domingo, 2 de septiembre de 2012

"Al menos tenían Ideales"





Unas pocas palabras del escritor Marcos Aguinis han provocado bastante revuelo. Leamos la frase de Aguinis en cuestión: “las juventudes hitlerianas…, por asesinas y despreciables que hayan sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin, como la raza superior y otras locuras. Los actuales paramilitares kirchneristas, y, y otras fórmulas igualmente confusas, en cambio, han estructurado una corporación que milita para ganar un sueldo o sentirse poderosos o meter la mano en los bienes de la nación” (click). La reacción en contra fue ecuménica. Hubo kirchneristas que respondieron que Aguinis defiende una posición antisemita o directamente nazi. Es curioso sin embargo que el kirchnerismo crea que Aguinis quiso defender al nazismo, ya que en realidad Aguinis usa al nazismo para criticar al kirchnerismo. Y un caracterizado anti-K como Pepe Eliaschev critica a Aguinis por banalizar al Holocausto (click); curiosamente, no pocos kirchneristas criticaron a la DAIA por no haber criticado a Aguinis precisamente por la misma razón. 

A primera vista da la impresión de que efectivamente Aguinis se propuso comparar al kirchnerismo con el nazismo para hacerlo quedar mejor al segundo (lo cual nos hace acordar a cuando el dictador de Sacha Baron Cohen se refiere a alguien como "fascista, pero no en el buen sentido de la palabra"). La comparación es obviamente burda ya que ni siquiera Aguinis puede creer que el kirchnerismo envía a campos de concentración o de exterminio a quienes el kirchnerismo considera que son enemigos del régimen. Sin duda, por ejemplo, hoy en día está en discusión el uso de la AFIP para disuadir a quienes expresan sus opiniones en contra de la política oficial. Pero que alguien pueda siquiera imaginar que existe punto de comparación entre la AFIP y un campo de concentración es una afrenta para quienes vivieron la persecución nazi. Si quedara alguna duda, bastaría con preguntarse qué preferiría el que se mantiene dubitativo: ¿una inspección de la AFIP o un pasaje en tren a Auschwitz?

Pero Aguinis tiene razón al decir que los nazis actuaban por ideales. Negarlo equivaldría a confundir la acción idealista, o por principios, o ideológica, o por convicción, con la acción correcta, como si una acción principista fuera por definición más valiosa que la conducta que sólo busca satisfacer el auto-interés del agente, o para usar los ejemplos que menciona Aguinis, que es preferible el asesinato idealista antes que la corrupción. Nuevamente, basta con preguntarse qué preferiríamos si en un campo de concentración nos topáramos con un nazi idealista o con un nazi corrupto. El nazi idealista nos mataría precisamente por sus convicciones y ningún dinero del mundo podría hacerle cambiar de opinión. Un nazi corrupto al menos nos deja la puerta abierta a la esperanza. El dinero sin duda es moralmente sospechoso, pero no tanto como para hacernos creer que su mera intervención convierte a la acción en cuestión en una instancia del mal absoluto. Hay que ser muy estrecho de miras como para creer algo semejante. En todo caso, esto equivale a creer que la honestidad sólo consiste en actuar por principios, sin que importe cuáles son. Es más, los nazis no sólo fueron inmorales, sino que además fueron irracionales, desatendieron su propio interés, al destinar los recursos suficientes para cometer un Holocausto durante una guerra, y todo por sus ideales. 

Si Aguinis fuera consecuente, además, debería sostener que los actos de violencia política cometidos durante la década de los setenta son preferibles moralmente a los actos de corrupción que él le atribuye al kirchnerismo. La posición de Aguinis conduce a que toda acción provocada por un ideal quede automáticamente justificada, por lo cual cualquier acto de violencia política, por sangriento que fuera, quedaría justificado si obedeciera a una convicción o ideología, sea de izquierda o de derecha. En realidad, para poder evaluar moralmente una acción no es suficiente con saber que en lugar del auto-interés dicha acción fue movida por ideales, sino que además es decisivo saber cuáles eran los principios, convicciones o ideologías en juego. 

El tiempo le está dando la razón al diputado Jorge Rivas tuvo razón cuando dijo que uno de los atractivos más fuertes del kirchnerismo son sus enemigos antes que sus propias virtudes.

3 comentarios:

Edgar dijo...

Estoy de acuerdo con el contenido y argumentación de esta nota, excepto con este razonamiento:

"... Aguinis se propuso comparar al kirchnerismo con el nazismo [...] La comparación es obviamente burda ya que ni siquiera Aguinis puede creer que el kirchnerismo envía a campos de concentración o de exterminio a quienes el kirchnerismo considera que son enemigos del régimen."

Creo que Aguinis, al comparar la actividad de ciertas agrupaciones políticas kirchneristas con, por ejemplo, las Juventudes Hitlerianas, no tiene la intención de decir que La Cámpora, por ejemplo, mande a personas a campos de concentración, o que aliente dicha actividad.

