viernes, 30 de agosto de 2013

La Pluma es más poderosa que la Espada

El genio de Cristina no descansa, tal como tuvimos ocasión de comentar hace poco (click). Ayer afirmó que los medios quieren derrocarla utilizando balas de tinta, tal como habían derrocado a Perón las balas de plomo (click). Es curioso sin embargo que Cristina no haga referencia alguna a la violencia empleada en varias provincias afines como Neuquén, Tucumán o Formosa en contra de ciudadanos indefensos (aunque si Cristina cree que hay balas de tinta, probablemente también crea que una manifestación en su contra es violencia y encima injustificada).

Quizás Cristina suscriba a la vieja tradición platónico-cristiana, que tanto molesta a Nietzsche, la cual no sólo gira alrededor del dualismo alma-cuerpo sino que considera que el alma es más importante que el cuerpo. Probablemente Cristina al hablar tuvo en mente, sin darse cuenta, la siguiente e inolvidable escena de "Perfume de Mujer", en la versión protagonizada por Al Pacino, a partir de 2:18', la cual continúa con el topos platónico-cristiano:



- "Yo anduve por ahí, ¿sabe? Hubo un tiempo en el que podía ver y he visto muchachos como estos, más jóvenes, sus brazos arrancados, sus piernas destrozadas. Pero no hay nada como la visión de un espíritu amputado, no hay prótesis para eso".

Los miembros de La Causa, por las dudas, aclaramos que nos atemoriza la represión policial y las balas que suele usar la policía (del material que fuera) que las balas de tinta y que, si es que tenemos la posibilidad de elegir, preferimos toda la vida, lejos, que nos tiren con balas de tinta antes que con balas de verdad, o que escriban cualquier cosa sobre nosotros y no que nos tiren con balas o con gente.

Volviendo a Cristina, quizás no se trate sólo de la influencia del dualismo sino que además haya influido en la posición de Cristina la insistencia por parte de ciertas teorías políticas en la idea de que no sólo existe violencia física o individual y además quizás estructural o colectiva sino incluso simbólica. Se trata de una teoría, la de violencia simbólica, que se presta a confusiones, sobre todo cuando se la usa para sugerir una actividad criminal como la de querer derrocar al Gobierno. En el fondo, es sólo una exageración por parte de Cristina.

O probablemente se trate de una notoria confusión. En efecto, aunque supusiéramos que Clarín efectivamente deseara derrocar al Gobierno, se trata sólo de un deseo, ya que sus acciones consisten en denunciar actos ilegales por parte del Gobierno (ya tratamos las varias falacias en cuestión ensayadas por Carta Abierta: Justo lo que faltaba). En todo caso, en el pasado Clarín tuvo cierto peso, pero sus balas chocaron contra el 54 % hace dos años.

La conducta de Clarín, en el peor de los casos, nos hace acordar a la conducta de uno de los miembros de La Causa que detesta tanto a una persona que no sólo le desea lo peor sino que vive comprándole un pasaje de avión todos los días probando su suerte con la accidentología aeronáutica (quién sabe, la ironía del destino quizás se encargue de que la accidentología aeronáutica acabe con su propia suerte). El punto es que lamentablemente tanto publicar un diario como comprar pasajes de avión son actividades legales, por reprochables que fueran los motivos que inspiraran dichos actos.

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