sábado, 11 de octubre de 2014

Hacia la Democratización Neuronal




Hasta ahora, la lucha en defensa de la democracia nacional y popular se había concentrado en dos muy poderosos enemigos: el Grupo Clarín y los buitres. Sin embargo, del último discurso de la Presidenta de la República, en ocasión del nuevo convenio con la televisión oficial rusa, se infiere que un factor inesperado se resiste a la marcha del proyecto nacional y popular: las neuronas, al menos las argentinas. En las palabras de nuestra Presidenta, "las neuronas de todos y cada uno de los argentinos" necesitan ser democratizadas. 

Ahora bien, parece haber al menos dos grandes dificultades que deben ser tenidas en cuenta si queremos que este proceso de democratización neuronal tenga éxito. 

En primer lugar, pensemos en los problemas conceptuales de este nuevo proyecto. No se trata de subestimar el hecho de que enemigos internos como Clarín y externos como los buitres (sin mencionar al Gobierno de EE.UU. y al incipiente ISIS) hayan tenido acceso a nuestras neuronas. El problema es que los supuestos guardianes de las libertades republicanas pondrán el grito en el cielo debido al carácter interno, por no decir personalísimo, de las neuronas y exigirán seguramente por razones constitucionales que nuestras neuronas no estén expuestas a la autoridad de los magistrados.  

En segundo lugar, la dificultad más grave que quizás deba enfrentar el proyecto neuro-democratizante es que la idea misma de tener que nacionalizar y popularizar a las neuronas es muy extraña, por no decir redundante. En efecto, según la neurociencia, el cerebro ha sido diseñado para razonar de manera tribal, i.e. para razonar en términos de la lógica amigo-enemigo y anteponer siempre el "nosotros" (i.e. la nación) a "ellos" (i.e. el resto del mundo), debido a que en el estado de naturaleza originario todo extraño o extranjero era por definición un enemigo, particularmente en términos genéticos, en la despiadada lucha por recursos somático-reproductivos, antes que, por ejemplo, un vecino que se acercaba para pedir una silla extra porque tenía invitados en casa.

En otras palabras, el razonamiento nacional y popular ha sido seleccionado por o para nuestro cerebro debido a motivos puramente evolutivos, por eso es que muchos consideran al nacionalismo como una atavismo, y a pesar de ello la Presidenta detecta cierta resistencia neuro-vernácula a lo que la evolución misma ha determinado.

Es digno de ser destacado que si bien la neurociencia había hecho grandes adelantos en el campo de la explicación del comportamiento moral, en especial la manera en que el altruismo supera al egoísmo porque la moralidad facilita la cooperación (la cual a su vez facilita la supervivencia tribal), antes del anuncio presidencial y hasta donde sabemos, la neurociencia no había hecho grandes avances en el campo de la neuro-política, qué decir de la neuro-democracia, con la posible excepción de la siguiente y muy breve escena del musical de Woody Allen:



En defensa de la democratización neuronal habría que decir que la evolución no pudo haber previsto la perversa fusión que tiene lugar en nuestro país entre interior y exterior, la cual ha permitido que no pocos argentinos poco argentinos (para parafrasear al Senador Pichetto) se convirtieran en enemigos internos, i.e. enemigos del pueblo y de la Nación. De hecho, los buitres internos se asemejan mucho a ciertas hemorroides que, en la gráfica terminología de Jorge Corona, no son ni internas ni externas sino medio pupilas, ya que entran y salen cuando quieren. Además, si Clarín pudo llegar hasta nuestro cerebro, ¿por qué no podría llegar el Estado también? Si las neuronas no deben quedar expuestas a la autoridad de los magistrados, tampoco deberían quedar expuestas a las corporaciones.

Finalmente, quizás la democratización cerebral se logre acompañando a la nueva Ley de Medios Audiovisuales con un programa de mejoramiento de la neurotransmisión democrática, como por ejemplo un programa de oxitocina para todos y todas, la hormona responsable en nuestros cerebros por la confianza y la cooperación. Sin duda, sería el mejor legado al que podría aspirar un Gobierno democrático.       

8 comentarios:

Eduardo Reviriego dijo...

Como explicó en su momento el doctor Manes, a nuestra presidenta se le efectuó una especie de lavado de cerebro. Ella, que es tan democrática -aunque no tanto como Putin- es probable que al haberse sentido mejor después de esa trepanación, ahora quiera que la disfrutemos todos y todas. Por supuesto, algunos funcionarios, más que lavado, precisan de un trasplante. Lugar disponible tienen de sobra.

Anónimo dijo...

Es increible que alguien que en la última elección sacó el 54% de los votos, con un grupo clarín, en ese momento, muy fuerte diga que los medios nos lavan la cabeza.

Andrés Rosler dijo...

Es la vieja discusión. Para algunos, el vaso estuvo 54 % lleno. Para otros, 46 % vacío. Y de hecho Larroque cree que si no hubiese sido por los medios podrían haber sacado el 80 % de los votos: http://www.infobae.com/2014/05/06/1562147-cuervo-larroque-sin-el-ataque-mediatico-tendriamos-que-haber-sacado-el-80-los-votos.

Eduardo Reviriego dijo...

No sería raro que la presidenta podría haber sacado el 80% de los votos, e incluso más. En la Unión Soviética, tan admirada en sus tiempos por el cuadro Martín Sabbatella, el PC sacaba más del 100%. En eso anda la AFSCA.

Anónimo dijo...

Para cuándo un post sobre el nuevo Código Penal, Andrés?

Andrés Rosler dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrés Rosler dijo...

Muchas gracias por el comentario. Como el personal de La Causa está en huelga solamente el personal jerárquico podría escribir algo sobre la nueva política criminal nacional y popular, y eso retrasa las cosas. Vamos a ver si hoy escribimos algo.

Andrés Rosler dijo...

A pedido del público: http://lacausadecaton.blogspot.com.ar/2014/10/argentina-para-los-argentinos.html?spref=tw.