Como en el cuadro de Rafael, algunos leen, otros miran hacia arriba, otros hacia abajo, y otros mantienen la vista hacia adelante
De hecho, nos preguntamos si no fue una suerte en realidad que la lluvia disuadiera a los demás y lograra persuadirlos de no concurrir. Los organizadores, en efecto, no podían ocultar su orgullo en términos de la convocatoria aunque se mostraban preocupados por los efectos colaterales de semejante repercusión. La Policía Federal merced a un operativo conjunto con la Metropolitana y el Regimiento de Patricios cuya ayuda fue solicitada en virtud de tratarse de un caso de fuerza mayor, se vio obligada no solamente a coordinar el acceso de la multitud sino además a desviar el recorrido normal de la línea 55 de transporte colectivo de pasajeros, lo cual a su vez provocó no pocos trastornos en el tránsito del barrio de Palermo en general con embotellamientos que llegaban hasta la sede misma del Regimiento mencionado a la sazón, el cual se mostró solícito de modo casi instantáneo y a quien le estaremos eternamente agradecidos.
En verdad, la asistencia fue tal que los organizadores se vieron forzados a instalar sendas pantallas gigantes (gracias Diego Herman por habernos anoticiado al respecto) para aplacar los ánimos de esa multitud transformada en una verdadera turba una vez que se hubo enterado de que las instalaciones del solar de la esquina de Thames y Nicaragua solamente podían albergar algunos cientos de personas y una decena de abogados. Gracias a los matutinos del día siguiente nos enteramos incluso de que la cola de ingreso llegó a ser de tal entidad que pingües ganancias fueron obtenidas por quienes decidieron celebrar actos de comercio a lo largo de la misma, concentrándose fundamentalmente en la venta de pilotos para la lluvia, paraguas y teléfonos celulares.
Justo cuando lamentábamos que las palabras de los presentadores iban a quedar irremediablemente sumergidas en las aguas del Leteo, una de las personas asistentes—que prefirió que su nombre permaneciera en el anonimato y se llama Graciela Soler—, verdadera Mnemósine rediviva,
nos proveyó amabilísimamente de una grabación del audio de la presentación, el cual ponemos a disposición de los escasísimos lectores que decidieron no concurrir vaya uno a saber por qué.
Si bien el audio permite que nos concentremos en el contenido de las proposiciones, lo cual son buenas noticias por cierto, por otra parte eso mismo a veces impide que entendamos el significado de las mismas. Es por eso que nos vemos obligados a aclarar que las risas que emergen aproximadamente a los 35 minutos de la presentación se deben a ciertos gestos del autor que daban a entender su intención de que la presentación fuera suspendida ipso facto debido a que el Dr. Rosenkrantz en ese momento no tuviera mejor idea que dar a conocer el hecho de que el libro adolece de ciertas contradicciones, y de hecho las risas inmediatamente subsiguientes se deben a otros tantos gestos del autor que dan a entender a su vez que la presentación debía continuar una vez que el propio Dr. Rosenkrantz indicara que en realidad dichas tensiones contribuían a incrementar la valía del libro.
A continuación, sin más aditamentos o cortapisas, las severas y polémicas críticas formuladas por los presentadores, seguidas por la respuesta algo subida de tono del autor a las mismas. Con Uds., los intérpretes:
2 comentarios:
Al muy serio y venerable consejo editorial:
Como lectora de "La causa", me encuentro muy intrigada acerca de cuál es la palabra que, según Rosenkrantz, estaría fuera de lugar.
Sugiero, o más bien exijo, se le dedique a este concepto un articulo especial, a partir del cual podamos entrever algunas de las razones que llevaron a su elección o a su intromisión inesperada (me refiero a aquellas razones que se puedan hacer públicas, obviamente).
Aprovecho este medio para felicitar una vez más al TROESMA Andrés Rosler, quien a través de su claridad y de su lógica implacable nos permite en cada charla, en cada articulo y ahora a través de este texto imprescindible, acércanos a temas tan caros a nuestras experiencias políticas.
Abrazo!
Graciela Soler
Agradecemos de todo corazón semejante comentario, completamente inmerecido por lo demás. El Dr. Rosenkrantz finalmente no dijo cuál era la palabra, pero haremos todo lo posible para tratar de encontrarla. Lo único que podemos asegurar a esta altura es que no se refería a la paráfrasis de Jorge Corona que obra en la p. 100 de Razones Públicas. La Causa de Catón.
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