El mundo asiste otra vez atónito a dos grandes nuevos
fenómenos argentinos. En primer lugar, politólogos, sociólogos e incluso
psicólogos de todas las latitudes están fascinados con el comportamiento electoral argentino. En
efecto, han comprobado un fenómeno extraordinario. Mientras que las acusaciones
de corrupción, por no decir nada de las condenas a tal efecto, logran que,
v.g., el kirchnerismo no solamente mantenga su caudal electoral sino que además
lo acreciente—si no es que incluso le permite reformar la Constitución—, al
mismo tiempo hacen que otros partidos experimenten el efecto inverso, i.e., ven
decrecer su rendimiento por las mismas razones. ¿A qué se debe que en un caso
la corrupción sea directamente y en otro inversamente proporcional al
incremento del voto?
Nótese que el punto no es que la corrupción merezca la mala prensa que suele tener. En efecto, quizás se trate solamente de un prejuicio burgués u "honestista", como bien solían decir algunos kirchneristas. Sin embargo, la pregunta sigue siendo por qué la corrupción, sea lo que fuera, afecta de modo tan diferente al electorado.
Nótese que el punto no es que la corrupción merezca la mala prensa que suele tener. En efecto, quizás se trate solamente de un prejuicio burgués u "honestista", como bien solían decir algunos kirchneristas. Sin embargo, la pregunta sigue siendo por qué la corrupción, sea lo que fuera, afecta de modo tan diferente al electorado.
En realidad, no hace falta ser un científico especializado
en el lanzamiento de cohetes para darse cuenta de que la explicación, para
variar, es el peronismo. Aunque muchos discuten acerca de si el kirchnerismo es
o no verdaderamente peronista, es innegable que existe una relación bastante
próxima entre ambos. Ahora bien, es un hecho que pasará un camello por el ojo
de una aguja antes que la corrupción le haga perder votos al peronismo. Sin
embargo, obviamente, esto no es una explicación, sino solamente una
identificación del problema. Resta explicar por qué al peronismo la
corrupción no lo afecta o en realidad lo fortalece, a diferencia de los demás partidos. Huelga decir que se trata de un
secreto mejor guardado que la fórmula de la Coca Cola, porque si se hiciera
público, el peronismo perdería esta innegable ventaja electoral. Nos vendría
bien entonces un rocket scientist
capaz de identificar la fórmula y explicar el misterio.
Hablando de científicos especializados en el lanzamiento de
cohetes, nos sumamos al coro de quienes saludan este nuevo logro de nuestra comunidad
científica, el lanzamiento del satélite ARSAT 2 al espacio. Somos uno de los
pocos países en el mundo que han logrado algo semejante. Sin embargo, y sin
querer desmerecer en absoluto este logro, no hay que perder de vista que una
cosa es lanzar un satélite al espacio y otra muy distinta lograr que un
candidato peronista que sabe que va ganando en las encuestas participe de un
debate presidencial. Ni siquiera la institución de un Premio Nobel en la disciplina parece ser de ayuda, ya que es imposible siquiera intentarlo. Sin embargo, muchas veces la ciencia logró lo que en alguna época pareció imposible. Es cuestión de esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario