sábado, 30 de junio de 2012

Kirchnerismo metodológico: una Defensa política del Juicio político a Lugo




Ya que acabamos de subir una nota en contra de la legalidad del juicio político a Lugo (click), mientras tanto veamos lo que podríamos llamar una defensa política antes que jurídica del juicio político hecha por Pepe Eliaschev. En pocas palabras, el argumento de Eliaschev irónicamente es kirchnerista metodológicamente hablando: como Cristina cree que hubo golpe, él cree que no hubo. Sobre el argumento de la autoridad moral para hablar o decir que al otro le falta legitimidad democrática...: click.



La expresión “golpe de estado”

Buenos Aires, 23 de junio de 2012 - Lo que sucedió en Paraguay no es un golpe de estado. Si vamos a denominar golpe de estado al hecho de que el Congreso paraguayo, siguiendo lo estipulado por la Constitución de esa república soberana de América del Sur, haya destituido al presidente Fernando Lugo, serían poco menos que inexistentes o escandalosa minoría los gobiernos que podrían ostentar una inimputable legitimidad en todo nuestro continente.

En realidad pasó otra cosa. Necesito, de alguna manera, referirme a los hechos fácticos aunque esa expresión parezca reiteración o redundancia. Hablo de los hechos comprobables. El 20 de abril de 2008 la Alianza Patriótica para el Cambio llevó a Fernando Lugo, que había sido obispo de la Iglesia Católica paraguaya, a la presidencia, poniendo fin a 61 años de hegemonía del Partido Colorado. Esas elecciones le dieron a la Alianza Patriótica para el Cambio, cuya fórmula era Fernando Lugo–Federico Franco, 766.500 votos contra 530.000 del Partido Colorado, y 379.000 del partido de Lino Oviedo, la UNACE. Lo interesante, para ver como se organizó el poder político paraguayo, es que el 66% de los votos obtenidos por la Alianza Patriótica para el Cambio provenían del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el partido del vicepresidente Franco. De modo que 507.000 del total de 766.500 votos fueron logrados por los aliados de Lugo. Esa alianza se rompió. Franco, que asumió ayer, es un médico de 49 años. Las elecciones deben celebrarse dentro de solo diez meses, el 23 de abril de 2013.

Pasó algo que, de alguna manera colmó la paciencia de muchos sectores democráticos paraguayos. Por de pronto, Lugo carecía de partido y de estructura, y estaba apoyado, fundamentalmente, en el grupo de gente que lo acompañó durante su tránsito por el movimiento de “Teología de la Liberación”. No le habían hecho mucho impacto las acusaciones iniciales y luego la demostración de haber procreado dos hijos que no había reconocido. Pero eso hablaba mucho de su carácter. Revelaba que este obispo de la Iglesia Católica, ostensiblemente célibe, una vez presidente fuera denunciado como un padre que no reconoce a sus hijos. Además de los ya dos que tuvo que reconocer, hay dos causas más de paternidad no reconocida que están todavía en trámite.

Pero lo más importante sucedió el pasado 15 de junio, hace dos semanas con la matanza que se desarrolló a 350 kilómetros al norte de Asunción, en la frontera con Brasil donde seis policías fueron fusilados y once campesinos fueron masacrados.

¿Por qué se habla ahora de golpe de estado? ¿Por qué hablan presidentes como Cristina Fernández, Hugo Chavez y Rafael Correa de golpe de estado? Inclusive hasta Dilma Rousseff, si no usado esos términos, de alguna manera cuestiona este juicio político a Lugo. En rigor de verdad, si queremos ser perfectamente fieles a los hechos, a Lugo lo depuso el Congreso de su país, no salieron unidades militares a la calle para derrocarlo.

El golpe de estado como lo hemos conocido entre los años ’50 y ‘80 inclusive es una ocupación ilegal del poder, una confiscación del poder político democrático implementada normalmente por fuerzas militares con apoyo civil. Acá no ha habido fuerzas militares, a tal punto que Fernando Lugo ha aceptado la decisión y se considera ex mandatario. No llamó a la rebelión, no llamó a la resistencia, no cuestionó el mecanismo dijo que había sido un proceso sumarísimo y que no le dieron suficiente tiempo de defenderse, pero lo cierto es que el propio presidente depuesto por juicio político no se defendió de esa situación. Carecía de fuerza propia. No salieron más de 6.000 personas a las calles de Asunción para reclamar por la permanencia de Lugo y tampoco hubo resistencia en ninguna parte del país.

Sucede que la palabra “golpe” y la manipulación demagógica que se hace, sobre todo en Caracas, Quito, La Paz y en la Casa Rosada pretende encabalgarse al concepto de ilegitimidad, pretendiendo asociarse esos gobiernos con una transparente vocación democrática. En ese sentido, la presidente argentina Cristina Fernández se identifica, asocia y homogeneíza con Hugo Chávez Frías, con Evo Morales (que acaba de recibir a Mahmud Ahmadineyad, el presidente de la República Islámica de Irán, el hombre que dice que en su país no hay homosexuales y no los puede haber y que, además, Israel directamente no tiene derecho a existir). Esos son los parámetros, los paradigmas y los modelos en cuyo marco se siente cómoda la presidente argentina.

¿Que el juicio político al presidente Lugo de Paraguay podría haber sido un poco más extenso? Probablemente. No tengo conocimiento detallado de la crisis paraguaya, pero la pretensión de las naciones de UNASUR de querer darle lecciones de legitimidad democrática a los paraguayos, el país que más ha sufrido, precisamente por la rapacidad de Brasil y la Argentina en el siglo XIX, es absolutamente insustentable. Me niego a convalidarla.

Los gobiernos de la Argentina, Brasil, Venezuela y Ecuador no tienen ninguna legitimidad ni coherencia para pedirle cuentas de democracia a la nación paraguaya. Si la sociedad paraguaya considera que se ha actuado conforme a la ley, y así ha sido, no es un golpe de estado. El curso de los acontecimientos debe seguir y en el próximo mes de abril los paraguayos deben elegir un nuevo presidente. Todo lo otro, para variar, es especulación, mera utilización de un lenguaje político de la década del ‘70 para convalidar las satrapías del siglo XXI.


Fuente: http://www.pepeeliaschev.com/audios/la-expresion-golpe-de-estado-15176

Lugo exprimido





Juicio “político”, en el peor uso de la palabra

POR ANDRÉS ROSLER DOCTOR EN DERECHO (OXFORD), PROFESOR DE FILOSOFIA DEL DERECHO (UBA, CONICET)

Los argumentos esgrimidos a favor del juicio político contra Fernando Lugo en Paraguay dejan bastante que desear desde un punto de vista estrictamente legal.

