Es indudable que Schmitt adhirió al nazismo durante los primeros años del régimen. Ese hecho por sí solo exige que quienes se dediquen a él tengan una muy buena razón para hacerlo. El problema es que se usa su nombre como sinónimo de nazismo haciendo referencia a la parte de su obra que no es nazi, i.e. hasta 1932, y que incluye sus textos más famosos. En efecto, si los constitucionalistas siguen leyendo a Schmitt
de este modo, el negocio de los que se dedican a Schmitt no va terminar--por suerte: el cambio de ramo es muy difícil, sobre todo después de haberse dedicado a un negocio muchos años. Quizás no hay que ser tan estrictos: el nombre de Schmitt en general es usado como un sinónimo de lo que no hay que hacer, sin ninguna pretensión exegética. Pero entonces ¿por qué en lugar de decir "Schmitt hizo X" no decimos "no hagan X"?
2 comentarios:
Gracias Andrés, vengo de leer el artículo de AGD y estaba a punto de escribir algo parecido. Me ahorraste el trabajo.
Perdón. De haberlo sabido... Justo estaba leyendo el libro de Zaffaroni sobre el enemigo en el derecho penal, y de ahí que de paso cañazo. No fue deliberado el orden, ni tampoco unir ambas entradas.
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