martes, 26 de noviembre de 2013

Democracia y Derechos: ¿la cópula es especificativa o redundante?





Hoy en Página 12, el profesor Guido Croxatto en una nota algo telegráfica defiende la existencia de una conexión entre democracia y derechos, aunque no queda del todo claro cuál es la naturaleza de la conexión.

A primera vista, la tesis parece ser que "A más derechos, más democracia", con lo cual la conexión es de cantidad, o sobre los efectos empíricos de la democracia por así decir. Sin embargo, si tomáramos este camino cuantitativo, probablemente el régimen político actual en Cuba sería democrático, a pesar de que no hay competencia electoral en sentido estricto (o como dice el viejo chiste al respecto: se vota por "sí", que se queden, o por "no", que no se vayan). Por lo tanto, un régimen autocrático sería democrático si concediera muchos derechos, y cuanto más derechos concediera, más democrático sería, a pesar de que gobiernan siempre los mismos.

Por otro lado, la nota sostiene que "La línea que separa un objeto de un sujeto de derecho (es decir, un objeto de una persona) es la línea esencial que define a la democracia", con lo cual la conexión no es cuantitativa sino cualitativa por así decir. No es el grado de democracia lo que está en juego, sino la esencia misma del régimen, de tal forma que hablar de democracia y de derechos sería redundante. La democracia se caracterizaría por ser el régimen que concede o reconoce derechos. En efecto, la nota sostiene que "la esencia de la democracia" consiste en "ir reconocimiento siempre más –nuevos– sujetos de derecho. No negarle a nadie su calidad de persona".

Si ésta fuera la tesis central de la nota, entonces no podría explicar el autor el hecho de que la conexión entre democracia y los derechos no es conceptual sino esencialmente histórica. La democracia y los derechos habían tomado caminos claramente separados desde sus inicios (griego y romano respectivamente) hasta por lo menos fines del siglo XVIII, tal como nos lo recuerda, v.g., Raymond Geuss. Sostener que están conceptualmente ligados implicaría desconocer tanto a la democracia como a los derechos.

Quizás la confusión provenga del uso actual de "democracia" y cognados como equivalente a "está bien" o "es moralmente correcto" (por no decir "es lo que creemos nosotros"), a pesar de que no todo lo que es democrático por eso es moralmente correcto, ni todo lo que es moralmente correcto por eso es democrático (no hace falta aclarar que no todo lo que uno cree es por eso mismo democrático).

Es obvio que Atenas tenía un régimen democrático, si no es que inventó el negocio por así decir. Pero sería absurdo creer que su régimen político democrático no le negaba a nadie su calidad de persona (hace muy poco hablamos precisamente de la esclavitud: click). Da la impresión de que el autor mismo se dio cuenta del punto mientras escribía la nota, y por eso, en medio de la nota, deja la tesis cualitativa y regresa a la cuantitativa de la conexión entre democracia y derechos al decir: "La democracia avanza cuando empieza a ver sujetos (así se abolió la esclavitud, los esclavos eran vistos como cosas y una cosa no tiene derechos, pero llegaron a ser personas, sujetos de derecho civil)". En otras palabras, la democracia no consiste en, v.g., reconocer sujetos, sino que avanza cuando reconoce sujetos. Pero el autor olvidó entonces decidirse por una de las dos tesis.

Por otro lado, es difícil de explicar por qué el autor cree que "Ya los griegos lo decían: la democracia es la práctica pública (la virtud) del humanismo", ya que el humanismo en el mejor de los casos es una creación renacentista, por lo cual a menos que creamos en la prolepsis o en el carácter retroactivo de la cultura, mal pudo la democracia griega haber conocido el humanismo.

En realidad, da la impresión de que si bien la nota se refiere a "estos treinta años", los ejemplos que da ("La legislación del derecho a la memoria fue un paso decisivo, ... la ley de identidad de género, la ley de matrimonio igualitario y la importantísima ley de salud mental (pero también el desendeudamiento externo, la relación más crítica con las instituciones financieras internacionales, la recuperación de recursos naturales, la integración regional, la reivindicación de una parte que había sido negada de la historia) reconocen como sujetos, como otros con derechos, a personas que antes eran negadas, encerradas y tratadas no como sujetos con dignidad, sino como objetos sin voz") sugieren que en lugar de ser una discusión sobre la cópula entre la democracia y los derechos, se trata de una defensa del Gobierno.

Por supuesto, no tiene nada de malo defender al Gobierno. Sin embargo, dado que toda defensa depende considerablemente de la claridad argumentativa y de los argumentos empleados, la nota no parece cumplir adecuadamente con su propósito.


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