La idea de decir que "lo que hace La Cámpora al hacer política dentro de las escuelas públicas se asemeja al accionar de las Juventudes Hitlerianas durante la Alemania nazi" es llamar la atención, queriendo significar lo siguiente: "teniendo en cuenta que La Cámpora realiza actividades similares a las Juventudes Hitlerianas, debemos estar atentos a las actividades de la primera, ya que las actividades de la segunda agrupación formaban parte de uno de los regímenes políticos más totalitarios que hubo, y fueron el preludio a que dicho régimen alcanzara su más alto (o más bajo) clímax dictatorial". De antecedentes similares, pueden esperarse consecuencias similares. De allí el llamado de atención.

Es decir, estemos atentos, simplemente, porque con los mismos antecedentes (cierto tipo de militancia política juvenil, común a La Cámpora y las JJ. HH.), sucedieron determinadas consecuencias indeseables. Las consecuencias indeseables que podrían suceder a las actividades de La Cámpora, dado su carácter análogo al de las de las JJ. HH., nos deben poner atentos, en caso de que pudieran darse.

El caso de las actividades del nazismo se lo usa como el caso más prototípico y extremo de un régimen totalitario muy ideologizado, pero se podrían haber utilizado analogías con otros regímenes, como el soviético, el maoísta, el de los Khmer Rouge, o el de la actual Corea del Norte. Y si se usaran, no es con la finalidad de decir que las agrupaciones kichneristas sean "lo mismo" y que tengan las mismas y exactas consecuencias que tuvieron (y tienen) las agrupaciones juveniles de los otros regímenes. Sólo se quiere expresar un llamado de atención, ante la similitud de características.

Conclusión: creo que no corresponde condenar a Aguinis por "banalizar" el nazismo, y quitarle entidad a su absoluta maldad, ya que su intención no es esa, sino la de, justamente, sabiendo que el Nazismo fue lo peor de lo peor, de que estemos atentos frente a aquellas actividades que pudieran realizarse en la actualidad que se asemejen a las que realizó el Nazismo, ya que, puede decirse, de antecedente similares pueden esperarse consecuencias similares.

Edgar Denker




Andrés Rosler dijo...

Edgar, muchas gracias por tu comentario. Estamos totalmente de acuerdo con que el problema no es si Aguinis "banaliza" o no el nazismo. Es cierto que uno puede alegar argumentos del tipo de la pendiente resbaladiza o contrafácticos. Pero en dicho caso la cuestión es cuándo comenzar con ellos. El mero hecho de que La Cámpora entre en los colegios nos parece un poco apresurado para traer a colación el nazismo (o el comunismo, o lo que fuera). Además, quien menciona a la Hitlerjugend lo hace porque parte retrospectivamente de dónde terminó el proceso y quiere que precisamente pensemos en el Holocausto o el fin del nazismo. No da la impresión de que Aguinis quiso proceder como un verdadero historiador, sin cometer ningún anacronismo, y sólo se puso en el lugar de sujetos que tomaban decisiones mientras se formaba el nazismo, cuando muy pocos siquiera imaginaban lo que iba a pasar. La referencia a la Hitlerjugend conduce casi necesariamente al Holocausto, aunque el Holocausto recién se ideó y puso en marcha al final del proceso. Por ahora, además, el kirchnerismo maneja discrecionalmente la publicidad pública, defiende a gobernadores afines, reprime la protesta social, etc., pero de manera parecida a otros gobiernos contemporáneos que están lejos del Holocausto y de la disgregación o segregación jurídica y cultural de sus enemigos. Finalmente, políticamente lo que logró Aguinis es exactamente lo contrario de lo que, aventuramos, se propuso. A veces parecería que los anti-kirchneristas trabajan para el kirchnerismo (y que varios kirchneristas, sin duda, trabajan para el anti-kirchnerismo, o deberían hacerlo).

Edgar dijo...

Gracias por la respuesta.
Tal vez proyecté en Aguinis mis propias intenciones al hacer una analogía de ciertas agrupaciones kirchneristas con las Juventudes Hitlerianas (lo hice casualmente el mismo día de la publicación del artículo de Aguinis, en el "muro" de mi Facebook): la mía era principalmente la de causar impacto. Si hubiese usado como analogía otros regímenes más "laxos", quizás no habría llamado tanto la atención. Y mi analogía no apuntaba directamente al nazismo como causante del Holocausto específicamente, sino como causante de uno de los peores regímenes totalitarios fuertemente ideologizados que ha habido.
Ahora bien, el hecho de que no haya claros elementos de prueba para justificar que las características de las agrupaciones kirchneristas actuales sean signos evidentes que preanuncien un futuro régimen totalitario, mi sensación, puramente subjetiva, es de cierto temor frente a los parecidos, y de ahí mi llamado de atención para mis escasos contactos de Facebook, y por eso no estoy tan en desacuerdo con lo escrito por Aguinis en lo que respecta a la analogía con las JJ. HH.

Y estoy ciertamente de acuerdo en que parece que muchos anti-kirchneristas trabajan para el Kirchnerismo. Incluso me atrevería a afirmar, siguiendo al mismo Kirchnerismo con su costumbre de explicar todo mediante teorías conspirativas, que muchos periodistas e intelectuales anti-kirchneristas, con Aguinis a la cabeza, han sido contratados y entrenados por el Kirchnerismo. No caben dudas de que el efecto que provocan estos escribientes en muchos lectores "neutrales" es generarles el siguiente razonamiento: "Si estos son los anti-kirchneristas, la verdad seguro que ha de estar en el Kirchnerismo".

Saludos.