viernes, 21 de agosto de 2015

La Cadena Nacional y la Filosofía de las Ciencias Sociales




Si bien unos pocos han expresado su desagrado con las frecuentes alocuciones (si es que se trata de la palabra adecuada) presidenciales en ocasión de sendas Cadenas Nacionales, es innegable que las mismas son una fuente inagotable de verdaderos desafíos para quienes se dedican, por así decir, a la filosofía de las ciencias sociales.

En efecto, no hace mucho, en ocasión de una Cadena Nacional, la Presidenta de la Nación ensayó una explicación del advenimiento del nazismo en términos del Tratado de Versailles. Si bien es indudable que existió una relación de causalidad entre el Tratado de Versailles y el nazismo, la pregunta es cuál es el significado de la explicación presidencial. En efecto, hasta el mismísimo Leibniz habría estado en aprietos tratando de dar con la razón suficiente de la explicación presidencial. ¿Qué quiso decir la Presidenta?

Una primera hipótesis es puramente epistémica. En ocasión de una Cadena Nacional la Presidenta quiso expresar pura y exclusivamente su opinión sobre el surgimiento del nazismo. Nos da la impresión, sin embargo, de que la Presidenta adhiere a su vez a la tesis nietzscheana según la cual la historia es siempre historia del presente (por no decir producto de cierto interés), por lo cual la mención del nazismo en ocasión de una alocución presidencial no puede tener fines exclusivamente científicos, por así decir, sino que se trata de una referencia contemporánea, lo cual nos conduce a la siguiente hipótesis.

Una segunda hipótesis es la de la analogía. La Presidenta quiso comparar a las corporaciones, o a los enemigos del pueblo en general, con los poderes aliados que impusieron el Tratado de Versailles, y a Argentina con la Alemania de Weimar. Esta hipótesis tampoco parece ser viable, sobre todo si tenemos en cuenta que la Argentina de hoy está mejor que la Alemania de hoy (casi no hay indigencia, 5 % de pobreza, 32 % de clase media, 62 y pico % de clase alta: país generoso).

La tercera hipótesis es de naturaleza histórico-política con proyecciones jurídico-morales. Dado que es casi imposible mencionar siquiera al nazismo sin hacer referencia a la vez, v.g., al Holocausto, la explicación dada por la Presidenta no solamente pone en contexto el surgimiento del nazismo sino también al Holocausto, todo lo cual no hace sino multiplicar al infinito la curiosidad por la reflexión presidencial. ¿Quiso la Presidenta acaso entender al nazismo en términos de la famosa fórmula “X pero Y”? ¿Acaso el punto es que el nazismo fue atroz pero hay que entenderlo en contexto? ¿Podríamos decir otro tanto, v.g., con la última dictadura militar? Da la impresión de que semejante fórmula “X pero Y” corre el riesgo de ser redundante o peligrosamente contraproducente. Por suerte, no hace falta extenderse al respecto:  libertad o dependencia.

Finalmente, en su última alocución por Cadena Nacional, la Presidenta esgrimió una curiosa defensa ante la acusación de la oposición según la cual una agrupación kirchnerista es responsable de un homicidio de un joven jujeño de simpatías políticas opositoras. La respuesta presidencial fue la de argumentar que la ideología política del joven no es opositora sino oficialista. Aunque supusiéramos que semejante aclaración fuera verdadera (da la impresión, sin embargo, de que no lo es), sigue llamando poderosamente la atención.

En efecto, la respuesta “X es de los nuestros, no de Uds.”, niega la pertenencia de X pero no la acción; en todo caso la negación de responsabilidad ("nosotros no fuimos") depende de la negación de la pertenencia de X ("no es de los nuestros"). El punto presidencial, en resumen, es que “no tenemos nada que ver porque se trata del homicidio de uno de los nuestros, no de un opositor, y nosotros no matamos a los nuestros”. No parece ser una respuesta adecuada ante un homicidio, ya que en lugar de atacar la inmoralidad del acto (“prohibido matar”) se escuda en su irracionalidad (“¿qué sentido tendría matar a uno de los nuestros?”), como si la muerte deliberada de un miembro de la misma agrupación política fuera necesariamente irracional o directamente no fuera homicidio.

Ojalá que la Cadena Nacional continúe siendo una fuente inagotable de desafíos para el pensamiento.
   

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