«La causa victoriosa complació a los dioses, mas la vencida a Catón» (Lucano, Farsalia, I.128-9).
jueves, 22 de agosto de 2013
Con Maquiavelo no, Mocca
Edgardo Mocca, profesor universitario, columnista de Página 12 y panelista en 678, arremetió ayer de nuevo (lo había hecho en abril) contra Maquiavelo: "Una discusión más fructífera tendría que abandonar el territorio de jueza de un tribunal moral que adopta la autora del artículo. Tendría que preguntarse por la naturaleza de los procesos transformadores, por su historia nacional y mundial. Tendría que pensar en los liderazgos de esos procesos, sus alianzas, sus contradicciones, sus glorias, sus miserias y sus tragedias. Desde Maquiavelo (¡hace quinientos años!) podríamos saber que el líder transformador no es un reformador moral, no es un agitador de verdades sagradas ni un cultor de los buenos modales. Que su moral tiene eje en el bien de la patria. Podríamos saber que la política es la disputa del poder y ésta no ha sido nunca en la historia materia de monjes ni de almas bellas" (click) (sobre otros ataques de o relacionados con Mocca v.: idealismo o intereses, carta abierta). Nos vemos entonces en la obligación de defender a Maquiavelo de nuevo.
Es un grueso error atribuirle la idea a Maquiavelo de que su teoría de la virtud es compatible con la corrupción pública. En realidad, la teoría republicana sostiene que la corrupción es la falta de virtud. Precisamente, Maquiavelo desconfiaba de los gobiernos unipersonales porque promovían la corrupción del pueblo. Bajo gobiernos monárquicos la gente no sabe cómo gobernarse a sí misma, deliberar, ni defenderse de enemigos externos. El poder absoluto hace que la gente sea fiel al gobernante y no a la república, amén de que provoca la riqueza exagerada de los gobernantes. Y Maquiavelo, como republicano de ley que era, jamás habría tolerado que un funcionario se quedara con un solo centavo del erario público. Por supuesto, los republicanos de pura cepa, de la vieja tradición, siguen el viejo eslogan de salus publica suprema lex esto y saben que en casos de emergencia la salvación de la república es más importante que el interés privado. Pero habrían considerado un disparate que la salvación de la república exigiera la corrupción de los funcionarios.
Leamos a Maquiavelo, para variar: "[F]ue muy afortunada Roma, ya que sus reyes se corrompieron pronto y fueron expulsados antes de que su corrupción se contagiase a las vísceras de aquella ciudad. Y como ésta permanecía libre de corrupción, los numerosos tumultos que acaecieron en ella, encaminados a buen fin, no perjudicaron a la república, sino que la favorecieron. Y se puede llegar a esta conclusión: cuando la materia no está corrompida [la quale incorruzione], las revueltas y otras alteraciones no perjudican; cuando lo está [dove la è corrotta], las leyes bien ordenadas no benefician, a no ser que las promueva alguno que cuente con la fuerza suficiente para hacerlas observar hasta que se regenere la materia [se già le non sono mosse da uno che con una estrema forza le faccia osservare, tanto che la materia diventi buona], …” (Discursos sobre la primera década de Tito Livio, I.17).
Quien crea que para Maquiavelo, o para cualquier republicano, la corrupción es compatible con la virtud está severamente equivocado. Se trata de una contradicción en sus términos. La suma de todos los males para el republicanismo es la corrupción. ¿Habrá leído Mocca los Discursos de Maquiavelo? En todo caso, lo que Mocca puede haber leído alguna vez es que Maquiavelo en su libro de consejos para príncipes llamado precisamente El Príncipe le recomendaba a un príncipe, pero entonces no a un gobernante republicano, que tomara decisiones que podrían ser éticamente reprobables, como por ejemplo no cumplir con su palabra, o mentir, e incluso cometer homicidios, para mantenerse en el poder. Tales acciones podrían ser virtuosas en la medida en que contribuyeran a la conservación del orden. Pero en todo caso semejante consejo (a) jamás menciona siquiera la posibilidad de que el príncipe use el erario público como si fuera suyo y (b) provenía de Maquiavelo en su capacidad de asesor o de intelectual a sueldo, jamás de Maquiavelo como pensador político republicano.
Como ya hemos visto, lo que Maquiavelo habría recomendado sería regenerar la materia corrupta como primer paso hacia la salvación de la república. Jamás hacer la vista gorda ante la corrupción. A Mocca le va a costar encontrar algún pensador político de envergadura que aconseje algo semejante. Habría que ver si eso es lo que aconseja Mocca.
La importancia de la nota de Mocca es que reconoce la existencia de la corrupción en la esfera pública. Lo que intenta hacer es restarle importancia, acudiendo vanamente al pensamiento de Maquiavelo, como lo destacan las citas de este comentario. Algo se ha avanzado.
ResponderEliminarMuy buen punto, no se nos había ocurrido.
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