«La causa victoriosa complació a los dioses, mas la vencida a Catón» (Lucano, Farsalia, I.128-9).
sábado, 28 de junio de 2014
El Imperio contraataca (siempre)
Anónimx, en un comentario a la última entrada sobre el mordisco de Suárez y la previsibilidad del Imperio (click), hace referencia a una dimensión que no fue tratada a fondo en dicha entrada aunque sí sugerida. En efecto, Anónimx gentilmente nos recuerda, con razón, que la FIFA no ha castigado de manera ecuánime conductas iguales o peores que la de Suárez. Se trata de un punto de naturaleza moral y que está fuera del alcance de quienes hablan de la "moralina" o "moralidad barata" desplegada contra Suárez.
Ahora bien, aunque a Suárez le fuera mucho mejor en una discusión sobre la moralidad, por así decir, no sólo de su conducta sino la moralidad de las decisiones de la FIFA, subsistiría el hecho de que su conducta no sólo fue antireglamentaria, sino notoriamente irracional.
En efecto, incluso suponiendo o concediendo incluso que la de Suárez fue una gesta grande-patriótica revolucionaria contra las fuerzas del Imperio (como parecen creer muchos), la asimetría moral que jugaría en tal caso a favor de Suárez (por definición el Imperio representa al mal), no podría ocultar la asimetría o superioridad militar por así decir que jugaría en tal caso a favor del Imperio, y por lo tanto la conducta de Suárez le dejó servida en bandeja una inmejorable ocasión al Imperio para deshacerse de él. A Suárez ni siquiera le hicieron un control antidoping sorpresivo, sino que muerde a un rival por tercera vez en cuatro años consecutivos.
En otras palabras, Suárez en lugar de, v.g., comportarse estratégicamente haciendo una guerra de guerrillas, no hizo sino facilitarle el trabajo a sus enemigos. Fue precisamente eso lo que quisieron impedir teóricos como el Che, quienes dedicaron grandes esfuerzos a la elaboración de una teoría que no sólo mostrara la superioridad moral de su causa sino fundamentalmente una teoría que asegurara la victoria. De ahí que quienes defienden la misma causa que Suárez deberían ser los primeros en criticar la irracionalidad de su conducta, y por las mismas razones, los que defienden la causa contraria nunca podrán agradecerle lo suficiente por lo que Suárez hizo para ayudarlos. La irresponsabilidad de Suárez fue mayúscula.
Para citar a Perry Anderson en su legendaria discusión con Edward Thompson, "la estrategia sin moralidad es un cálculo maquiavélico, (...). La moralidad sin estrategia, ... sólo... una ética contra un mundo hostil, está condenada a la tragedia innecesaria: una nobleza sin fuerza conduce al desastre. Lo que el socialismo necesita hoy es realismo moral—con igual énfasis en ambos términos [moralidad y estrategia]". Sólo falta reemplazar a a Suárez por Allende o Dubcek para que la equiparación entre el fútbol y el anti-imperialismo sea total.
Efectivamente la actitud de Suárez fue absolutamente irracional. Acuerdo con usted en este punto. De todas maneras no podemos cargar en los hombros de Suárez la supuesta irresponsabilidad de actuar de forma tal de facilitarle las cosas al “Emperador”. Y esto por la simple causa que los poderes de facto (“la fuerza”) actúan independientemente de tener argumentos, excusas u oportunidades. Esto se puede apreciar en casi cualquier ámbito de la realidad, y siguiendo con una comparación con gestas patrióticas, sucede algo parecido en la actualidad en lo referente al problema de los fondos buitres y la deuda externa, te coj...si pagas y te coj...si no pagas.
ResponderEliminarAnónimx.
Puede ser. Quizás Suárez fue un héroe por haber mordido a Chiellini; una estampilla recordatoria podría rememorar el hecho. Y también puede ser que Uruguay, cumpliera o no con el reglamento, no podía pasar de ronda (a diferencia del Mundial anterior, que llegó bastante lejos para ser un pequeño país de la Patria Grande). ¿Pero no podría Suárez haberlos hecho transpirar, ganarse la plata por así decir? ¿Es más fácil entonces hacer una revolución que ganar un partido en un Mundial?
