viernes, 20 de julio de 2012

Siempre se puede estar peor




Mientras leemos a Lon Fuller, The Morality of Law, para escribir un paper sobre un libro que se basa en Fuller, justo encontramos leibnizianamente un ejemplo curioso que Fuller usa en defensa de su teoría de la moralidad interna del derecho. En el capítulo final, "Una réplica a mis críticos", agregado en la segunda edición de 1969, Fuller cuenta que a comienzos de los años sesenta, "el problema de los delitos económicos (incluyendo transacciones ilegales en monedas extranjeras) había claramente alcanzado tales proporciones en Rusia que las autoridades soviéticas decidieron que drásticas medidas en su contra eran necesarias. De manera acorde, en mayo y julio de 1961 se sancionaron leyes que sometían tales delitos a la pena de muerte. Estas leyes fueron entonces aplicadas retrospectivamente y hombres condenados fueron muertos por actos que, aunque no eran legales cuando los habían cometidos, no estaban sujetos entonces a la pena de muerte" (p. 202; en la nota, Fuller refiere a un artículo de un joven Harold Berman sobre el tema, creemos el mismo que luego escribiera el celebrado: Law and Revolution. The Formation of the Western Legal Tradition). Fuller cuenta que los abogados soviéticos en general estaban en contra de esta política, entre otras cosas porque ponía en cuestión la posibilidad misma de obedecer al derecho. A veces nos quejamos sin saber la suerte que tenemos. Podemos comprar dólares a pesar de que está prohibido hacerlo, los podemos comprar en plena calle, en la misma cuadra del Banco Central, e incluso el gobierno, a pesar de que solemos achacarle lo contrario, muestra su predisposición al diálogo con quienes están en desacuerdo al negociar con los que violan sistemáticamente la prohibición de operar con divisas al venderlas en el mercado paralelo.  



- Qué trabajo asqueroso!
- Podría ser peor.
- ¿Cómo?
- Podría estar lloviendo.


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