martes, 20 de noviembre de 2012

La Formación de Conceptos en Ciencias sociales


Varias voces kirchneristas, incluyendo la de la Presidenta de la Nación tweet mediante, están haciendo referencia a un reciente informe del Banco Mundial para indicar la duplicación de la clase media en Argentina en el período 2003-2009. Como muestra, baste el muy reciente y siguiente botón. Hoy, Luis Bruschtein comienza su nota en contra del paro en Página 12 diciendo que "El Banco Mundial, cuyos técnicos no son muy amigables con la heterodoxia económica del Gobierno, acaba de difundir un estudio donde informa que en esta década, a pesar de la inflación y de cualquier otra penuria que se pueda alegar, la clase media se duplicó en Argentina" (click).

El kirchnerismo tiene razón, creemos, al señalar que el Banco Mundial, por así decir, no es el INDEC. Sin embargo, de ahí no se sigue que todo lo que dice el Banco Mundial sea palabra santa y mucho menos pueda ser usado en defensa del kirchnerismo. En realidad, las conclusiones que se extraen respecto del crecimiento de la clase media sobre la base del último informe del BM dependen de lo que el BM entiende por "clase media". Y aquí entramos en el pedregoso terreno de los conceptos en ciencias sociales. La boutade de Nietzsche sigue siendo relevante: sólo es definible aquello que no tiene historia, de ahí que exista una definición de triángulo pero no, por ejemplo, de Cristianismo. Sin embargo, a pesar de que no hay en sentido estricto definiciones en ciencias sociales, sí existen conceptos que pueden ser más o menos útiles. Ciertamente, estas caracterizaciones a menudo son verdaderas estipulaciones ya que no son descripciones neutrales sino que incluyen cierta valoración, tal como Max Weber lo indicara famosamente hace tiempo. Para determinar la utilidad del concepto hay que ver adónde nos conduce su uso, y el caso de la concepción de clase media empleada por el BM es un excelente ejemplo. Según el BM la clase media comienza, por así decir, con un ingreso de 10 dólares por día, y se extiende hasta los 50 dólares por día. En otras palabras, para el BM, a unos 5 pesos por dólar, alguien que gana 1500 pesos por mes es de clase media (creemos que la cuestión no cambia con un dólar a 6 pesos).

La inexorable y no menos increíble conclusión es que podemos inferir según un informe reciente de Revista XXIII que en Argentina existen cartoneros de clase media (recordemos que la actividad cartonera fue un producto de la política menemista, pero que ningún gobierno posterior ha logrado revertir). En efecto, según esta revista, "Los cartoneros formalizados tienen un incentivo laboral de 1.100 pesos a cambio de cumplir normas como no trabajar con chicos y dejar la zona de trabajo limpia. El sueldo del recuperador se conforma con ese incentivo sumado al material que vende, que semanalmente ronda los 400 pesos" (click). Además, alguien que recibiera cincuenta monedas de un peso por día en la calle delante de una Iglesia, supongamos de manera sostenida, entonces se convertiría en un miembro de la clase media según el estándar del BM, en cuyo caso en Argentina puede haber gente que vive de la limosna y es de clase media. Estamos a un paso de la extraordinaria contradicción: pordioseros de clase media. Todavía no salimos del asombro que alguien crea que hay gente de clase media que no tiene trabajo, no paga impuestos, vive de lo que el Estado puede ofrecerle. No vamos a referirnos al caso de los cuidacoches, ya que según este estándar Argentina podría llegar a tener cuidacoches ABC1 sobre todo los días de recitales en River o superclásicos.

Nótese que el problema de la caracterización del concepto de clase media es independiente de su valoración. Alguien puede ser comunista o capitalista, enemigo jurado de la clase media o su más ferviente admirador, pero ninguna de estas actitudes, puede afectar a la absurdidad de creer que la clase media comienza a los 50 pesos por día. No vamos a entrar en el detalle de qué puede hacer alguien con cincuenta pesos por día, porque eso sería ir en busca de una risa fácil.

Lo que no da risa es que haya gente que incluso ocupa cargos públicos de suma importancia pero que ha perdido, por lo menos, el sentido común. Algo habíamos mencionado sobre cómo el kirchnerismo, como las ideologías en general, funciona de manera coherentista y eso explica su permanencia (y no hay que olvidar la inexistencia de oposición a este respecto) a pesar de que sus fundamentos son endebles (click). Quizás una conclusión sea que no existen fundamentos. Sin embargo, el siguiente sketch de Monty Python ("Four Yorkshiremen"), como suele pasar, es mucho más serio sobre el uso de conceptos como el de clase social, y en contraposición al Banco Mundial, y a la alegría kirchnerista que despertó, aporta un mínimo de sentido común.



6 comentarios:

  1. Profesor, quisiera aclararle que la información que usa el BM para la elaboración de sus estadísticas sobre América Latina están tomados de la SEDLAC, una base de datos de un organismo dependiente de la Universidad de La Plata. A su vez, los datos que este organismo toma para analizar la situación socioeconómica en Argentina son, en última instancia, los datos de la EPH del INDEC.

    Lo que usted dice sobre el concepto de clase media es correcto (una razón más para preferir el "enfoque de las capacidades" de Amartya Sen cuando discutimos cuestiones de justicia) pero sigue siendo irrelevante si se toma en cuenta que el fraude estadístico generalizado en nuestro país.

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    1. No nos queda clara la irrelevancia.

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    2. Aunque sí queda claro que el kirchnerismo burdamente pasa por alto que el BM trabaja con las estadísticas del INDEC.

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    3. En realidad, la teoría del bienestar de Sen es básicamente la aristotélica.

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  2. También es indudable que en estos nueve años la clase media se ha estabilizado y ha crecido de una manera asombrosa.
    Recuerdo aquella categoría sociológica de los "nuevos pobres" para referirse a la clase media venida a menos, hoy en día prácticamente inutilizada.

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    1. Suponemos que el comentario se refiere a la clase media en sentido estricto, no a la que menciona el Banco Mundial.

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