mayo del 68. Pero el Mayo francés tuvo un objetivo político, cambiar el gobierno. ¿Acaso los estudiantes quieren destituir un gobierno nacional y popular como el de Cristina? Fue por las mismas razones que "el campo" no tenía derecho a cortar la ruta, ni siquiera si hubiese sido sancionada la famosa 125. Decir, finalmente, que la toma es un medio para buscar resonancia mediática supone que la toma está justificada en sí misma, lo cual es una petición de principios. La resonancia mediática no justifica cualquier cosa.

En otras palabras, sólo un pacifista puede oponerse a la violencia per se. Todos los demás admitimos la posibilidad de violencia moralmente justificada. Todavía queda por saber si la toma del colegio lo es. Mientras tanto, un poco de democracia deliberativa:



o en su versión española:


8 comentarios:

Anónimo dijo...

disculpas pero realmente no entiendo el punto de que "difícilmente podemos decir que una ley democrática sea violenta: es una contradicción en los términos, pero al mismo tiempo reconocer que hay desacuerdos fundados.

Andrés Rosler dijo...

La ley democrática se supone proviene del consenso. ¿Cómo sería un consenso violento, excepto por supuesto que se tratara de una masoquista violencia consentida?

Anónimo dijo...

claro, hace referencia a la fuente de la ley. yo había pensado que si el valor de la democracia era procedimental, lo cuál no garantiza que tomemos las decisiones correctas, existiría la posibilidad de que la ley tenga un contenido violento.

Andrés Rosler dijo...

El contenido tampoco puede ser violento, excepto una declaración de guerra o una ley penal. Estamos hablando de una ley federal de educación. ¿Puede una decisión democrática sobre educación ser violenta?

Pedro Caminos dijo...

La definición de "toma" que utiliza La Causa no es aplicable al caso porque las tomas en el Buenos Aires no impiden el ingreso o egres de gente. Sencillamente los alumnos no asisten a las clases y se realizan actividades alternativas en el edificio escolar. Claramente, esto no es un supuesto de "violencia" como el que señala La Causa.

Andrés Rosler dijo...

Entonces debemos pedir nuestras más sinceras disculpas por todo lo que hemos dicho al respecto. Nos queda la curiosidad, ¿por qué lo llaman entonces "toma", si la gente puede entrar y salir, y/o si la actividad es exactamente la misma que antes?

Pedro Caminos dijo...

¿Porque el concepto de toma es interpretativo, y una cosa es tomar una fábrica en la época de Onganía y otra cosa es tomar un secundario en una democracia?

Andrés Rosler dijo...

(1) ¿por qué la toma es un concepto interpretativo? O, ¿qué concepto cultural por así decir no lo es? (2) ¿Quién dijo que la toma de una fábrica no es violenta? La cuestión es si la toma está justificada.