En primer lugar, el adjetivo “político” no puede ser usado para atenuar las expectativas jurídicas que despierta el sustantivo “juicio” . El juicio político desciende del “impeachment” medieval inglés por el cual la Cámara de los Comunes se encargaba de la acusación por “alta traición” o “delitos menores” de personas muy poderosas que de otro modo evadirían la jurisdicción de los tribunales ordinarios, y la Cámara de los Lores dictaba la sentencia, respetando siempre la consabida garantía del debido proceso. Yendo a la Constitución de EE.UU., fuente directa del juicio político en nuestras constituciones, basta recordar la duración del juicio político contra Bill Clinton iniciado en 1998 (casi dos meses) para advertir loliteralmente efímero que fue el proceso en Paraguay (poco más de un día).

Algunos creen que la mayoría casi absoluta que obtuvo la condena asegura que hubo “mal desempeño” por parte de Lugo. Sin embargo, la causal de mal desempeño no es un mero adorno del proceso; si lo fuera, la constitución exigiría una mayoría calificada o especial sin hacer referencia a causal alguna. Otros sostienen que el juicio político, a diferencia de los demás juicios, trata cuestiones muy controversiales y por lo tanto requieren una discrecionalidad mayor. Sin embargo, a juzgar por la ubicuidad de las controversias jurídicas, no tiene sentido distinguir entre el juicio político y los demás sólo por esta razón.

Los nuevos argumentos ofrecidos a favor de la legalidad de la destitución sólo atizan el fuego de la duda al respecto . Por ejemplo, la opinión del ahora Presidente Franco según quien el gobierno de Lugo era “inviable” y que por eso debió asumir en su lugar “para evitar una guerra civil” o impedir “un derramamiento de sangre” confirman la sospecha de que se trató de un golpe en contra de la democracia . El juicio político no es una medida precautoria sino que evalúa un hecho pasado.

Finalmente, la opinión del senador Marcial González Safstrand, para quien el juicio político contra Lugo “es equiparable a lo que en otros lugares se llama un ‘retiro de confianza’”, pasa por alto que en un régimen presidencialista -como lo es el paraguayo- no existe el voto de censura característico del régimen parlamentarista. Quienes, como Horacio Cartes, líder del opositor Partido Colorado, creen que “Lugo está siendo juzgado por su moral, por sus mentiras”, confunden al juicio político con el Juicio Final.

No hace falta estar de acuerdo ideológicamente con Lugo para sospechar que su destitución es jurídicamente insostenible y que sólo obedece a razones políticas, en el peor sentido de la expresión.



Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Juicio-politico-peor-uso-palabra_0_728327311.html


viernes, 29 de junio de 2012

Sheldon encuentra a su Autor favorito


Hablando de autoridad (click), Equipo Secreto (click) tuvo la amabilidad de recordarnos este encuentro entre Sheldon y un verdadero autor:






Dante Alighieri, Sheldon Cooper y la Autoridad




 La autoridad está en crisis, dicen. Sin embargo, los programas de las materias de Filosofía siguen girando alrededor de la noción de "autor" o, como diría Dante, una "persona digna de ser creída y obedecida" (Il convivio iv, 6, 5), y Sheldon Cooper cree que la autoridad de una de sus tantas reglas excluye su deseo de comer tostadas fritas.




jueves, 28 de junio de 2012

Anarquismo peronista


   




El paro y movilización de ayer de Moyano probó que no hizo falta Estado para mantener el orden y la disciplina (Clarín enfatiza este último punto); incluso los propios camioneros—tal como lo mostró Canal 13 ayer—se encargaron de los carteristas que se infiltraron en la marcha (cuentan que en la vieja época, la Barra de River hacía lo mismo con los vendedores de droga, amén de los carteristas). Dado el rechazo que provoca el frío y planificado accionar de la represión penal por parte del Estado, en efecto, algunos prefieren un linchamiento espontáneo por parte de las masas. Camioneros es un ejemplo de un grupo de auto-ayuda con organización interna, una especie de cooperativa de protección, sin llegar a contar con todas las propiedades de un Estado (es decir, a Camioneros no le interesa tener el monopolio de la protección ni tampoco pretende tener la autoridad moral que el Estado exige para sí mismo). Todo lo cual muestra que puede haber organización social sin Estado, que el anarquismo es posible, si uno está dispuesto a seguir un líder. Aunque, como ya habíamos vimos en este blog, otros prefieren un anarquismo distinto: 



miércoles, 27 de junio de 2012

Malmaldian y la Poética aristotélica (o: no sólo de Fútbol vive el Hombre)




Las siguientes y breves reflexiones de Eugene Garver (ya hablamos de su libro: click) sobre la tragedia aristotélica (pp. 138-9) muestran que fuimos injustos con Malmaldian en este blog (click). Por un lado, existe la concepción según la cual la caída trágica proviene de un error cometido por quien sufrirá precisamente la tragedia. Nuestro destino depende de nuestros errores, es la imperfección la que provoca la pérdida. Fue ésta la concepción que nos llevó a criticar a Malmaldian. La tragedia, entonces, es el desarrollo de las consecuencias inevitables de un verdadero defecto trágico. Por otro lado, la tragedia puede ser entendida en términos de la suerte moral, de las contingencias de los choques entre las personas, proyectos o valores, e incluso de las consecuencias imprevistas de nuestras acciones. Malmaldian, como vimos, mal puede argumentar algo semejante en su caso. Pero existe una tercera posición (como ya sabíamos gracias al Tercer Mundo, al peronismo, al laborismo de Blair o a "Hechizo de Luna": click), que en este caso es también aristotélica: la tragedia proviene de un error, pero este error no es reprochable. Ni el determinismo ni el azar pueden explicar la tragedia aristotélica de Malmaldian. No habría nada noble, de la magnitud apropiada para una tragedia, si Malmaldian, al patear un pedazo de madera y arrancara un pedazo de pierna de un juez de línea, enfrentara un universo determinado o fortuito.   

martes, 26 de junio de 2012

Lugo de naranja: "Tradición hecha Cajeta" (sic)




En esta nota editorial de La Nación leemos que el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, comentó que el procedimiento utilizado para destituir vertiginosamente a Lugo, aunque apegado a la ley, "no parece cumplir con todos los preceptos legales del derecho a la legítima defensa". A lo que agregó que así se habría violado el derecho al "debido proceso legal" de Lugo. Ocurre que en apenas treinta horas de labor parlamentaria Fernando Lugo fue juzgado y sentenciado, luego de lo cual el entonces vicepresidente, Federico Franco, asumió la presidencia de Paraguay. La pregunta es: ¿cómo puede ser el procedimiento "apegado a la ley" si no cumplió con el derecho a la legítima defensa (reveladoramente, se trata de una expresión que no suele usarse en derecho procesal sino que se usa en derecho penal para hacer referencia a la resistencia ante una agresión no provocada)? En realidad, Insulza mismo reconoce que se contradice al concluir que violaron el derecho al debido proceso. El editorialista se limita a describir ecuánimemente los dichos de Insulza, sin comentarlos. 
En la misma nota editorial, la autoridad moral ataca de nuevo. En efecto, dado que el gobierno argentino no puede tirar la primera piedra entonces debería abstenerse de pronunciarse sobre lo que pasa en Paraguay. Para no perder tiempo, hacemos referencia a lo que ya habíamos dicho antes en el blog sobre el argumento de la autoridad moral (autoridad moral I y autoridad moral II): se trata de un argumento muy pobre. En todo caso, uno podría aprovechar la oportunidad para recordarle al gobierno que mejore su propio rendimiento legal en varios frentes pero no para reprocharle que se pronuncie sobre lo que sucedió en Paraguay.

