jueves, 16 de mayo de 2013

Lo hicimos, salimos en el Diario




Era una cuestión de tiempo. Tarde o temprano nos iban a plagiar. Lo que no imaginábamos es que el plagio provendría de un gigante mediático como Clarín, lo cual, para qué lo vamos a negar, nos enorgullece. Significa que algo estuvimos haciendo bien, o, para no entrar en polémicas, significa al menos que tuvimos éxito o repercusión. Por si no nos creen, transcribimos a continuación la prueba irrefutable al respecto que obra en una nota de Clarín (click).

En efecto, en apoyo de la tesis según la cual "el gobierno de la doctora de Kirchner está en camino de convertirse en una dictadura", Marcelo Moreno cuenta que "En el año 46 antes de Cristo, Marco Poncio Catón (llamado El Joven para distinguirlo de su bisabuelo) se suicidó en la ciudad de Útica de manera espantosa. Lo hizo luego de que César derrotara a sus aliados en la batalla de Tapso. Catón estaba convencido -como era bien probable- que César terminaría coronándose emperador, aniquilando la República. De esta forma, Catón y todos los romanos pasarían, sin derechos ni libertades, de ser ciudadanos a súbditos, como ocurrió efectivamente años después, cuando Octaviano, sobrino de César, se proclamó Augusto. Tampoco quiso Catón regalarle a su enemigo la facultad de perdonarlo. La abrumadora mayoría de la gente no es como Catón y sobrevive -por fortuna- a las diversas clases de despotismos. Como desdichadamente sabemos los argentinos se puede vivir bajo una dictadura. Sólo que sin libertad la vida se vuelve, a veces invisiblemente, indigna".

Esperemos que a nadie se le ocurra aventurar que estamos exagerando, que el nombre "Catón" no es una marca registrada del blog porque se trata de un personaje histórico, una figura de las más representativas de la más rica tradición republicana, y que, por ejemplo, varias personas han leído a Lucano (nombre difícil para usar en Argentina). Nuestra hipótesis es, insistimos, que se trata de un plagio, y como todo plagio, un reconocimiento, si bien indirecto, a lo que imita.

Si Argentina va en camino de tener un gobierno dictatorial podría ser otra de las exageraciones a la que los republicanos estamos tan acostumbrados, y además no hay que olvidar que la dictadura es una creación de larga prosapia republicana. En efecto, se trataba de una magistratura de emergencia empleada con cierta frecuencia hasta el fin del tercer siglo a.C., no fue usada en el segundo, y reapareció en todo su esplendor durante el primer siglo a.C. cuando fue conferida a Sila y a César, quienes en el fondo fueron designados tales para dar forma constitucional a su supremacía de facto.

La función del dictador consistía en tener el mando de un ejército o realizar cierta tarea específica, como llevar a cabo una elección o lidiar con una sedición. Los dictadores solían renunciar apenas cumplían con su tarea, y no podían permanecer en el cargo de todos modos por más de seis meses. Hay que tener en cuenta que, en contra de lo que se suele creer, los dictadores al menos en teoría no estaban exentos ni del veto de los tribunos ni de la provocatio (i.e., la apelación hecha ante el pueblo contra la acción de un magistrado), y podía ser llevado a juicio después de dejar el cargo. Quizás no sea un consuelo, pero otro tanto se aplica a nuestros presidentes. De lo que no cabe duda es que cuando César fue designado dictador perpetuo la institución de la dictadura como una magistratura de emergencia perdió su sentido y se convirtió en una cuasi-monarquía.

La dictadura gozó de toda su antigua reputación de manera más o menos ininterrumpida hasta que, suponemos, luego de la Revolución Francesa, adquirió la mala prensa que no la ha abandonado hasta el día de hoy, esto es, se convirtió en la antecesora de palabras tales como fascismo o nazismo, de tal forma que designa todo aquello que nos parece reúne todos los requisitos del mal absoluto. En otras palabras, perdió gran parte de su poder descriptivo y explicativo (y ciertamente su sentido aprobador, que no sólo es usado por el Dictador de Sacha Cohen sino también por lo mismos fascistas y nazis) porque se convirtió en un mote descalificador.

Cuesta mucho creer que el kirchnerismo puede ser tan torpe como para intervenir Clarín y tomar decisiones sobre el contenido de los medios del grupo. No sólo violaría la libertad de expresión sino que sería un acto políticamente suicida, muy parecido, irónicamente, a la decisión de Catón de demostrar pragmáticamente la libertad existencial proverbialmente atribuida a los estoicos republicanos. Claro que no es ninguna garantía confiar en la racionalidad de los agentes. Veremos qué sucede. Como dijo, dicen, Chou en-Lai sobre la Revolución Francesa, todavía es algo temprano para poder saber.


N. de la R.: Cualquier coincidencia entre los eventos y los personajes del video que obra más arriba y la realidad es pura coincidencia. Vaya nuestro más sincero agradecimiento a Tomás Benjamín Wierzba quien nos llamó la atención sobre la existencia del plagio.

1 comentario:

Eduardo Reviriego dijo...

La dictadura perpetua, el sueño de Diana Conti, y de nuestra César. Esa dictadura romana que se originaba en una situación de emergencia y que otorgaba al dictador facultades de excepción, reaparece modernamente con lo que Giorgio Agamben llama el estado de excepción, en el cual "un ejercicio sistemático y regular de la institución conduce necesariamente a la liquidación de la democracia. De hecho la progresiva erosión de los poderes legislativos del parlamento, que se limita a ratificar disposiciones emanadas del ejecutivo con decretos que tienen fuerza-de-ley, ha devenido desde entonces una praxis común.(...)Uno de los caracteres esenciales del estado de excepción -la provisoria abolición de la distinción entre poder legislativo, ejecutivo y judicial-muestra aquí su tendencia a trasformarse en duradera praxis de gobierno" (*
Parece que estuviera hablando de nuestro país, que vive en eterna emergencia económico-social desde el 2001.
(*)Estado de excepción. Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires. 2004. páginas 31 y siguientes.
Saludos.