jueves, 7 de junio de 2012

Cacerolazos humeanos en Belgrano





La teoría humeana del yo como un fárrago siempre estuvo expuesta a una objeción kantiana letal: no tiene sentido hablar de experiencias o estados mentales sin suponer que existe un sujeto que las tiene. Como dice Simon Blackburn, la teoría humeana es como la sonrisa del gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas: una sonrisa que permanece cuando el gato desaparece. Bueno, eso fue hasta hoy. A partir de ahora los cacerolazos en Belgrano muestran que Hume tiene razón: hay cacerolazos sin gente que golpee las cacerolas en la calle. Aunque seguro no faltará quien alegue que la gente cacerolea desde los balcones o por la ventana.

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