lunes, 25 de junio de 2012

Cuando no había falsa consciencia




Justo en el libro que estamos reseñando aparece que: "Aristóteles es en cierto sentido optimista...; él no tiene idea de la falsa consciencia por la cual el pueblo tiene opiniones políticas en contra de sus intereses; no hay gente pobre que abogue por la justicia geométrica o rica a favor de la justicia aritmética. El optimismo podría estar justificado en una comunidad política lo suficientemente pequeña como para que la gente pueda juzgar el carácter de cada uno y en una cultural política agonal en la cual la gente sabe dónde está parada. La gente ve y quiere actuar sobre la base de sus intereses materiales" (Eugene Garver, Aristotle's Politics. Living Well and Living Together, p. 117). ¿Se trata de un lujo que pueden darse sociedades esclavistas? ¿Y sólo ellas, si fuera el caso?

domingo, 24 de junio de 2012

No es lo que parece




Ya habíamos visto que una explicación posible de la destitución de Lugo era la del error por parte de los senadores paraguayos (click). Pero quizás nos equivocamos nosotros, por otro lado. Si donde dice "Penny" ponemos "Senador que votó por la destitución de Lugo" y a "coito" le agregamos "senatorial" o lo reemplazamos por "golpe senatorial", esta escena de "The Bing Bang Theory" nos ofrece la otra explicación de lo que pasó en Paraguay (si es que separamos esta escena del resto del capítulo):



L - ¿Qué es lo que está pasando?
P - No es lo que parece.
S - ¿Qué es lo que parece?

Y AHORA…
S - No es lo que parece, no es lo que parece…
L - ¿Qué es lo que estás rumiando?
S – El rompecabezas de Penny de esta mañana. Ella y Koothrappali emergieron de tu habitación. Ella está despeinada y Raj está vestido sólo con una sábana. La única pista: “no es lo que parece”.
L – Sólo déjalo ir Sheldon.
S – Si pudiera, lo haría. Pero no puedo, entonces no lo voy a hacer. Conociendo a Penny, la obvia respuesta es que tuvieron un coito. Pero, como eso es lo que parece, podemos descartar eso. Pongámonos nuestro sombrero para pensar. Raj es de la India, un país tropical, higiene del Tercer Mundo, las infecciones parasitarias son comunes, tales como los oxiuros. El procedimiento para diagnosticar oxiuros es esperar hasta que el sujeto esté dormido y que los parásitos repten fuera del recto en busca de aire. Sí, exactamente así. Penny pudo haber estado inspeccionado la región anal de Raj en busca de parásitos. Eso sí que es ser un bueno amigo.
L – Ellos durmieron juntos, Sherlock.
S – No, no estuviste oyendo. Ella dijo: “no es lo que parece”.
L – Ella mintió.
S – Oh! Entonces debo parecer tonto sentado aquí usando esto. 

No sé si me interpreta: ¡Mentira!





Según Clarín de hoy la ex diputada radical Silvana Giudici denunció que varios legisladores de la oposición fueron “difamados” en un video que se emitió en los partidos del Fútbol para Todos, donde decía que eran “mentirosos” por sus opiniones sobre la ley de medios; y presentó una nota al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, para que produzca y emita un video de la misma duración y “que las personas que fuimos difamadas podamos expresar nuestra opinión”, dijo Giudici, que preside la Fundación Libertad de Expresión más Democracia (LED). El aviso que emitió Canal 7 era un avance del programa 6 7 8 y se difundió del 25 al 29 de mayo, en el entretiempo de los principales partidos de Primera División y el Nacional B, como si fuera parte de la programación y no un aviso en el “espacio publicitario”. Por ejemplo, apenas terminó el primer tiempo de River contra Rosario Central, arrancó el video con Víctor Hugo Morales diciendo que la Corte Suprema había afirmado, “entre otras cosas, que han mentido todos los que dijeron que la ley de medios atentaba contra la libertad de expresión”. Luego mostró las declaraciones de dirigentes políticos de la oposición que afirmaban que la ley de medios afectaba la libertad de expresión. Y al final, Morales sostuvo que “la Corte dijo que todos los que” plantearon eso “mintieron, mintieron”. El fallo al que se refería era el de la medida cautelar sobre la cláusula de desinversión de la ley, pedida por Grupo Clarín para proteger sus licencias y derechos adquiridos. Los legisladores calificados por Morales y 6 7 8 como “mentirosos” fueron Patricia Bullrich, Fernando Iglesias, Elisa Carrió, Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Elsa Quiroz, Fernanda Gil Lozano, Francisco de Narváez, Federico Pinedo y Giudici, quien cuando hizo esas declaraciones presidía la Comisión de Libertad de Expresión.
Este informe de Clarín claramente está en contra de Víctor Hugo pero no dice exactamente por qué. En todo caso, quizás dé por supuesto que no hay que difamar a las personas--lo cual es indudablemente cierto. Pero el problema conceptual en juego es que Víctor Hugo no distingue entre tener una interpretación distinta de, v.g., una cuestión constitucional y mentir al respecto. Hegel, por ejemplo, distingue entre conflictos jurídicos y fraude. Ciertamente, es curioso que Hegel entienda a los conflictos jurídicos, al fraude e incluso al delito en sentido estricto como casos de Unrecht o "injusticia" o "injusto". Pero de todos modos entiende que el conflicto jurídico es en todo caso una "injusticia de buena fe"; se trata de casos en los cuales se invoca un derecho o fundamento jurídico [Rechtsgrundepor el cual se reivindica algo, y por lo tanto todos los involucrados en el conflicto reconocen al "derecho como lo universal y decisivo". La "colisión se refiere sólo a la subsunción" del caso bajo una regla: "es pues un juicio [Urteil] simplemente negativo donde el predicado de lo mío sólo niega lo particular” (Lineamientos de la Filosofía del Derecho, § 85, tr. Vermal, p. 152). Una y otra parte defienden su posición "con algún fundamento [Grunde]". Muy hegelianamente Hegel explica que "corresponde a la naturaleza de los finito y particular dejar lugar a la contigencia: es necesario pues que haya conflictos puesto que estamos en el estadio de lo finito" y por suerte da un ejemplo muy poco hegeliano, como parece hacía en sus clases por obvias razones, sobre todo para que lo pudieran entender: "Si digo que una rosa no es roja, reconozco sin embargo que tiene color y no niego, por lo tanto, el género, sino sólo lo particular, el rojo. Del mismo modo se reconoce en este caso el derecho; toda persona lo quiere y debe tener sólo lo que por derecho le corresponda; la injusticia sólo consiste en que confunde lo que quiere con el derecho” (Agr., pp. 152-3). Pero entonces no es exactamente una "injusticia", sino un conflicto que se resuelve mediante una decisión. De otro modo, cometería una injusticia cualquiera que ex-ante reclama por un derecho. 
Distinto es el caso del fraude, el segundo caso de "injusticia". Aquí, quien miente "respeta la voluntad particular pero no el derecho universal". "En el fraude no se lesiona la voluntad particular porque se le hace creer al perjudicado que la acción es justa [o literalmente: "que a él le acontece el derecho": daβ ihm Recht geschehe]" (§ 87, agr., p. 153). En el caso del fraude, no hay dudas de que uno sabe que no tiene razón y trata de engañar al otro. 
Una cosa es interpretar de manera distinta la sonata Waldstein de Beethoven; otra cosa es mentir y llamar a lo que uno hace con el piano "sonata Waldstein de Beethoven". Dado que la Corte Suprema misma fue la que tuvo que resolver el caso, se trata de un conflicto jurídico y no de un fraude, por no decir un delito. 
Casos como éstos ayudan a explicar para qué sirven las ciencias sociales como la ciencia política (bien le vendría a la gran y calificada mayoría de los actuales senadores paraguayos: como ya habíamos visto) y las humanidades como la filosofía del derecho. Aunque hay que reconocer que Hegel es un hueso duro de roer. Pero quizás no haga falta leer a Hegel para entender la diferencia entre mentir y estar en desacuerdo sobre la constitución. Sí, sí, es cierto, a veces no es tan fácil entender la diferencia, sobre todo tratándose de políticos (o de todos los demás seres humanos, creemos). De todos modos, la diferencia existe.

