Rousseau tenía razón: "Esa palabra finanza es una palabra de esclavo" (Contrato Social, III.15). En efecto, tal como nos lo recuerda Castoriadis en "La polis griega y la creación de la democracia", en la Atenas clásica toda ejecución de las decisiones políticas (policía, encargados de archivos, finanzas públicas) estaba en manos de esclavos. Nuestro Presidente del Banco Central (Juan Carlos Fábrega) y el Secretario de Finanzas (quienquiera que fuera, ya que irónicamente por primera vez en nuestra historia discutimos un default sin que sea de dominio público el nombre del que ocupa el cargo) habrían sido esclavos en Atenas.
Sin embargo, hoy en día no hay persona libre que no haya discutido el default, cuestión económica y literalmente efímera si las hay. Algunos como el diputado Roberto Feletti, creen que "la historia va a reivindicar la posición argentina" (click), quizás sugiriendo la instancia del tribunal hegeliano de la historia del mundo por si la apelación al Tribunal de La Haya no tiene éxito.
Otros, como Aníbal Fernández, creen que "Default técnico no es default" (click), en contra de aquel viejo adagio del Parque Centenario ("Penal-gol-gol"). Por lo demás, la frasa de Fernández nos trae reminiscencias de aquel otro viejo adagio iusnaturalista: lex iniusta non est lex, algo así como "el malvado de mi tío Alberto no es mi tío".
El Ministro de Economía, por su parte, cree que es una pavada atómica creer que estamos en default. Sin embargo, según los bonos emitidos por el Estado argentino, el pago se cumplimenta cuando el tenedor del bono recibe el dinero (click). Suponemos, o queremos suponer, que el Ministro de Economía está al tanto de este hecho.
También llama la atención el hecho de que el Ministro de Economía haya alegado que durante la negociación con los buitres tenía las manos atadas ya que el derecho argentino le impedía cumplir con la sentencia estadounidense. En efecto, el Ministro pareció haber pasado por alto el hecho de que el Estado argentino se había sometido a la jurisdicción y al derecho estadounidenses, precisamente porque es soberano. Quienes defienden la idea de soberanía a veces se olvidan de que un ser soberano no sólo puede liberarse sino también obligarse cuando quiere. Sólo quienes no son soberanos son incapaces de hacer algo semejante.
Por si esto fuera poco, tenemos tanta mala suerte que nos ha tocado una contradicción en sus términos: buitres principistas. No sólo algunos han denunciado una cruzada de los buitres contra nuestro país sino que hasta corrió el rumor de que había tenido lugar un acuerdo (promovido por el arriba mencionado Fábrega) que se evaporó una vez que los buitres se enteraron del discurso del Ministro en el Consulado Argentino en Nueva York, apenas terminada la última reunión el miércoles, como si seres egoístas por naturaleza como los buitres se dejaran influir por sus principios.
Ahora bien, suponiendo que fuera cierto que la delegación argentina no podía negociar, ¿acaso los buitres ignoraban que nuestra delegación tenía las manos atadas? ¿Y qué estuvieron haciendo entonces nuestros enviados cuando decían que iban a negociar durante los últimos dos meses? Por alguna razón, esta negociación nos hace acordar a la siguiente escena de "Fargo" (si hubiera que elegir, habría que ver desde 0:35):
Cliente: Ud. me llamó hace veinte minutos y dijo que lo tenía. Listo para hacer la entrega, dijo. Venga y lléveselo. Y aquí está Ud., haciéndome perder el tiempo y el de mi esposa, y yo voy a pagar diecinueve quinientos por este vehículo.
Jerry: Está bien, voy a hablar con mi jefe. Vea, ellos instalan ese TrueCoat en la fábrica, no hay nada que podamos hacer, pero voy a hablar con mi jefe.
Cliente: Estos tipos acá, estos tipos. Siempre lo mismo. Siempre es más!
Jerry: ¿Vas a ir a los Gophers el domingo?
Vendedor: por supuesto.
Jerry: ¿No tendrías ahí un ticket de más?
Vendedor: ¿Estás bromenado?
Jerry: Bien, él nunca había hecho esto antes, pero viendo que se trata de circunstancias especiales, él dice que le puedo sacar cien al TrueCoat.
Cliente: Cien. Ud. me mintió, Sr. Lundegaard. Ud. es un mentiroso descarado. Un mentiroso del carajo.
Cliente: Cien. Ud. me mintió, Sr. Lundegaard. Ud. es un mentiroso descarado. Un mentiroso del carajo.
Cliente: ¿Dónde está mi maldita chequera? Terminemos con esto.
10 comentarios:
Creo que nuestro gobierno actuó de mala fe en las negociaciones de N.Y.
Lo prueba el engaño que se intentó introducir al haber integrado la comisión negociadora con la procuradora del tesoro, de nombre "Angelina" y apellidada "Abbona". Los pobres buitres muy bien pudieron entender que éramos seres celestiales que veníamos a pagar, simples esclavos dispuestos a complacer al amo. Pero para nuestra desgracia, los del país del Norte, antes que leer a Rousseau, prefieren leer a Hobbes:
"De aquella ley de naturaleza por la que estamos obligados a transferir a otro aquellos derechos que si son retenidos obstaculizan la paz de la humanidad, se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres cumplan los pactos que han celebrado, sin lo cual, los pactos son en vano, y nada sino palabras huecas. Y subsistiendo entonces el derecho de todo hombre a toda cosa, estamos todavía en la condición de guerra."
Leviathan. Capítulo XV. De otras leyes de naturaleza.
Me parece que hay un par de confusiones. (A) ¿Puede haber contratos entre amo y esclavo, esto generación de derechos y obligaciones entre ambos? Si el esclavo es parte del amo, y el amo puede desligarse a voluntad, parecería que no puede haber contratos entre ambos. (B) Para el caso de que hubiera un contrato, i.e. de que no hubiera amo y esclavo sino dos partes iguales, Hobbes cree que el contrato no se puede invalidar "a menos que exista una nueva causa de miedo a partir de un hecho u otro signo de la voluntad de la otra parte de no cumplir con la prestación" (EFDC, ii.11, ann.).
Que diría Hobbes sobre una compañía de 300 empleados que somete a todo el poder del Leviatan?
Para responder la pregunta habría que hacer otra primero: ¿el Leviatán firmó un contrato con esta compañía de 300 empleados?
quizás lo que en realizad pasó, puertas adentro, fue esto:
https://www.facebook.com/video/video.php?v=1252504147526
Muy interesante la analogía con el Diablo. El problema entonces sería el libre albedrío.
Claro, las cualidades morales de la otra parte (sean buitres o el diablo) no invalidan el contrato.
Bueno, la pregunta sería ponderar si vale mas el contrato con un fondo buitre el contrato social firmado con 40 millones de personas.
En realidad, con las 40 millones de personas puede haber un deber o una obligación, pero no contractual. Dudo que 40 millones hayan firmado un contrato. Pero, sin duda, hay casos en los que las obligaciones contractuales deben dejar paso a requerimientos de mayor importancia. Lo más curioso es que el Gobierno alega que cumplió con el contrato de todos modos, que pagó, y no que tuvo que cumplir con otras obligaciones.
No, por suerte no le pagó a los Holdouts, gatillando una deuda insostenible para los 40 millones restantes.
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