viernes, 10 de enero de 2025

Carlos Strasser In Memoriam

(Parte del Consejo Académico de la Maestría en Ciencias Política y Sociología de FLACSO bajo el Antiguo Régimen. Carlos Strasser es el primero a la derecha, parado)


Cuando alguien fallece suele ocurrir que por ese mismo hecho se convierte en un santo y sus obituarios se transforman en hagiografías. Sin embargo, sería un error hacer algo semejante en el caso de Carlos Strasser, que falleció a los 88 años el pasado 7 de enero en Buenos Aires. El error se debe a una muy sencilla razón. Todos sabemos, por ejemplo, que un verdadero santo como San Pedro fue la roca sobre la cual Cristo edificó su única Iglesia. Strasser, en cambio, edificó por lo menos tres iglesias: la Maestría en Ciencia Política y Sociología de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), la carrera de Ciencia Política de la UBA y la carrera de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad de San Andrés. 

Reveladoramente, la comisión nombrada por el entonces rector de la UBA, Francisco Delich, en los inicios de la última restauración democrática para crear la carrera de y diseñar un plan de estudios en Ciencia Política en dicha universidad, era conocida como la “Comisión Strasser” debido a que estaba presidida por él y el informe producido por dicha comisión fue bautizado como el “Informe Strasser”. 

Como un verdadero legislador antiguo a la manera de Moisés, Licurgo o Solón, Strasser se mantuvo distante de su creación en la UBA. Distinto fue el caso en la Universidad de San Andrés, en donde no sólo fue legislador instituyente sino que además fue ciudadano bastante activo, por no decir gobernante (fue Director del Departamento de Humanidades entre 1994 y 1997).  

Donde se nota aún más la influencia de Strasser como instituyente y gobernante es en la Maestría en Ciencia Política y Sociología de FLACSO, que directamente era conocida por sus profesores más allegados como “la Maestría Strasser”, con la fiel asistencia del Secretario de Posgrado Aldo Agunin. Los orígenes de este programa se remontan a 1977 cuando el golpe de Estado de 1976 hizo que la actividad académica de calidad se refugiara en instituciones privadas, o que en todo caso no pertenecieran a la universidad pública.

Strasser llegó a ser Director del Programa FLACSO Argentina. En la Maestría en Ciencia Política y Sociología, a comienzos de la década de 1990, logró reunir un verdadero Olimpo de profesores como Natalio Botana, Jorge Dotti, Luis Alberto Romero, Hilda Sábato y Oscar Terán, entre muchos otros.

Dado que es imposible repasar toda su trayectoria, cabe agregar solamente que habiéndose formado como abogado y cursado estudios de sociología en la UBA entre 1954 y 1961, se doctoró en 1971 en la Universidad de California, Berkeley, bajo la dirección de dos consagrados de la teoría política de aquel entonces: Sheldon Wolin y Hannah Fenichel Pitkin. Strasser también fue catedrático de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la UBA a partir de la última restauración democrática e Investigador Principal del CONICET. 

Por si todo esto fuera poco, Strasser se convirtió en uno de los pensadores latinoamericanos más importantes sobre la democracia, tal como lo muestran sus varios volúmenes sobre este tema. Asimismo, se había especializado en la epistemología de las ciencias sociales (por ejemplo, La razón científica en política y sociología, Amorrortu, 1979). Es gracias a la compilación de Lisi Trejo, Ensayos sobre democracia (Editores del Sur, 2023) que existe un muy merecido libro homenaje a la obra de Strasser.    

Strasser no sólo recurría a los mejores profesores disponibles, sino que fue maestro de varias generaciones de investigadores en ciencias sociales, a la vez que alentaba a todo estudiante que se le acercara para que se perfeccionara, lo aconsejaba en sus estudios, hacía todo lo posible por ayudarlo en su carrera y se acalambraba la mano de tanto escribir cartas de recomendación. No pocos estarán de acuerdo en que le deben mucho más “de lo que las palabras pueden blandir el contenido”, como dice Goneril en King Lear de Shakespeare. Dicho sea de paso, quienes conocen su letra no pueden olvidar su perfección caligráfica, word-perfect como se dice en inglés. 

Con sus colegas Strasser tenía un trato tan afectuoso que, por ejemplo, en la Maestría de FLACSO existía una regla no escrita a la manera de la Constitución inglesa, es decir que a pesar de que no estaba escrita se cumplía inexorablemente, según la cual era imposible ir a dar clase a la Maestría de FLACSO sin pasar a tomar por lo menos un café con él en su oficina, que obviamente invitaba él. Otra costumbre que tenía Don Carlos era que de vez en cuando, si algún seminario le interesaba o le provocaba curiosidad, se sentaba a veces al fondo como oyente, como por ejemplo lo hizo en el seminario que diera Carlos Nino en FLACSO a comienzos de la década de 1990. A Strasser le llamaba la atención la manera en que los filósofos como Nino entendían a la democracia. 

Una de las peores cosas que Strasser podía decirle al autor de un escrito era: “escribís como Halperín Donghi”. La ironía es que el estilo de Strasser es bastante barroco, aunque siempre en aras de la precisión. 

Parafraseando la Biblia, “por sus autores favoritos los conoceréis”. Dos de los autores favoritos de Strasser, o de los que más hablaba, eran Karl Polanyi (autor de La gran transformación) y Michael Oakeshott (en su momento, autor de la edición canónica del Leviatán). Para decirlo en muy pocas palabras, mientras que el primero enfatiza los peligros de la mercantilización total de la sociedad, el segundo es un gran pensador político que a la vez es uno de los mejores intérpretes de Thomas Hobbes. Es por eso que Oakeshott entendió que lo único que puede proteger a la libertad individual frente a las corporaciones es el Leviatán, es decir, el Estado de derecho liberal. 

Donde sea que esté, Strasser debe estar haciendo lo que hizo siempre: seguro que está pensando sobre la democracia, conversando con sus amigos, diseñando nuevos programas e instituciones, buscando a los mejores profesores, alentando estudiantes y escribiendo cartas de recomendación.