sábado, 23 de junio de 2012

Errar es humano, destituir Presidentes es divino




Quedó todo aclarado. Por un lado, se olvidaron del derecho a la defensa del acusado (o en realidad lo hicieron más expeditivo, como ya habíamos visto: click). Además, hubo una confusión: para que exista mal desempeño hace falta algo más que una mayoría calificada, ya que de otro modo la constitución simplemente exigiría una mayoría calificada Y NADA MÁS. ¿Para qué si no referirse al mal desempeño, qué decir de la comisión de un delito?. Pero lo más importante es que cometieron un error. En efecto, los legisladores que destituyeron a Lugo insistían en que era un "juicio político" y no un "juicio jurídico". El senador Marcial González Safstran, del partido Patria Querida, lo explicó con franqueza: "No somos ni aspiramos a ser imparciales. Esto es equiparable a lo que en otros lugares se llama un «retiro de confianza». Aquí no vamos a entrar en el detalle de las averiguaciones judiciales" (fuente). En otras palabras, los senadores que destituyeron al presidente no conocen el sistema político de su país, que hasta donde sabemos es presidencialista, y por error creyeron que era parlamentarista en los cuales sí basta una mayoría para destituir al jefe de gobierno. Cualquiera puede cometer un error, incluso casi la totalidad del senado, en este caso de Paraguay. Tal como lo muestra este clip, la clave está en no tomárselo muy en serio (lástima que en el caso de Lugo es la democracia la que está en juego):


 

N. de la R.: cuando el manager del restaurant se refiere al hijo del cocinero, dice "put away", y en este contexto debe querer decir "encerrado" (en la cárcel seguramente) o que se "lo llevaron" (a la cárcel) y no "rechazado" como dice el subtítulo.

viernes, 22 de junio de 2012

Un Ejemplo de Justicia política y expeditiva (o cómo se hace una cama paraguaya)




Página 12 (click) muy apropiadamente informa que Lugo será sometido a un "juicio político express". Luego de que el jefe de Estado paraguayo denunciara a quienes lo acusan de "mal desempeño" de pertenecer a “sectores egoístas e insensibles que siempre vivieron del privilegio y ahora quieren interrumpir el proceso histórico” que vive el país, el Senado aprobó el reglamento y el organigrama del juicio y anunció que mañana a las 16,30 se conocerá la sentencia. "El Presidente ha incurrido en mal desempeño de sus funciones en razón de haber ejercido el cargo que ostenta de una manera impropia, negligente e irresponsable, trayendo el caos y la inestabilidad política en toda la Republica", dice el documento elaborado por la Cámara de Diputados. La Cámara alta convocó a cinco sesiones extraordinarias en menos de 24 horas, una de las cuales será dedicada a la defensa del presidente Fernando Lugo, quien aseguró que no dimitirá al cargo, prometió que se "someterá a la Constitución" y urgió al Parlamento "a cumplir con los plazos pertinentes". A las 14,30 se evaluarán las pruebas, a las 15,30 se presentarán los alegatos finales e inmediatamente después se dará a conocer el veredicto. La propuesta del senador oficialista, Carlos Filizzola, de dar un tiempo de tres días para la defensa del Ejecutivo, solo obtuvo tres votos.
Nuestros asesores acotan que la muy rápida lectura que hacen los locutores en la radio de las condiciones legales de las publicidades duran más que el juicio político a Lugo. Y la famosa escena en "El Bufón del Rey" (1956) en la que el bufón (Danny Kaye) es armado caballero expeditivamente también es más larga (los que están más apurados que los van a enjuiciar a Lugo empiecen en 1:49; pero hasta 0:50 pueden ver un juicio político estándar):





jueves, 21 de junio de 2012

Moyanía: Análisis conceptual y normativo




Si Schmitt tiene razón (i.e. soberano es el que decide sobre el estado de excepción, en otras palabras, o para decirlo en criollo, soberano es el que realmente manda), entonces quedó claro que el soberano es Moyano. Lo único que resta discutir entonces es si la Moyanía está bien o mal, y hasta cuándo va a durar.

miércoles, 20 de junio de 2012

¿«No quiero sugerir analogías fáciles»?




El cambio de humor social es la punta de un iceberg

POR LUIS ALBERTO ROMERO HISTORIADOR, MIEMBRO DEL CLUB POLITICO ARGENTINO

La restricción de dólares ha generado indignación y miedo. Corrupción y engaños del Gobierno, hasta ahora conocidos y tolerados, se miran hoy con nuevos ojos.

