lunes, 4 de noviembre de 2013

Primavera para Brienza

En una nota de hoy Hernán Brienza sostiene que la estrategia del Grupo Clarín respecto a la ley de medios representa el Curupaytí de Magnetto (click).

Incluso suponiendo que la metáfora es apropiada y que la tesis de la nota es correcta, nos llama poderosamente la atención el siguiente párrafo: "En la cabeza de muchos de los integrantes del Grupo, posiblemente, crean que cuando el kirchnerismo pase, Clarín quedará a la historia como el gran adalid de la Prensa libre. Nada más alejado de la verdad. El diario La Prensa, por ejemplo, no pudo evitar su decadencia luego del gobierno de Juan Domingo Perón, por ejemplo".

Si bien Brienza trata de defender a la democracia en contra de las corporaciones, en este caso trata de mostrar que la posición de Clarín es insostenible porque es irracional. Sin embargo el planteo de irracionalidad que Brienza le atribuye a Clarín trasluce una grave confusión conceptual por parte de Brienza.

En efecto, hablar de la "decadencia" de un diario es ambiguo. En primer lugar, puede ser que la decadencia en cuestión se refiera, por así decir, al vigor o poder del diario. ¿Se refiere Brienza al hecho de que a La Prensa le fue mal porque Perón la cerró? Si ésta es la posición de Brienza, y Brienza se considera peronista, es el primer peronista que se enorgullece de semejante hecho.

A ningún peronista le gusta que siquiera le recuerden la acción de Perón contra La Prensa, pero Brienza la reivindica (quizás esto prueba que Brienza no es peronista). Entendemos, ciertamente, que Brienza supone que la prensa libre es una contradicción en sus términos (su propia actividad periodística lo demuestra). Pero no podemos entender que Brienza crea que de ese modo defiende al kirchnerismo, y menos aún ante la opinión pública. Es como si un prestamista predijera que le va a romper las piernas a quien no le pagara la deuda. O aquel chiste judío en el que uno le dice al otro: "Me enteré de que se quemó tu negocio. Callate, la semana que viene".

La segunda alternativa gira alrededor de la idea de decadencia moral. ¿Será que Brienza acaso se refiere al hecho de que Perón estuvo bien al cerrar La Prensa dado que luego de haberla cerrado eso mismo provocó la decadencia del diario? Si ésta es la posición de Brienza, si infiere del mero hecho que X sea derrotado que X por lo tanto estaba equivocado, o al revés que X tenía razón porque había triunfado, es natural preguntarse qué habría dicho él sobre Alemania en 1941. De todas formas, nada le convendría a Clarín que lo comparen con La Prensa, en cualquiera de estos dos escenarios. Y la ley de medios, en lugar de ser su Curupaytí, sería precisamente su liberación de París.

Ojalá alguien pueda iluminarnos al respecto y sacarnos la duda. Mientras tanto, por alguna razón, la posición de Brienza nos hace acordar otra vez a aquella gran película de Mel Brooks, "Los Productores" o "Primavera para Hitler" (la original de 1968 con Zero Mostel y Gene Wildner, no la reciente "remake"), en la que un contador le hace saber a un productor fracasado de Broadway que podría hacer muchísimo más dinero con un fracaso que con un éxito vendiendo el 100 % de los ingresos del show a muchas personas, y luego quedándose con todo el dinero gracias al fracaso. De ahí que busca la peor obra (un musical llamado "Primavera para Hitler" en el que se cuenta el costado bueno de Hitler), con el peor director, los peores actores, hasta intenta sobornar al crítico del New York Times, para que la obra fracase. Pero la obra es tan mala que la gente cree que es una comedia y se convierte en un gran éxito, con lo cual los productores terminan en la cárcel. Aquí, la escena en que contratan al autor de la obra (ver por favor a partir de 37:20):




- Está usando un casco alemán.
- No digas nada que lo ofenda. Necesitamos esa obra.
- ¿Franz Liebkind?
- [con acento alemán] Nunca fui miembro del Partido Nazi, no soy responsable, sólo seguía órdenes. ¿Quiénes son Uds.? ¿Por qué me persiguen? Mis papeles están en orden. Amo a mi país adoptivo. ¿Qué quieren?
- Relájese Sr. Liebkind. No somos del gobierno. Vinimos a hablar con Ud. sobre su obra.
- ¿Mi obra? ¿Ud. quiere decir "Primavera para quien Ud. sabe?
- Sí.
- ¿QUÉ PASA CON ELLA?
- La amamos. Creemos que es una obra maestra. Por eso estamos aquí. Queremos producirla en Broadway.
- Oh alegría! Oh alegría de las alegrías! Sueño de los sueños! No lo puedo creer. Debo contarle a los pájaros. ¿Pájaros, escuchan? Voy a limpiar el nombre del Führer.
- Sr. Liebkind, por favor, la gente puede oírlo.
- Este no es un lugar para hablar. Vamos a mi departamento. Una ocasión así reclama schnapps.

- No mucha gente sabía que el Führer era un gran bailarín.
- ¿En serio? Nunca siquiera soñé que...
- Eso es porque Ud. fue engañado por la propaganda aliada. Decían mentiras, mentiras! Pero nadie nunca dijo algo malo sobre Churchill. Churchill, con sus cigarros, su brandy, su pintura podrida. Hitler, él sí que era un pintor: podía pintar un departamento entero en una tarde, dos manos.
- Exactamente por eso...
- Déjenme que les diga esto: Hitler era más apuesto que Churchill, contaba chistes más graciosos...
- Exactamente por eso... queremos producir esta obra, para mostrarle al mundo el verdadero Hitler. El Hitler que Ud. amó, que Ud. conoció, el Hitler con una canción en su corazón. Aquí, firme aquí. Haga realidad su sueño.
- Aquí está "Primavera para Hitler", sellada, firmada y entregada. ¿Qué te pasa?
- No me importa el acuerdo, no voy a usar este brazalete.


1 comentario:

  1. Puede que Brienza se equivoque al plantear el tema como una derrota personal de "La Prensa" a consecuencia de su confiscación durante el primer gobierno peronista. Me parece que la cuestión no puede limitarse a un medio de comunicación, sino que va mucho más allá y refiere a la libertad de prensa. Así "La Prensa" se constituye como una víctima más en esa larga lucha contra el poder de los gobiernos, lucha en la quedó casi herida de muerte, pero en general la situación de los medios mejoró, si bien existieron graves problemas durante los años 1973/1983,y la libertad de prensa, con luces rojas en el tablero, perdura en nuestros días.
    Algún crítico de Clarín diría que a "La Prensa" la obligaron a desinvertir a favor de "Clarín", y si bien no fue un proceso obligatorio, algo de eso existió, según nos lo recuerda Silvia R. Mercado, en la biografía de Apold.

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