ResponderEliminarBueno, me parece que hay un fuerte significación asociada al héroe trágico que atraviesa todo el folclore futbolístico latinoamericano en general y rioplatense en particular. Basta ver el tratamiento dado a Suárez a su llegada a Uruguay. A veces ganar un partido de fútbol es toda la revolución que pueden esperar algunos pueblos.
ResponderEliminarPor supuesto. De todos modos, la gesta grande-patriótica terminó: http://mundial.telam.com.ar/notas/201406/69358-chiellini-acepta-las-disculpas-de-luis-suarez.html. Ningún prócer o héroe pide disculpas por lo que hace.
ResponderEliminarPor eso Maradona hay uno solo.
ResponderEliminarPor supuesto.
ResponderEliminarNo podría haber otro, ni siquiera en este país.
ResponderEliminarEspero que en cuartos no nos toque EE.UU., puesto que seguro que el juez va a ser Griesa.
ResponderEliminarNadie te obligó a jugar un mundial, dirían algunos comentaristas de los grandes medios
ResponderEliminarInteresante el ultimo comentario, casualmente el mundial no es el mejor ejemplo. Nadie podria quejarse que los partidos eliminatorios van a tiempo suplementario si hay empate en los 90 minutos (sin gol de oro), y luego a penales.
ResponderEliminarLas reglas son esas y cualquiera que entro al mundial las sabe. Quejarse despues es puro circo nomas.
De hecho, la idea según la cual no es obligatorio jugar el Mundial no hace sino reforzar la obligación de cumplir con las reglas si uno lo juega.
ResponderEliminarNo señores, el chiste es que justamente no hay tal rigurosidad de reglas, sino que las reglas son acomodaticias de acuerdo a las necesidades quien detenta el poder de turno. Quizás se podría argumentar, "bueno señor, si sabe como se manejan las cosas, para que juega?" Por que me revelo, porque me gusta, por lo que sea.
ResponderEliminarAnónimx
Ya que no hay reglas sino que sólo siguen al poder de turno, ¿por qué no empieza ganando Brasil 3 a 0 todos los partidos antes de que comience el partido? Anónimx, vas a disfrutar mucho esta historieta: http://existentialcomics.com/comic/35
ResponderEliminarSi el Imperio ejecutó a Suárez para favorecer a Brasil, no cabe menos que estremecerse con pensar solamente lo que le van a hacer a Zúñiga y al árbitro responsable por lo que sucedió.
ResponderEliminar¿Entonces hay reglas?
ResponderEliminarDepende.
ResponderEliminarDepende de lo que entendamos por regla. Deberíamos intentar ponernos de acuerdo sobre este punto. Pero estoy seguro que es mas divertido hablar de fútbol cada uno con sus supuestos. Quien sabe si alguna vez esta disciplina logre iluminar algún concepto de la Filosofía del Derecho.
Es curioso. Dudamos de la existencia de las reglas del fútbol, pero no de las reglas morales que denuncian cómo el poder de turno manipula a su favor algo de cuya existencia dudamos.
ResponderEliminarBueno, justamente la manipulación de lo que desde algún punto de vista puede suponerse como regla, es lo mismo que pone en suspenso, por lo menos su consistencia ontológica, lo mismo puede decirse con respecto a la moral. Distinto sucede en otros ámbitos, donde parece que podemos arribar a un consenso mas exacto sobre el significado de reglas. Algunos dicen que mientras las condiciones físicas obligan a los agentes, o los obliga a comportarse de tal modo, no parece que suceda lo mismo en el ámbito de las ciencias humanas.
ResponderEliminarPero si también dudamos de las reglas morales, no tiene sentido preocuparnos por si el poder manipula lo que fuere, no sólo las reglas del fútbol.
ResponderEliminarLa duda es lo que las vuelve interesante y puede generar polémica sobre su existencia, cumplimiento u obligación. Ese margen gris posibilita el debate sobre su arbitrario comportamiento. No veo como se podría generar un debate similar a la polémica futbolera en torno a la regla de tres simple. O dicho de otra manera, dudo realmente que partiendo de un debate acerca de la regla de tres simple nos encuentre hablando de la mordida de Suárez.
ResponderEliminarQue el poder las manipule, es lo que nos hace dudar de su existencia, integridad, o lo que sea. Quizás todo el problema resida en que tenemos la misma palabra regla para varios ámbitos. Parece ser que las reglas físicas y matemáticas no son tan fáciles de manipular, aunque viendo jugar a Messi nos haga dudar de esta hipótesis.
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