sábado, 7 de enero de 2017

Derek Parfit, in Memoriam (1942-2017)




Para despejar el rumor de que a este blog solamente le interesan los chistes de Jorge Corona y las películas de Sacha Baron Cohen, vamos a hacer una excepción y pegamos a continuación un texto del muro de Facebook de un miembro de nuestro staff en el cual cuenta la impresión que le causara Derek Parfit la primera vez que lo viera en Oxford, hace un poco más de veinte años, mientras empezaba sus estudios de doctorado. Dado que todo el mundo conoce el genio de Parfit, quizás esta narración ayude a rescatar una dimensión previsible aunque tal vez no tan conocida del autor de Reasons and Persons.

'Por alguna razón, luego de haber almorzado con mi gran amigo Julián Epelbaum, me acabo de acordar de que durante mi primer año en Oxford, 1994-1995, tuve la osadía de ir a la primera clase del seminario para el B.Phil. (maestría en filosofía) que daba Derek Parfit en el All Souls. 

Siendo miembro del All Souls Parfit no tenía carga docente alguna, pero obviamente él conocía la importancia de dar clase. Dije “osadía” porque los seminarios de B.Phil. estaban reservados para los estudiantes de posgrado en filosofía.

Nunca me voy a olvidar de ese primer día. Parfit apareció tal como lo describen ahora en las necrológicas, con su camisa blanca y pantalones negros, con la salvedad de que en esa época además usaba una corbata roja. Parfit siempre usaba la misma ropa, i.e. solamente compraba pantalones negros y camisas blancas (y corbatas rojas en aquel entonces, aunque supongo que menos ya que las corbatas no tienen el mismo desgaste que el resto de la ropa, siempre y cuando se les dé un uso habitual), fundamentalmente para no perder tiempo decidiendo qué ponerse (indudablemente, esto es lo único en lo que me parezco a Parfit, al menos en lo que atañe a mi colección de camisetas blancas).

Al comienzo de la primera clase Parfit le pedía a cada uno de los estudiantes que se presentara y sobre todo contara en qué estaba trabajando (aclaro que, como buen doctorando en derecho, yo estaba sentado en la última fila, oculto, sin pronunciar palabra; encima, en esa época mi inglés era peor que ahora, hablaba como el protagonista del comercial de desodorantes Axe de aquella época, precisamente antes de ponerse el desodorante). Entonces, cada uno de los admitidos al B.Phil. (muchos de ellos estadounidenses que a su vez estaban admitidos en los mejores programas de doctorado en su país pero así y todo para ellos el B.Phil. de Oxford era un must) presentaba su tesis.

Ahí fue que vi a la mente de Parfit en actividad, en vivo y en directo o en tiempo real como se dice ahora, ya que apenas acababa él de escuchar lo que le decía cada estudiante (sea que se tratara de filosofía moral, filosofía de la mente, metafísica, lo que fuera), ipso facto en no menos de tres y no más de cinco minutos no solamente le trazaba un panorama extraordinario y sucinto a la vez del estado del arte de esa cuestión sino que además le anticipaba todos los caminos que podría tomar, cuáles le convenía y cuáles no, qué problemas tenía que evitar, etc. 

Nunca jamás había visto yo, ni volví a ver, un despliegue de semejante inteligencia, talento y precisión a la vez, y todo eso en tan poco tiempo, obviamente porque tenía que hacer lo mismo con la veintena de asistentes al seminario. Parfit jamás había hablado antes seguramente con esos estudiantes, pero estoy seguro de que en esos cinco minutos les había cambiado la vida para siempre. Era una mente que jugaba ella sola simultáneas filosóficas con las mentes de los demás, y que daba la impresión de que no podía perder una sola partida. 

También me acabo de acordar que hacia 1998-1999, cuando exponía en lecciones parte de lo que terminaría siendo su trabajo “Sobre lo que importa” (On What Matters), Joseph Raz mismo asistía para hacerle preguntas. Básicamente, se entendían solamente entre ellos dos.

Parfit debe haber sido uno de los últimos grandes "Mr" de Oxford, i.e. un don que no necesitaba un doctorado para trabajar ahí. 

Se fue quizás el más grande. Por suerte todavía nos quedan sus ideas'.

2 comentarios:

Carola dijo...

encontré el botón;tardé en entender q "No hay comentarios" es el botón para dejar comentarios. mi experiencia en blogs es nula :(

Andrés Rosler dijo...

Hola Carolina. Muchas gracias por el comentario. Yo también tardé bastante en encontrarlo!