Qué fue lo que cambió, en apenas un mes, elhumor de los argentinos, hoy temerosos y disconforme s? ¿Qué factor cataliza una molestia latente y la convierte en agitación y protesta? Puede ser la economía, el bolsillo. O la percepción de la injusticia.
O simplemente una frase inoportuna, como aquella de María Antonieta: “si no tienen pan, que coman tortas”. Hoy podría decirse: “si no hay dólares, que usen pesos”.
Habitualmente el mal humor es pasajero e intrascendente. Pero a veces persiste, crece y llega a cosas mayores. Explicar por qué ocurre esto es un verdadero desafío. Un notable historiador, Ernest Labrousse, propuso a propósito de la Revolución Francesa una forma de relacionar la economía, la política y las ideas, articulando lo coyuntural con los procesos de fondo .
Se basó en el precio del trigo , con el que se hacían el pan y las tortas. En una economía relativamente simple, como la de Francia a fines del siglo XVIII, era un excelente indicador de la marcha general.
Un cierto año, una mala cosecha y una brusca suba del precio generaban un “furor”: los hambrientos salían a la calle, asaltaban panaderías y molinos, colgaban de un farol a algún recaudador de impuestos, y luego volvía la calma. En 1789 ocurrió eso, pero algo más.
En las dos décadas anteriores la producción de trigo venía declinando, y toda la economía se resintió, se “enfrió”. Los agricultores estaban faltos de estímulo, agobiados por los impuestos de un gobierno dilapidador. Muchos criticaron los gastos de la Corte, y sobre todo los de María Antonieta.
Pero quienes buscaban las causas -había por entonces buenos analistas- fueron a lo profundo. D enunciaron el autoritarismo, la supresión de las libertades, y más en general, la rémora de un sistema político y social arcaico , que catalogaron como “absolutista y feudal”. En 1789 muchos tribunos, nutridos de esas ideas, encontraron auditorios ávidos entre los hambrientos de París.
Labrousse agrega un tercer elemento: las décadas malas y el año funesto se inscribieron en un ciclo de sostenida prosperidad. A lo largo del siglo XVIII, el suave incremento del precio del trigo estimuló la producción e impulsó el comercio y la industria. Para que la prosperidad llegara a todos había que remover antiguas instituciones e ideas, como privilegios, reglamentaciones e impuestos abrumadores. En un siglo optimista se conformó el ideal liberal de progreso, el de Voltaire, Rousseau y sus discípulos revolucionarios.
No quiero sugerir analogías fáciles . La Francia de fines del siglo XVIII no se parece en casi nada a la Argentina del siglo XXI. Pero los buenos historiadores, como Labrousse, ayudan a pensar lo cotidiano de manera más compleja y a articular impresiones fugaces -como la de los cambios de humor social- con esquemas más despojados, como los que proponen los economistas.
Es posible que la fuga de dólares haya generado indignación y espanto. Corrupción y engaños, hasta ahora conocidos y tolerados, se miran con nuevos ojos.
El bolsillo y también la injusticia mueven a mucha gente a protestar en la calle.
Sobre todo, se exponen las fallas e inconsistencias del llamado “modelo” . Sus grietas fueron señaladas por varios analistas desde 2006: el gasto fiscal en expansión, la inflación y el peso sobrevaluado. Pero muchos disfrutaron del momento, mecidos por la abundancia de dinero circulante o por el canto de sirenas del discurso oficial. Y votaron en consecuencia.
Hoy se teme que la burbuja estalle.
Los argentinos vivieron situaciones similares, en 1982, 1989 o 2001. Pero esta burbuja tiene una dimensión singular que, con las debidas salvedades, podría recordar el optimismo del siglo XVIII. Desde comienzos del siglo XXI la Argentina rompió el techo histórico de sus ciclos expansivos de avance y detención. El aumento y la valorización de sus exportaciones -el viento de cola- permite vislumbrar la posibilidad de un crecimiento sostenido, que hasta podría reabsorber la profunda brecha de la sociedad de hoy.
Todo en condicional. Es posible, pero hay que encontrar la manera de hacerlo. Y eso, como en 1789, coloca las cosas en el campo de la política.
Quienes dirigían a Francia en el siglo XVIII -la monarquía y las elites- no pudieron transformar el viento de cola secular en un programa sostenido de reformas, que sólo se abrió camino después del cataclismo revolucionario.
En otra escala, el grupo que nos gobierna desde 2003 ha perdido la oportunidad de transformar el viento de cola en reformas sostenidas.
Ha fracasado, pero como el antiguo régimen francés, armó una costra política dura, difícil de remover.
La fuerza política que quiera construir una alternativa deberá tener en cuenta los niveles y los tiempos a los que hizo referencia Labrousse. Deberá capitalizar el mal humor coyuntural, para desplegar un diagnóstico descarnado y encontrar una caracterización tan contundente como la que en su tiempo representó “el absolutismo y el feudalismo”.
Un diagnóstico duro es necesario pero no alcanza. Para movilizar hace falta una propuesta esperanzadora . A veces, los políticos sólo pueden recurrir al “optimismo del corazón”. Pero la Argentina del siglo XXI tiene todavía una base sólida para un optimismo racional: una economía que después de cien años ha retomado su impulso. La ocasión está. Los políticos verán cómo hacerlo.

"Moyano", la Película





Este clip ("Hoffa", 1992) puede servir de inspiración: un sindicalista camionero muy poderoso que reivindica derechos constitucionales de los trabajadores mientras es investigado judicialmente enfrentado a un gobierno en manos de una familia millonaria.


lunes, 18 de junio de 2012

domingo, 17 de junio de 2012

Efectos colaterales







Malmaldian alega que no tuvo la intención de dañar al juez de línea sino que sólo quiso descargarse pegándole una patada a la madera, que evidentemente estaba a centímetros de las piernas del juez de línea. Malmaldian no alega que no previó que al estar las piernas a pocos centímetros de la madera, el daño provocado a la madera podría repercutir negativamente en las piernas del juez de línea. La doctrina del doble efecto o efecto colateral sostiene que si:

1. La acción no es moralmente mala en sí misma.
2. El mal efecto previsto es genuinamente no querido y no meramente deseeado secundariamente (i.e. como un medio hacia otro fin).
3. El daño del resultado no querido no es desproporcional al beneficio moral del acto en cuestión.
4. Si hay otros medios de alcanzar el bien deseado que no lleven al daño colateral o implican efectos menos graves el agente debe elegirlos, a pesar de que los mismos sean más costosos.

entonces, el resultado de la acción, por previsto que haya sido, no es imputable al actor. ¿Puede entonces Malmaldian ampararse en la doctrina del doble efecto o efecto colateral? 

