domingo, 6 de julio de 2014

¿La Selección cruzó el Rubicón?



Varios periodistas están hablando del Rubicón que cruzó la Selección Nacional al haber vencido a Bélgica y pasado por lo tanto a las semifinales del Mundial, y todo esto debido a la metáfora que usó nuestro DT Alejandro Sabella en las vísperas del partido de cuartos de final.

El problema con esta metáfora es que es evidentemente redundante o peligrosamente falsa. En efecto, el Rubicón era un arroyo rojizo que determinaba el límite entre Italia y la Galia Cisalpina, posiblemente el actual  río Pisciatello. Al cruzar el Rubicón, César (quien realidad sólo expresó en su característica tercera persona que "César se dirigió hacia Rimini", la ciudad que quedaba del otro lado del arroyo) sabía que transgredía una de las prohibiciones constitutivas de la república romana, según la cual ningún general victorioso podía entrar en territorio romano con su ejército, para evitar precisamente toda influencia militar en la toma de decisiones políticas. 

La decisión de César dio inicio a la guerra civil, nominalmente para defender los derechos de los tribunos de la plebe que habían acudido a él para que los protegiera, pero César reconoció más tarde que lo hizo en realidad para escapar de una condena y del exilio. 

De ahí que el cruce del Rubicón por un lado designa la voluntad de no volver atrás y/o haber alcanzado un punto del cual no se puede volver, lo cual es obvio en toda competencia deportiva una vez que se pasa de ronda. Un semifinalista, entendemos, no puede volver a estar en cuartos de final. La frase que se le atribuye a César a orillas del Rubicón ("la suerte está echada") revela además la performatividad de las competencias deportivas.

Pero, por el otro lado, el cruce del Rubicón también se refiere a una decisión claramente ilegal, que atenta contra los cimientos del régimen republicano. Claramente, por suerte, Sabella no tiene que escapar de condena o exilio alguno. Faltaba más. Ha mostrado que es un muy buen director técnico (aunque las lesiones de algunos jugadores han contribuido a que pueda formar un equipo; quizás no debería haber esperado que eso sucediera para hacerlo, pero no debe ser fácil manejar tantos egos de estrellas). Dicho de sea de paso, el Rubicón podría designar un cruce revolucionario, pero, para bien o para mal, lo que está haciendo Sabella no es muy revolucionario que digamos.

Evidentemente, el punto de Sabella (y de los periodistas que lo siguen) es que el equipo deseaba llegar más lejos que muchos de sus antecesores. Ojalá que lo logre, pero eso quizás sea la Luna (como se decía hace tiempo), no el Rubicón.

Finalmente, es curioso que muchos se indignen por los actos de corrupción en los más alto niveles de la FIFA pero no por los logros de la FIFA en la última década. Después de todo, este Mundial es uno de ellos.

4 comentarios:

Anónimx dijo...

https://www.dailymotion.com/video/x1zmqm7_el-video-que-la-fifa-no-quiere-que-veas_sport

Andrés Rosler dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrés Rosler dijo...

Perdón: http://lacausadecaton.blogspot.com.ar/2014/06/el-imperio-contraataca-siempre.html

Eduardo Reviriego dijo...

Mientras que la frase atribuida a César no la repita Kicillof, no hay problema en que la emplee otra persona.