viernes, 23 de agosto de 2013

Good Morning Canada (and Australia)

La Presidenta de la República no puede con su genio. Ahora cree que Argentina está económicamente mejor, o al menos igual, que Canadá y Australia (debido a que, v.g., tenemos una proporción mayor de reservas que dichos países, sin tener en cuenta el ingreso por cápita, la inflación, el ahorro, educación, salud, etc., ni que sólo un país con graves problemas económicos debe tener más reservas que los demás). Lo había dicho hace unos días en Río Gallegos y ahora lo repite (click). O peor, no lo repite, sino que sostiene nunca quiso comparar a dichos países, con lo cual deja de equivocarse para admitir que no sabe lo que hace: ¿cuál es el sentido de hablar de los tres países si no deseaba compararlos? Quizás sólo se trate de una nueva oportunidad para practicar su inglés.

De todos modos, es obvio que podemos elegir algún estándar merced al cual Argentina es superior a países tales como Canadá y Australia. Por ejemplo, ninguno de ellos jamás ganó un Mundial de fútbol. Ni tampoco un ciudadano de dichos países llegó a ser Papa. La otra cara de estas comparaciones anodinas, tal como lo habíamos discutido (nazis eran los de antes), es que entonces el kirchnerismo es nazi, v.g., porque al igual que el nazismo cuenta con una juventud política o porque utiliza al deporte como arma de propaganda política. La falacia es tan evidente que llama la atención si esta clase de comparaciones se le ocurre a la Presidenta sola o si en realidad son sus allegados los que se las hacen llegar, y si los allegados cobran por sus servicios.

Por alguna razón esto nos hace acordar a aquella gran película de Mel Brooks, "Los Productores" (la original de 1968 con Zero Mostel y Gene Wildner, no la reciente "remake"), en la que un contador le hace saber a un productor fracasado de Broadway que podría hacer muchísimo más dinero con un fracaso que con un éxito vendiendo el 100 % de los ingresos del show a muchas personas, y luego quedándose con todo el dinero gracias al fracaso. De ahí que busca la peor obra (un musical llamado "Primavera para Hitler" en el que se cuenta el costado bueno de Hitler), con el peor director, los peores actores, hasta intenta sobornar al crítico del New York Times, para que la obra fracase. Pero la obra es tan mala que la gente cree que es una comedia y se convierte en un gran éxito, con lo cual los productores terminan en la cárcel. A veces parece que Cristina misma no está interesada en que le vaya bien, o cree que cuanto peor mejor. Veremos cómo termina la película. Mientras tanto, la escena en que convencen al peor autor de la peor obra para que firme el contrato:



- Está usando un casco alemán.
- No digas nada que lo ofenda. Necesitamos esa obra.
- ¿Franz Liebkind?
- [con acento alemán] Nunca fui miembro del Partido Nazi, no soy responsable, sólo seguía órdenes. ¿Quiénes son Uds.? ¿Por qué me persiguen? Mis papeles están en orden. Amo a mi país adoptivo. ¿Qué quieren?
- Relájese Sr. Liebkind. No somos del gobierno. Vinimos a hablar con Ud. sobre su obra.
- ¿Mi obra? ¿Ud. quiere decir "Primavera para quien Ud. sabe?
- Sí.
- ¿QUÉ PASA CON ELLA?
- La amamos. Creemos que es una obra maestra. Por eso estamos aquí. Queremos producirla en Broadway.
- Oh alegría! Oh alegría de las alegrías! Sueño de los sueños! No lo puedo creer. Debo contarle a los pájaros. ¿Pájaros, escuchan? Voy a limpiar el nombre del Führer.
- Sr. Liebkind, por favor, la gente puede oírlo.
- Este no es un lugar para hablar. Vamos a mi departamento. Una ocasión así reclama schnapps.

- No mucha gente sabía que el Führer era un gran bailarín.
- ¿En serio? Nunca siquiera soñé que...
- Eso es porque Ud. fue engañado por la propaganda aliada. Decían mentiras, mentiras! Pero nadie nunca dijo algo malo sobre Churchill. Churchill, con sus cigarros, su brandy, su pintura podrida. Hitler, él sí que era un pintor: podía pintar un departamento entero en una tarde, dos manos.
- Exactamente por eso...
- Déjenme que les diga esto: Hitler era más apuesto que Churchill, contaba chistes más graciosos...
- Exactamente por eso... queremos producir esta obra, para mostrarle al mundo el verdadero Hitler. El Hitler que Ud. amó, que Ud. conoció, el Hitler con una canción en su corazón. Aquí, firme aquí. Haga realidad su sueño.
- Aquí está "Primavera para Hitler", sellada, firmada y entregada. ¿Qué te pasa?
- No me importa el acuerdo, no voy a usar este brazalete.


Bonus track (1): la escena del casting dentro de "Los Productores":




y (2) el musical en escena:


 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo único divertido de la filosofía del derecho, son las entradas del este Blog.

Eduardo Reviriego dijo...

Una de las consecuencias de la desmesura (hybris) de la presidenta:
http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-227439-2013-08-23.html
Eso ocurre por estar alardeando fantasiosamente de que estamos mejor que Australia o Canadá.

Andrés Rosler dijo...

Al menos la filosofía del derecho tiene algo divertido.

Eduardo Reviriego dijo...

Y la filosofía en general también:
http://www.blackiebooks.org/catalogo/los-simpson-y-la-filosofia/1