jueves, 14 de junio de 2012

La Pirámide constitucional





El Ejército toma el poder en Egipto y disuelve el Parlamento

El Tribunal Constitucional del país africano invalidó el proceso democrático iniciado tras "la primavera" política que terminó con la dictadura de Hosni Mubarak al declarar inconstitucionales las elecciones legislativas que les otorgaron la mayoría parlamentaria a Los Hermanos Musulmanes. Además, confirmó la candidatura de Ahmed Shafik para la segunda vuelta de las presidenciales de este fin de semana, al considerar también inconstitucional la ley aprobada por el ahora disuelto Congreso que excluía de la contienda electoral a los exfuncionarios de Mubarak.
El alto tribunal afirmó en su veredicto que las elecciones parlamentarias no fueron constitucionales bajo el argumento de que no se respetó en las listas de candidatos a legisladores el lugar para los independientes, que deberían ocupar un tercio del Parlamento. Por eso, en un primer momento trascendió que el fallo sólo disolvía una parte del parlamento, aunque después se confirmó que el incumplimiento invalidaba toda la elección.
El argumento de la Corte hecha por tierra el acuerdo al que habían llegado las fuerzas políticas y la Junta Militar que por temor a un boicot enmendaron la norma para que los independientes también estuviesen ligados a los partidos.
Esta anulación obligaría a repetir parcialmente los comicios legislativos celebrados en varias etapas entre noviembre y enero pasados que concedieron más del 70 por ciento de las bancas en disputa a los islamistas. Mientras tanto, los poderes legislativos los recuperaría el Ejército. "No lo queremos, pero de acuerdo con la decisión de la Corte y esa ley el poder vuelve a nosotros", indicó una fuente militar.
Además, el tribunal constitucional consideró ilegal el texto aprobado en abril por el Parlamento de mayoría islamista que restringía los derechos políticos de quienes, como el ahora presidenciable Shafik, desempeñaron altos cargos en los últimos 10 años de la dictadura de Mubarak.
El exfuncionario de Mubarak es cuestionado por el partido islamista Hermanos Musulmanes y por sectores sociales que impulsaron las movilizaciones populares del año pasado, en el marco de la denominada "primavera árabe", y lograron la caída del régimen de Mubarak.
Shafik se desempeñó como jefe de la Fuerza Aérea, primero, Ministro de Defensa, después y finalmente primer ministro del depuesto presidente egipcio. Unos 50 millones de egipcios votarán el domingo para elegir nuevo presidente, la primera elección desde la salida de Mubarak.

Un Clip rawlsiano: Razón pública


Después de Schmitt, un poco de Rawls. Ya lo habíamos usado. Bruto cumple con su promesa según la cual “razones públicas serán ofrecidas de la muerte de César” (W. Shakespeare, Julio César, JC, III.ii.8; la primera parte de la respuesta de Marco Antonio a este discurso está acá). 






"Julius Caesar", de Joseph Mankiewicz (1953)


Un Clip schmittiano


Ya que estamos con el tema: "Cuestión de Honor" (A Few Good Men, 1992)



miércoles, 13 de junio de 2012

Había Dos Opciones: la correcta y la mía. Yo elegí la mía


Martín Sabbatella estuvo brillante al ser preguntado por María O'Donnell sobre por qué no renunció por razones de ética política, por así decir, a su banca al aceptar el nombramiento en el AFSCA: "hay dos opciones, renunciar o pedir licencia. Yo pedí licencia" (casi al final del video). La verdad es que es irrefutable. Por un lado, es como si ante la pregunta de por qué invadió Polonia Hitler hubiese respondido: "había dos opciones: invadir Polonia o no invadir Polonia. Yo elegí invadir Polonia". Por el otro, nos hace acordar a cuando un miembro de La Causa dividía el mundo entre los que les gusta El Gallo Claudio y los que no, y hasta ahora nadie lo pudo refutar. Aunque no va a faltar el que alegue que en realidad, primero habría que dividir el mundo entre los que conocen al Gallo Claudio y los que no. Sea como fuere, la posición de Sabbatella por alguna razón nos hace acordar a una escena que ya habíamos usado en La Causa (click), en la que el Sr. Castorini, el plomero representado por Vincent Gardenia en "Hechizo de Luna" (1987), explica cuántas clases de caños hay:




- Bien, Sr. Castorini, ¿qué piensa?
- 10,800 dólares [N. de la R.: en 1987!!!].
- Eso parece ser muchísimo.
- Miren, hay tres clases de caños. Está la clase de caños que Uds. tienen, y es basura, y Uds. pueden ver adónde los llevó. Después está el bronce, que es muy bueno, a menos que algo salga mal, y algo siempre sale mal. Y finalmente está el cobre, que el único caño que yo uso: cuesta plata, cuesta plata porque ahorra plata.
- Pienso que deberíamos seguir el consejo del Sr. Castorini, amor.  

domingo, 10 de junio de 2012

Ya hemos oído esta Canción





La entrada anterior irremediablemente nos provoca la irresistible tentación de, como se suele decir en inglés, hacer sonar nuestra propia corneta otra vez en este mismo blog.

Sentido Común en Política






Entrevista con Dardo Scavino

"Los relatos existen para atribuirle el fracaso de un proyecto a un enemigo"

Investigador argentino radicado en Francia desde hace 20 años, este analista del discurso político argentino sostiene que distinguir entre amigos y enemigos no es algo exclusivo del kirchnerismo, sino "la división fundamental de la política", un recurso que, afirma, también Alfonsín y Menem utilizaron en su momento.

Por Astrid Pikielny  | Para LA NACION

Qué política no dividió a los argentinos?", se interroga Dardo Scavino, al tiempo que bucea en la historia del siglo XX y confirma que tanto el peronismo y el radicalismo como los sucesivos golpes de Estado que interrumpieron en la continuidad democrática construyeron, a su modo, una épica y una fábula política, y elaboraron una narración que definió un "nosotros y ellos".
Sea de izquierda o de derecha, moderada o extremista, toda narración política establece siempre una distinción entre amigos y enemigos, entre defensores del statu quo y promotores del cambio, y entre el poder y el pueblo, aunque -claro está- con significados, sentidos y direcciones distintas, explica este investigador argentino y docente en literatura radicado en Francia desde hace veinte años.
De esto precisamente da cuenta su último libro, Rebeldes y confabulados. Narraciones de la política argentina (Eterna Cadencia), en el que desmenuza la gramática de los discursos políticos del siglo XX en la Argentina.
Formado en la cultura estructuralista y lacaniana, cuando Scavino se ubica como analista de los relatos, compara su lugar con el del psicoanalista que escucha el discurso del paciente e intenta reconstruir el relato que, en este caso, una comunidad política se cuenta acerca de sí misma y acerca del país. Cuando, en cambio, se reconoce como sujeto político, no oculta una cercanía con el modelo encarnado por el kirchnerismo.
-¿A qué se refiere cuando habla de "relato"?
-Cuando yo hablo de relato, hablo básicamente de estructura. Cuando analizo la gramática de las narraciones políticas, sucede lo que sucede con la lengua: las frases dicen cosas diferentes y los contenidos varían, pero todas tienen sujeto y predicado; objeto directo e indirecto. Y eso es la estructura. Al mismo tiempo, esto me permite ocupar un lugar como lector y analista de la política, que no es el lugar del juez. Yo no quería juzgar la política.
¿Por qué no?
-Porque muchas veces, tanto los politólogos como los historiadores ocupan un lugar un poco tribunalicio y la propia historia argentina se lee como un gran tribunal histórico en el que se juzga a los distintos protagonistas a ver quiénes son los buenos y los malos, los justos y los injustos, los civilizados y los bárbaros. Todo ese tipo de debates en donde la historia se confunde con un tribunal histórico es una herencia: es la secularización de esa historia providencial judeocristiana que piensa la historia en términos de un juicio final, en el que se dirime la diferencia entre justos e injustos.
Entonces, ¿cómo describiría el lugar en el que se ubica?
-En la lectura de la historia trato de ocupar un lugar comparable al del psicoanalista. ¿Qué hace el psicoanalista? Escucha el discurso del paciente y a partir de ese discurso intenta reconstruir lo que Lacan llama "el mito individual del neurótico", que es, en definitiva, el fantasma fundamental del individuo. Es el cuentito que arma el paciente, que es constitutivo y que aparece como una especie de compulsión a la repetición y, como bien dice [Sigmund] Freud, ese relato en general no son cosas que ocurrieron efectivamente, sino que es un fantasma elaborado por el sujeto, que va a repetirse a lo largo de su historia personal. O sea, cuál es el "cuentito" que ese sujeto se está contando sobre sí mismo. Por eso no creo que relato y discurso sean cosas opuestas. Yo analizo cuál es el relato que una comunidad política se cuenta acerca de sí misma y acerca del país. Cada política cuenta con una historia y eso es un relato. La política no puede escapar a eso.
¿Qué análisis hace del relato kirchnerista? ¿Qué continuidades y rupturas advierte entre el discurso peronista clásico y el kirchnerista? ¿Cómo opera y cuáles son las marcas de época?
-Analicé muchos discursos de Néstor y de Cristina, sobre todo los discursos de asunción presidencial, y hay algunas similitudes y continuidades en relación con el peronismo clásico. Por ejemplo, el enemigo es más o menos el mismo, la prensa. Eso ya estaba en el discurso de campaña que Perón produce en Santa Fe en 1946, cuando habla de "la prensa venal". Y el otro enemigo es el poder económico concentrado. En ese aspecto hay una continuidad porque guarda una dimensión antiimperialista del discurso peronista clásico. En lo que sí cambia es en que en el peronismo la columna vertebral del movimiento eran los trabajadores y el sindicalismo, mientras que en el discurso del kirchnerismo los trabajadores prácticamente desaparecen. En los discursos de Néstor y Cristina aparecen mencionados, pero en el discurso de Néstor de 2003 se integra a los trabajadores en un grupo de vulnerables, que son los jubilados y los niños.
¿Y quién ocupa ese lugar vacante?
-Bueno, cuando me pregunto cuál es el grupo que viene a sustituir a los trabajadores o descamisados, esa parte de la sociedad que representa a la totalidad, lo que aparece es la referencia a "nuestra generación". "Nuestra generación" aparece como ese grupo que representa a la totalidad. "Nuestra generación que luchó por nuestros ideales" es una referencia constante. Esa evocación al setentismo es muy importante. El gobierno actual se plantea como una continuación de ese movimiento y momento histórico que fue interrumpido por el golpe de Estado y más tarde por el gobierno de [Carlos] Menem.
¿Hay un uso de eso para construir épica y epopeya, y para recrear una mística?
-Todos los discursos políticos hacen esta operación. Los que dicen que el kirchnerismo hace eso hacen lo mismo, pero lo que sucede es que los protagonistas de esa epopeya son otros. En la época de Menem también había una épica, pero el héroe de la epopeya era el "empresario" y el enemigo era "el empleado público".
O sea que cada discurso político, del signo que fuere, construye su propio altar de héroes y villanos, de santos y enemigos.
-Sí, porque la política no puede sustraerse a eso. Amigos y enemigos es la división fundamental de la política. Carl Schmitt decía que el discurso de la ciencia se divide entre lo verdadero y lo falso; el discurso de lo moral, entre el bien y el mal; el discurso de lo estético, entre lo bello y lo feo; y el discurso de la política, entre amigos y enemigos. Todo discurso es político desde el momento en que un discurso dice "nosotros y ellos".
Entonces ¿no coincide con quienes afirman que la división entre amigos y enemigos es una operación más extrema en el kirchnerismo?
-No creo en absoluto que esa operación sea más radical en el kirchnerismo. Esta crítica al kirchnerismo porque establece una división entre los argentinos y una diferencia entre "nosotros y ellos", entre "fieles y traidores", ésa es una crítica oportunista porque cualquier relato político hace eso. Cuando Alfonsín habla de democracia o dictadura, está haciendo la misma división: nosotros y ellos. Que uno pueda estar más o menos de acuerdo con un discurso u otro, eso es otra cosa. Cada uno considera a dónde se va a situar, y va a definir quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos. Pero acusar a una política de dividir entre amigos y enemigos es acusar a la política de ser política. Además, agrego, esa división entre amigos y enemigos tiene que ver con que los enemigos siempre son el statu quo y los amigos, los que se rebelan contra el statu quo. Toda política se propone como una rebelión contra el statu quo y contra el poder, incluso todos los golpes de Estado en la Argentina -la Revolución Libertadora, la Revolución Argentina, el Proceso de Reorganización Nacional- plantearon que algo estaba mal en este país y había que cambiarlo. Por supuesto que uno no está de acuerdo con lo que hicieron, pero todos se plantearon cambiar el orden establecido. Todas las políticas dividieron a los argentinos. ¿Qué política no dividió a los argentinos? No hay política sin división lo que sucede es que hay divisiones que a uno le resultan más simpáticas que otras.
Una de las cuestiones que aparecen en la discusión política es el desacuerdo sobre dónde está el poder. El Gobierno tuvo un apoyo en las urnas del 54%, tiene mayoría en el Parlamento, medios afines, gobierna 21 de las 24 provincias y neutralizó al poder sindical. ¿Se puede seguir diciendo, entonces, que el Gobierno no es el poder y que está en otro lado?
-No hay manera de ocupar un lugar neutral desde donde decir "el poder está acá". Yo puedo decir eso como sujeto político, pero no puedo decirlo como analista de los relatos. No hay un poder en el que todos están de acuerdo. Nadie dice políticamente "yo soy el poder". Todos dicen "yo me rebelo contra el poder". Tomemos el caso de los intelectuales kirchneristas. Ellos van a posicionarse como contestatarios de un poder que es el poder de las corporaciones y el conglomerado mediático, y los intelectuales antikirchneristas también se van a poner en una posición de ruptura, de contestación y disidencia de lo que ellos llaman "statu quo" o hegemonía política, en este caso kirchnerista. El poder no se puede presentar como una montaña que está ahí, y en la que todos estamos de acuerdo que está ahí. Cada uno construye un relato y pone el poder en algún lado. Es un tema de posicionamiento, y no hay manera de decir objetivamente "el poder está acá". Es la política la que va a definir dónde está el poder.
En los discursos de la Presidenta hay una evocación a Néstor Kirchner -con el uso del pronombre "el"- que parecería promoverlo como mártir y héroe de la política. ¿Coincide con esa lectura?
-Sí, hay una idea de convertir a Kirchner en prócer, pero esto no es un fenómeno exclusivo del peronismo. Todos los movimientos crean próceres, el problema siempre es "quién". Para algunos será Sarmiento, para otros será Rosas? Alfonsín mismo, alguien que insistió tanto en la cuestión institucional, aparecía como una figura carismática. Alfonsín elabora ese relato tan potente de "democracia o dictadura" en el 83, y que cohesionó a una sociedad muy diferente, desde la izquierda hasta la derecha. En el 83, en la Plaza de Mayo estaban desde la Ucedé hasta el MAS aplaudiendo el discurso de Alfonsín en el Cabildo. Y en el 87, con los levantamientos, fueron a la Plaza sectores de lo más heterogéneos, en defensa de la democracia. Ahí también había una mística.
Parece comprensible que, en plena transición democrática, Alfonsín haya diferenciado entre "nosotros y ellos" y haya identificado a quienes perpetraron el horror. ¿En qué medida la operación de "amigos y enemigos", hecha ahora, no potencia la enorme facciosidad de la vida política argentina?
-Amigos y enemigos es una división política que pierde este estatuto cuando se militariza, como ocurrió durante la última dictadura militar. Pongámonos de acuerdo en una cosa: hay una diferencia cualitativa entre lo político y "su continuación por otros medios", lo militar, que distingue a la última dictadura de cualquier otro gobierno llamado democrático. Incluso los medios de comunicación que ampararon, ocultaron y hasta justificaron ese exterminio de enemigos políticos, no pueden compararse con aquellos que, por más que se muestren parciales o, para sus críticos, tendenciosos, no alientan el exterminio de los adversarios. Dicho esto, muchas de las acusaciones que se le dirigen hoy al kirchnerismo también valdrían para el alfonsinismo, porque en aquella época también se compraron medios de prensa, como Tiempo Argentino y El Periodista; se levantaron programas de radio como el de [Eduardo] Aliverti, y se intentó controlar, por medios no siempre democráticos, espacios como la universidad, algo que conozco por experiencia personal. Yo creo que la crítica de las formas de llevar a cabo una política suele esconder la oposición a un contenido político que no puede explicitarse.
¿En qué sentido?
-Cuando Alfonsín protegió a los especuladores de la "patria financiera", negándose a tomar las medidas necesarias para terminar con procedimientos que permitían el enriquecimiento escandaloso de una minoría en detrimento de la mayoría de la población, los medios vinculados con esta "patria financiera" miraban para otro lado, y le criticaban, por ejemplo, el Plan Alimentario Nacional. Pero cuando el gobierno de Kirchner concede los planes trabajar o las asignaciones por hijo a una población devastada por aquellas políticas neoliberales, lo acusan de clientelismo. Una vez más, la forma, el "clientelismo", es una acusación que aparece cuando se trata de ciertos "clientes" y no de otros.
En estos meses se produjo una caída de las reservas y de la producción industrial, aumentó el riesgo país, se disparó el dólar paralelo, se sospecha de una importante fuga de capitales y hubo protestas en la calle. ¿Cree que el "relato" oficialista comienza a crujir desde lo económico? ¿La economía revela las grietas del relato?
-Los relatos políticos no se agrietan. Fíjese en el regreso de Domingo Cavallo. Fíjese, si no, en cómo ese mismo relato político está sumergiendo a la Unión Europea en la peor crisis de su historia, sin que sus principales líderes políticos lo cuestionen. Para eso existen, en parte, esos relatos: para atribuirle el fracaso de un proyecto a un enemigo. Si pensamos en los datos a los que se refiere, no me parece que por el momento minen la credibilidad del Gobierno. El aumento del riesgo país se disparó después de la nacionalización de YPF, y se trató de un castigo de las agencias de notación, que son todo menos neutrales.
Pero las reservas cayeron.
-Es cierto que las reservas "cayeron", pero este verbo no puede emplearse en el mismo sentido para la industria, porque esto significaría que la curva ascendente ahora es descendente, lo que no es cierto: según el propio Banco Mundial, las previsiones de crecimiento industrial para la Argentina serían este año del orden del 6%, lo que no significa una "caída", sino una "subida", por decirlo así, menos empinada. De todos modos, si lo comparamos con la mayoría de los países occidentales, se trata de un crecimiento notable, que hace soñar a más de un país "serio". El fenómeno del dólar en la Argentina, y la cuestión del control cambiario es otra de las cosas que resultan increíbles: en Europa, y más particularmente en Francia, tampoco pueden comprarse divisas extranjeras sin justificar la procedencia del dinero y sin presentar una declaración fiscal en orden. Lo sorprendente es que en la Argentina no se hubiese hecho esto antes. Estas medidas -la nacionalización de las empresas, el control cambiario y la presión tributaria- muestran, más bien, el fortalecimiento del proyecto gubernamental.

MANO A MANO

La conversación con Scavino se realizó en dos andariveles que él se encargó enfáticamente de diferenciar en cada una de las respuestas y posicionamientos: el registro meramente teórico y, por momentos, "aséptico" del análisis de los relatos, en donde se ubica como "lector" de los discursos políticos, y el del sujeto político, que se identifica con el universo de izquierda y explicita, desde ese lugar, adhesiones y afinidades con las políticas kirchneristas.
Instalado en Francia desde 1993, Scavino dejó la Argentina porque acá le resultaba difícil trabajar de su profesión. Partió por dos años, se quedó dos décadas y aunque admite que la fantasía del regreso siempre está presente, la situación familiar y los hijos nacidos allá hoy dificultarían el retorno.
A diferencia de los críticos del kirchnerismo, afirma que, desde afuera y a la distancia, la Argentina se ve mejor de lo que los argentinos piensan sobre sí mismos; y además valora cuestiones que están naturalizadas, como el hecho de que aquí nadie se atrevería a basar una campaña política en la discriminación y convertir eso en un relato político, como sí sucede en la política europea en general y la francesa en particular, en la que el ahora ex presidente Nicolas Sarkozy obtuvo el 48 % de los votos con una campaña política basada en la discriminación a los musulmanes.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1480386-los-relatos-existen-para-atribuirle-el-fracaso-de-un-proyecto-a-un-enemigo

sábado, 9 de junio de 2012

Monty Python sobre la Autoridad militar






Aprovechamos el blog para ilustrar un concepto que estamos discutiendo en un curso virtual sobre teoría política

viernes, 8 de junio de 2012

¿Ellos creen que soy Abogado?







Vaya uno a saber por qué, pero la audiencia de Reposo nos hizo acordar a esta película, especialmente a partir de 0:38 en el video. Se trata de "Trial and Error" (1997), en la que Michael Richards es un actor que tiene que hacerse pasar por un abogado en un juicio penal. No es cine artístico precisamente, pero es claro.